Esta semana Quiroga puso fin a las especulaciones sobre la fecha de las elecciones municipales y más allá del sistema de votación -papel o boleta electrónica- decidió que se realicen el 22 de octubre, junto con las legislativas nacionales, de manera tal que se produzca algún arrastre que beneficie al candidato local.

La institucionalidad, en la Argentina, no es una garantía para todos los sectores de la sociedad sino todo lo contrario: un arma que quien tiene a mano utiliza a su conveniencia.

Para el MPN la decisión era esperable no sólo porque Macri, tan necesitado de sumar diputados como está, se lo iba a exigir a Quiroga sino porque David Schlereth, el candidato del intendente “no mueve la aguja” lo suficiente como para que sus compinches de Cambiemos se queden cruzados de brazos.

Es un hecho que el partido provincial entiende que se presenta una oportunidad y ha comenzado a trabajar de cara a la intendencia en el 2019. Quiroga no tiene la posibilidad de ser reelecto una vez más y, sea porque no se dio o porque hizo todo lo necesario para que no se dé, carece de una figura de talla para que lo suceda.

Se mire como se mire, en los cuatro períodos que Quiroga estuvo al frente del municipio los distintos gobiernos del MPN conciliaron con él para asegurarse el mutuo intercambio de gobernabilidad. Pero esta vez será diferente, para el MPN la presa está al alcance de las manos y por eso ya comenzaron los intercambios de fusilería.

Primero fue la puja por el síndico municipal. El MPN le tenía preparada al intendente una mala pasada, consistente en poner en ese cargo a alguien dispuesto a contarle las costillas. Pero en el gobierno provincial se fueron de boca, el astuto “Pechi” se enteró y con una jugada maestra les restó una concejal cuyo voto daba la mayoría necesaria. Moralejas: nunca confíes en advenedizos y, sobre todo, el silencio es salud.

Ahora el último el tema de discordia fue el defensor del Pueblo. Sin molestarse demasiado, el emepenismo extendió por otros seis años la gestión de Riva, un hombre del MPN que tiene la virtud de irritar a Quiroga, simplemente porque no hace lo que él quiere.

El otro dato firme que muestra la intención del partido provincial es la fórmula para diputados. Alejandro Nicola es presentado como un hombre que hizo mucho por la “infraestructura de la ciudad”, una afirmación que conlleva la crítica a lo que “Pechi”, en sus muchos años de gobierno, no habría hecho. La segunda aspirante, Vanina Merlo, es un caso parecido: Defensa Civil está muy pegada a las necesidades de la ciudad.

Está claro que no se trata de meros candidatos a concejales sino de un proyecto alternativo de gobierno municipal.

A quien le cayó mal la decisión de Quiroga sobre los comicios es a Rioseco. El candidato a diputado nacional por el Frente Neuquino tenía charlado con el intendente un acuerdo para poner un concejal, pero la unificación de los comicios terminó de echar por tierra una relación que venía averiada.

“Fría, muy fría”, así calificó alguien cercano al diputado del Parlasur la relación que actualmente une a su jefe con Quiroga.

Con todo, el riosequismo está lejos de preocuparse por el líder neuquino de Cambiemos. Convencido de que las encuestas le dan 20 puntos de ventaja sobre el MPN, da por hecho que ganará las elecciones. Asegura, que el candidato de Cambiemos “va cuarto y no entra”. Y que el aspirante de Unidad Ciudadana para la Victoria, Darío Martínez, “no va a llegar a 10”.

El encargado de contestarle al ex intendente de Cutral Co fue el diputado ultrasapagista Claudio Domínguez, quien tras dar por sentado que las encuestas del ex piquetero son “un delirio” le enrostró su “personalismo” y una “ambición personal” que no cuadra con ningún proyecto político.

En el peronismo, en tanto, piensan que “Ramón perdió el rumbo”. Que no sólo “está agrandado” sino que erró al neuquinizar su campaña. “La gente -dicen desde ese sector- diferencia muy bien lo que vota en cada ocasión y plantear en esta legislativa el horizonte del 2019 es un grave error”.

A despecho de lo que asegura Rioseco, en el sentido de que de acá a las PASO queda poco tiempo para que lo alcancen sus adversarios, en el kirchnerismo sostienen que de ahora en más Darío “no hará más que crecer y Ramón de achicarse”. Destacan que para la gente está cada vez más claro que “el verdadero candidato de Cristina es Darío”.

En el MPN coinciden en que Rioseco se irá achicando y recuerdan que el piso histórico del MPN ronda el 30%. En una elección de tercios como la que se presenta en Neuquén -sostienen- eso les asegurará, como piso, una banca.

En los últimos tiempos, el dato más trascendente de la política neuquina fue la reaparición de Jorge Sapag. Para ocupar el lugar principal de la escena, el líder de la lista Azul no se tomó el trabajo de disimular: fue él mismo quien anunció los candidatos de su partido.

Cuidadoso como es de los detalles, no debe haber estado muy conforme con tener que poner a su hermana -“el apellido Sapag no es garantía”, dirá alguna- como cabeza de lista. Pero aparentemente no le quedó más remedio, porque el vicegobernador Rolando Figueroa se resistió a ocupar ese puesto.

Con todo, el hijo de don Elías obró conforme a la máxima que recomienda actuar de manera que la mano izquierda nunca sepa lo que hará la derecha. Por eso, en lugar de mostrar disgusto sostuvo que esta fórmula no es el plan B sino el A, dando a entender que nunca le ofreció nada a Figueroa. Se entiende, para un hombre poderoso peor que le digan que no es que eso se sepa.

Ahora las cartas están echadas. La puja es entre aquellos que desean sacar provecho de provincializar la elección y quienes apuestan a nacionalizarla. Se verá.