Columnistas
Panorama Político
05/08/2018

Ojo al reciclado

Ojo al reciclado | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En Neuquén, el poder ha pasado en los últimos 55 años casi exclusivamente por el MPN, y aunque existieron retadores que llegaron a poner a esa fuerza en aprietos, como Oscar Massei y “Pechi” Quiroga, el viejo partido ha mantenido el invicto, entre otras razones porque se supo reciclar.

Héctor Mauriño

[email protected]

Como otros partidos hegemónicos que gobernaron durante mucho tiempo, el MPN es capaz de generar en su interior una alternativa opositora que el resto de las fuerzas políticas, sea por falta de voluntad de poder o porque están muy cómodas así, son incapaces de crear desde afuera.

De esta forma el MPN puede ser oficialismo y oposición al mismo tiempo y aunque esa situación no se verifica en forma permanente, porque a lo largo de la historia existieron liderazgos durante largo tiempo indiscutidos, cuando ocurre -como está pasando ahora, con la puja entre Figueroa y la dupla Gutiérrez-Sapag- se genera una gran virulencia, porque lo que se está discutiendo es el poder ‘en serio’.

Esa lucha de poder se ha verificado en varias oportunidades a lo largo de la historia, como cuando el salvatorismo intentó despegarse sin mayor éxito del felipismo; cuando Sobisch desafió a Felipe Sapag y viceversa (y de nuevo al revés); y cuando Jorge Sapag se abrió de Sobisch para emprender la marcha a pie en pos de su propio liderazgo, el último y hasta ahora casi indiscutido en el partido provincial desde 2007.

El meridiano del poder en esta provincia, ha pasado en los últimos 55 años casi exclusivamente por el partido provincial y aunque existieron retadores que llegaron a poner en aprietos al oficialismo, como es el caso de Oscar Massei y de “Pechi” Quiroga, el viejo partido ha mantenido el invicto, entre otras razones porque se pudo reciclar.

Cuando Sobisch desafió a Felipe Sapag en 1991, bien que con el apoyo del sector de ‘la familia’ liderado por Elías Sapag, el entonces ex intendente de Neuquén desafió el orden interno y logró encarnar lo nuevo, al punto que obtuvo un respaldo indiscutido inclusive por fuera de su partido.

Por entonces Salvatori, que venía de ver como se le licuaban los recursos presupuestarios por efectos de dos golpes hiperinflacionarios y de soportar la prolongada toma de la Casa de Gobierno por parte de los trabajadores de Salud, encarnaba el statu quo. Defendía a ultranza la “gobernabilidad” expresada poro entonces en el sistema de representación de mayoría y minoría en la Legislatura.

Sobisch, en cambio, logró encarnar el desafío de la proporcionalidad por el sistema D’Hondt; una mayor participación de los gremios en la conducción de la obra social provincial, y otras promesas renovadoras que le valieron el respaldo de las mayorías dentro y fuera del partido.

Cuando llegó al despacho de la calle Rioja concretó algunas de las promesas, que luego haya tomado un rumbo distinto es otro tema, pero en aquel momento encarnó el cambio.

Desde luego, aún en un partido que gobierna en forma casi vitalicia como es el caso del MPN, no alcanza con la voluntad de encarnar el cambio para obtener el respaldo de la sociedad. Ese cambio tiene que ser necesario y convertirse en un clamor. Además tiene que haber crecido el descontento. De lo contrario los ciudadanos se inclinarán siempre por mantener las cosas como están.

Por ejemplo, en 1999 Sobisch pudo ganarle a Sapag la interna porque los neuquinos venían de sufrir una baja de sus salarios a través del recorte del plus por zona desfavorable (algo que no debería olvidar Neuquén ahora que Macri intenta hacer lo mismo) y otros ajustes. Pero luego estuvo cerca de perder la gobernación frente a Massei. Tal era el grado de desencanto y ofuscación de la gente con el partido provincial.

Otro ejemplo, fue el de Jorge Sapag en su campaña del 2007. Cuando se produjo el asesinato de Fuentealba, era tal la indignación de la sociedad con el sobischismo, que si el hijo de don Elías no hubiera suspendido la campaña y se hubiera declarado de duelo, dejando al gobernador en la más absoluta soledad, muy probablemente habría perdido la batalla frente a Quiroga.

El MPN no es infalible ni imbatible, pero sabe reciclarse cuando hace falta y muchas veces, hay que decirlo, no es solo porque genera su propio relevo sino también porque lo ayudan desde afuera. No es casual que en distintas oportunidades el partido gobernante financie y auspicie a una parte de la oposición, tal como lo hizo durante más de 70 años el PRI en México.

Casi siempre también, se produzca o no el reciclado, el telón de fondo de las coyunturas críticas que debe atravesar el partido provincial tiene que ver, mal que les pese a los defensores de la teoría de “la isla”, con el escenario nacional. Son ejemplos las hiperinflaciones del 1989 y 1990 y la debacle económica y social del 2001.

Por eso, aunque la provincia no está exactamente en crisis, por el contrario en buena medida se han multiplicado sus recursos por efectos de la brusca devaluación y el aumento de los hidrocarburos, convendría a los interesados de adentro y afuera del MPN tomar nota del brutal deterioro económico y social que en sólo dos años y medio ha logrado provocar en el país el gobierno de Cambiemos.

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]