El gobierno provincial apuesta a que el costo político de haber ayudado a aprobar el perverso ajuste de Macri a los jubilados será relativamente bajo, en primer lugar porque piensa que la mayor parte del espacio político del MPN está constituido por afiliados al ISSN, y en segundo término porque confía en la frágil memoria del electorado.

Al parecer está persuadido también de que el pragmatismo con que se ha gobernado la provincia durante más de medio siglo, bajo gobiernos de todos los colores políticos, ha terminado por ganar a una parte de la sociedad, que acepta de buen grado una suerte de toma y daca menudo de principios en la relación con Nación.

De otra forma no se explicaría que no haya salido a desmentir supuestas concesiones conseguidas por consentir lo que a ojos vista  constituye un despojo vergonzoso, inspirado en lineamientos opuestos a los de un partido que se sigue reivindicando popular, federal y con sensibilidad social.

Demás está decir que es una jugada peligrosa. Que no todos los que aprueban que el MPN siga gobernando son afiliados del Instituto de Seguridad Social; que la memoria del electorado no es tan frágil cuando se trata de algo que afecta ostensiblemente sus intereses; y que no todos los neuquinos son pragmáticos incurables; por el contrario muchos, muchísimos, tienen sobrada conciencia y valores arraigados.

También, habrá que señalar que ninguna de las tres lecturas que alivian la conciencia oficial se verificará en la práctica si los resultados del descalabro macrista son lesivos para las mayorías. Si a consecuencia de políticas de eutanasia social como la “reforma previsional” crecen los sectores desplazados y con ellos las protestas, y la discordia entre argentinos y, claro, también entre neuquinos.

Por lo pronto, el voto disciplinado al ajuste jubilatorio ha reavivado la llama de la puja interna en el partido provincial. El senador Guillermo Pereyra disparó con munición gruesa al señalar que sintió “vergüenza ajena” por el voto de “Chani” Sapag, y hasta tiró contra el propio Gutiérrez al plantear que le dio “pena ver sentados a los gobernadores disciplinadamente, poniendo la trucha” en lugar de “defender los intereses de sus provincias”.

Aunque su ofensiva duró poco -al día siguiente volvió atrás y pidió disculpas a la diputada, al gobernador y al presidente-, lo suyo no contribuyó a pacificar los espíritus en la disputa por los espacios de poder prematuramente instalada de cara al 2019.

El vice Figueroa fue más diplomático pero no menos corrosivo. En un brindis por fin de año realizado en la Legislatura lanzó una crítica elíptica a “Chani” Sapag, al afirmar que le “encanta escuchar a los representantes políticos siendo nobles a quienes les han encomendado el mandato”. Remató con un “es importante en la función pública que absolutamente nadie cambie sus ideales”.

Es un secreto a voces que, en privado, “Rolo” ha encontrado en el voto de “Chani” Sapag al ajuste jubilatorio la mejor justificación para su cuestionada negativa al pedido de encabezar la lista de candidatos formulada por Gutiérrez y Jorge Sapag. “Lo hubiera hecho quedar muy mal al gobernador”,  dicen sus íntimos que fue su reflexión de estos días.

Para el sector sapagista, los filosos dichos de Figueroa “terminaron de minar la poca confianza” que, a esta altura de los acontecimientos, les inspiraba el vicegobernador.

Si es que finalmente Figueroa decide no presentarse por su propia cuenta, puede ser que estos últimos intercambios de fusilería terminen por cerrarle definitivamente la puerta a una eventual reedición de la fórmula con Gutiérrez.

Por otra parte, si es que alguna vez la lista Azul evaluó la alternativa de levantar la fórmula Gutiérrez-“Chani” Sapag, a partir de ahora tendrá que tener en cuenta que el apellido más ilustre de la prosapia emepenista puede no haber salido indemne de la votación de esta semana en la Cámara de Diputados.

Se verá.