El Congreso del Partido Justicialista que se reunió hace una semana en Zapala y aprobó la constitución de un frente, enmendó sólo parcialmente el desatino que había cometido el cónclave anterior al cerrar las puertas de esa fuerza a cualquier alianza frentista.

Sólo parcialmente, porque si bien ahora se podrá reeditar la alianza con buena parte de fuerzas que componen el Frente para la Victoria, esa coalición tendrá algunos excluidos.

La mención explícita de los partidos que cuentan con el beneplácito para integrarse al frente, tanto como la omisión de los que al parecer están censurados, son muestras de sectarismo contrarias al espíritu frentista del peronismo y una concesión a la derecha del partido de consecuencias imprevisibles para el resultado electoral.

Desde 1955, cada vez que el peronismo fue fiel a su esencia obtuvo el reconocimiento de las mayorías, y cada vez que se dejó seducir por el poder olvidando los principios que le dan razón de ser, haciendo “pejotismo” como decía Néstor Kirchner, el pueblo le terminó dando la espalda.

En el caso neuquino, se asiste a un intento de conciliar lo inconciliable: hacer un frente que en realidad no es tan frente porque algunos no pueden participar, y para colmo de males los que sí pueden se deben contentar con que las listas estén encabezadas únicamente por justicialistas.

La enumeración de las fuerzas que según el congreso justicialista califican para el frente es también reprochable, porque una convocatoria de estas características debería ser una enunciación muy amplia y no un listado de supuestos aptos, ante el que cualquiera se podría preguntar por qué estos y no otros.

Lo que quedó suficientemente claro es que el principal excluido -no el único- es el Frente y la Participación Neuquina de Ramón Rioseco, justamente el hombre al que se le dio la responsabilidad de ser el candidato a gobernador del FpV en las últimas elecciones.

Desde las elecciones del 2015 en adelante Rioseco ha ofrecido aristas cuestionables. Entre ellas haber concretado acuerdos con Horacio Quiroga, máxima figura de Cambiemos en la provincia y en las antípodas del planteo político, social y económico del Frente para la Victoria.

También, haber pronunciado críticas un tanto injustas a la ex presidenta Cristina Kirchner alrededor del tema del petróleo y el gas.

Aunque como contrapartida, es también forzoso admitir que en la campaña de 2015 hubo sectores internos del PJ que negaron a Rioseco el apoyo necesario o se mantuvieron de brazos cruzados esperando su fracaso.

Es verdad también que desde hace unos meses Rioseco se adelantó a plantear que no iría a una interna con el PJ para candidatos a diputados nacionales. Pero no es menos certero que al momento de de tomar el congreso justicialista la decisión de excluirlo no parecían agotadas las instancias para que este asunto se dirima en las PASO.

Si los cuestionamientos a Rioseco son tan consistentes como para excluirlo de cualquier alianza, el PJ y los demás integrantes del FpV se lo deberían haber planteado públicamente, asumiendo de paso su cuota de responsabilidad por haberlo llevado de candidato.

Pero la verdad es que en el PJ neuquino nadie puede tirar la primera piedra. Entre otras cosas, porque en el partido hay quienes acumulan pecados tanto más graves que el ex intendente de Cutral Co.

Ninguno de los cuestionamientos que se han esgrimido hasta ahora son los verdaderos motivos de la exclusión de Rioseco, sino más bien pretextos para mantener contento a un sector enquistado en el peronismo, siempre dispuesto a hacer buenas migas con el poder de turno y aplicar el macartismo a los que asoman la cabeza.

Si de lo que se trataba era de no hacer concesiones al personalismo del ex intendente de Cutral Co, en lugar de omitir expresamente su figura se debería haber dejado que él mismo se excluyera. Caso contrario, se debería haber asumido el desafío de dirimir el pleito frente a los electores.

Lo curioso es que figuras políticas que tomaron parte del congreso de Zapala, han resistido con dignidad los embates del macrismo y aunque se siguen referenciando en la figura de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, no parecen tener muy en cuenta la consigna de trabajar por el amplio “frente ciudadano” que ella plantea para esta etapa.

Así las cosas, tanto el PJ como Rioseco deberían analizar la posibilidad de revisar su actitud. Si no es por convicción al menos por conveniencia. Aunque a algunos no parece preocuparles demasiado, si el espacio del FpV va dividido a las elecciones legislativas lo más probable es que no obtenga ninguna de las tres bancas que están en juego.