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El MPN se agita en medio del mal trance provocado por la derrota en las PASO frente a Cambiemos. Ya se sabe: las victorias tienen mil padres y las derrotas son huérfanas; las primeras unen, las segundas dividen.
Ocurre que en el oficialismo neuquino el resultado de las primarias fue una sorpresa. Hasta último momento los estrategas partidarios creían que su candidata se impondría al de Cambiemos por 5 o más puntos, y como se sabe no fue así.
A la reunión realizada hace una semana para analizar los resultados del 13 de agosto y diseñar una estrategia de cara al 22 de octubre, asistieron todos los dirigentes de peso del partido, incluidos el gobernador Omar Gutiérrez, el vice Rolando Figueroa, el líder de la lista Azul, Jorge Sapag y el senador y gremialista Guillermo Pereyra, quien según trascendió llegó tarde y se fue temprano.
Figueroa no habló, Gutiérrez lo hizo poco y Sapag se despachó con un largo discurso sobre las recomendaciones del gurú macrista Jaime Durán Barba que tomó de su libro “El arte de ganar”.
Si para algunos fue oportuno, porque nada es mejor que conocer la estrategia del adversario, y para otros se trató de una forma diplomática de decirle al partido que debe modernizarse o prepararse para seguir cediendo espacio, para otros no sonó muy bien que un político como Sapag, ducho en el ajedrez electoral, acudiera a recetas ajenas.
A parecer Pereyra, que viene de pasar por una delicada intervención quirúrgica, se fue antes de que terminara el cónclave no sin antes deslizar una ironía sobre la clase magistral de Sapag.
El “Caballo”, quien asegura que se plegó a la estrategia de la lista Azul en pos de una unidad partidaria que garantizara el triunfo electoral, no estaría conforme con el resultado obtenido en las PASO. Tanto es así que en rueda de amigos habría insinuado la posibilidad de volver a jugar con su lista -la Celeste y Blanca- de cara a los desafíos electorales que se planteen de octubre en adelante.
En realidad, los distintos pases de factura por los resultados del domingo 13 no necesariamente son explícitos. A veces asumen formas elípticas, pero dan cuenta de cierto malestar por el rumbo político entre los que ‘cortan el bacalao’ en el partido.
Así, por ejemplo, el miércoles se conoció un pronunciamiento de Figueroa sobre el perjuicio que significaría para la provincia que Buenos Aires lograra descongelar los recursos del Fondo de Reparación Histórica del Conurbano.
La medida que impulsa la gobernadora Vidal con el apoyo de Macri impactaría negativamente en el tesoro y en los municipios neuquinos, y Figueroa se adelantó al gobernador en hacer una advertencia al gobierno nacional. Ese mismo día, como para completar el cuadro, el vice le hizo una visita de cortesía a Pereyra en su búnker de la calle Santa Cruz.
Gutiérrez salió también a plantear, de manera inmediata, su oposición a la jugada del tándem Vidal-Macriy anticipó que dejará sentado su rechazo al descongelamiento del Fondo del Conurbano en una reunión de gobernadores que se realizará el miércoles en Buenos Aires. Pero su reacción no pudo ocultar del todo que Figueroa había tomado la delantera.
Las relaciones entre el vice y el gobernador nunca fueron del todo armoniosas, pero al parecer han empeorado a partir de la cuestión electoral.
Desde la perspectiva de Gutiérrez y aún del propio Sapag, la negativa de Figueroa a encabezar la lista de candidatos fue un error. Y ya se sabe que los errores de alguna forma se pagan.
Pero entre los íntimos del vicegobernador tienden a interpretar que la idea de convertirlo en candidato no era del todo desinteresada. Recuerdan la jugada de Sobisch, cuando se deshizo del entonces vice Felipe “Pipe” Sapag, mandándolo al Senado.
Por eso a la luz de los resultados de las PASO, en los que a pesar de que la precandidata Alma “Chani” Sapag fue la más votada se perdió frente a Cambiemos, no han contribuido a pacificar los ánimos emepenistas sino en todo caso a lo contrario.
Para el sector del oficialismo que piensa como Figueroa, el gobernador está muy pegado al gobierno del Pro, y a pesar de que no discute el dogma empenista de buena vecindad con las administraciones federales, considera que la campaña debería haber sido más crítica hacia un gobierno que, como es el caso de Cambiemos, ofrece incontables aristas.
Según se supo también, este sería uno de los cambios adoptados para la campaña para las legislativas: endurecer la postura frente a los competidores, fundamentalmente contra Cambiemos.
El giro sería del agrado de “Chani” Sapag, quien a pesar de que valora los réditos del vínculo entre Gutiérrez y los funcionarios de Cambiemos, se considera peronista y como tal no oculta su aversión por los alardes antipopulares del macrismo.
Los cambios incluyen un cambio en el manejo comunicacional de la campaña, que hasta ahora estaba en manos del titular de Prensa de la Legislatura, Juan Manuel “Juanchi” Sandoval, un hombre que cuenta con el respaldo de Figueroa y de Pereyra. Lo reemplazarían Sebastián Caldart, ex funcionario del gobierno de Sapag y hombre de su estrecha confianza, y el subsecretario de Prensa del Ejecutivo, Pedro “Pancho” Salvatori.
Como telón de fondo de este escenario, discurre la puja entre el MPN y Cambiemos de cara a la gobernación en 2019. Es que en el oficialismo neuquino se toman muy en serio la posibilidad de que si el macrismo repite o mejora los resultados de agosto, se sentirá envalentonado para emprender la carrera por la gobernación.
Descartan que de ser así el candidato será Quiroga -el único radical con votos por estas latitudes- y se inquietan por el rol que puede jugar Ramón Rioseco.
Como no ignoran que la cosecha de votos del partido provincial es cada vez más magra, trabajan en una estrategia que les permita recuperar espacio de cara a octubre, única forma de llegar enteros al desafío que plantean los dos años venideros.
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