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Panorama Político
27/08/2017

Adulterar el presente

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Con la sustracción del resultado de la provincia de Buenos Aires del conocimiento público, el macrismo ha roto el contrato implícito entre las fuerzas políticas y ha echado una sombra de duda sobre el tenor de la democracia argentina.

Héctor Mauriño

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El gobierno de Cambiemos no sólo miente, oculta y tergiversa los hechos con la ayuda de los medios concentrados que colonizan la subjetividad de aquellos que los aceptan dócilmente, sino que al parecer ha comenzado a creerse la ‘posrealidad’ que se inventa.

Un caso concreto son las PASO del pasado 13. Cualquier observador prevenido sabía que la prensa canalla iba a poner el acento en el aspecto que más beneficiara a sus socios del gobierno. Es decir, si es un hecho que el distrito donde se jugaba la pelea de fondo era la provincia de Buenos Aires, era esperable que en lugar de ello se hablara del resultado en otras provincias.

Lo que nadie podía imaginar -cada día el macrismo fuerza el límite de lo posible- es que habría una descarada manipulación de los resultados. Que no sólo se elegiría subrayar lo menos importante, sino que además se iba a sustraer del conocimiento público lo más importante: que Cristina Kirchner había ganado en el distrito más poblado e importante del país.

Con esta conducta temeraria el oficialismo ha roto el contrato implícito entre las fuerzas políticas y ha echado una sombra de duda sobre el tenor de la democracia argentina, porque está visto que no sólo gobierna para su clase en perjuicio de las restantes, mantiene presos políticos y desaparece personas, sino que además ha puesto en práctica una nueva versión del ‘fraude patriótico’.

Hay que decirlo, esta especie de mutación política que es el macrismo, ha trascendido los límites del conservadurismo liberal generalmente radical, para convertirse en una derecha inescrupulosa y corrupta, sedienta de poder y de lucro mal habido. Una derecha que ha superado uno de los cometidos más importantes de la oligarquía argentina, el de tergiversar la historia, para pasar a adulterar también el presente.

Entusiasmada acaso por ese fenómeno de hipnotismo social que produce, esa derecha ha comenzado a creerse sus fabulaciones. No piensa que ha mentido y ocultado en beneficio propio sobre el resultado de las elecciones, piensa que realmente ganó.

A pesar de que los datos de la realidad demuestran que en la mayoría de las provincias perdió y el 70% del electorado le dio la espalda, piensa empero que puede profundizar su ajuste impiadoso y ya tiene allanado el camino para el 2019.

Un ejemplo de esto es lo ocurrido en Neuquén, donde Cambiemos apenas si colectó más votos que sus competidoras, entre otras cosas porque el peronismo kirchnerista fue a las urnas dividido y porque el MPN es un partido de distrito, que siempre lleva las de perder en las elecciones donde no se juega el destino de la provincia.

Así, aunque vanagloriarse de haber ganado una interna al MPN es una tontería, comparable a robarle el juguete a un niño, desde el 13 a la noche Cambiemos -y el electorado cautivo envenenado por los medios- ha comenzado a fantasear con la posibilidad de arrebatarle al MPN la gobernación en el 2019.

Tal es así, que algunos de los exponentes del gobierno nacional con la cara más dura, como el jefe de Gabinete Marquitos Peña Braun, se han dedicado en los últimos días a pasear por las redacciones y los canales amigos al precandidato David Schlereth como si se tratara de un toro campeón.

Más aún, en los mentideros locales, donde el macrismo se cocina en su propia salsa, empresarios prebendarios de ideas cavernícolas, ejecutivos de petroleras y simples reaccionarios ‘pour la galerie’ sueñan con la idea de que macrismo puede arrebatarle el poder al partido provincial.

La gira artística de Schlereth demuestra que en el riñón del macrismo se aspira a poner una figura propia, pero como ya se sabe que no es tan fácil levantar muñecos, no extrañaría que llegado el momento volvieran a recurrir a los buenos servicios de Horacio Quiroga, a pesar de las desconfianzas el único conocido con votos que tienen en Neuquén.

A todo esto, no faltará quien plantee ¿para qué quiere Cambiemos el gobierno de Neuquén, una provincia escasamente poblada y sin peso electoral en el concierto nacional, cuando cuenta con un aliado suficientemente bueno como es el MPN, que respalda la mayor parte de sus controvertidos proyectos?

Ocurre que quien gobierne Neuquén en los próximos años tendrá la llave de una enorme riqueza. Las únicas inversiones de peso logradas por el macrismo en un año y medio son las que, atraídas por la extraordinaria rentabilidad que garantizaron, apuntan a extraer el gas neuquino.

Teniendo en cuenta la forma en que piensa el grupo de empresarios voraces y con pocos escrúpulos que se ha instalado en la Casa Rosada, ¿para qué quiere un socio el macrismo si se puede quedar con todo el negocio?

Por todo esto, aquellos sectores y dirigentes del MPN que, atraídos por el proyecto de Cambiemos han votado por esa fuerza en las PASO o piensan hacerlo en las elecciones legislativas, deberían pensar mejor si no están alimentando el monstruo que terminará por devorarlos.

29/07/2016

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