En poco menos de un año y cinco meses el gobierno de Macri ha endeudado al país, aumentado la desocupación y la pobreza, incrementado la inflación y concentrado la riqueza. Ahora, como esta política no se puede sostener sin palos, avanza una escalada represiva de consecuencias imprevisibles.

Pocas veces se han visto tantas calamidades en tan poco tiempo y nunca se habían acumulado tantas promesas incumplidas, entre ellas la mentada “lluvia de inversiones” que hasta ahora no se verificó en ningún lado.

Con todo, aunque no se trate de una “lluvia” sino quizás tan solo de llovizna, una cantidad de inversiones comienza a verificarse causalmente en Neuquén atraída por un aumento exponencial en el precio del gas y ese imán que constituye para las empresas la riqueza extraordinaria de Vaca Muerta.

En poco más de dos meses se conocieron la inversión de YPF con Shell -seguramente con alguna ayudita de su accionista el ministro de energía Aranguren-; la de Tecpetrol, la petrolera de Techint, y la de Schulmberger, la mayor empresa de servicios petroleros del planeta, de la mano de Miguel Galuccio, el ex CEO de la petrolera nacional eyectado por Cambiemos y recuperado por la firma de origen francés.

La semana pasada se sumó la inversión de Capex y en esta que comienza le tocará el turno a Exxon, la número uno del mundo, que según trascendió anunciará su plan de trabajo para explotar el campo Bandurria Sur, donde extraerápetróleo y gas de manera no convencional durante 35 años.

En todos los casos se trata de inversiones de centenares o miles de millones de dólares que se suceden en la “Segunda Etapa de Vaca Muerta”, en el marco de lo que se ha dado en llamar pomposamente “Programa de Estímulo a las Inversiones en Desarrollos de Producción de Gas Natural Proveniente de Reservorios No Convencionales”.

No por casualidad en el gobierno local están exultantes con las noticias y destacan que por primera vez en dos años el incremento de la producción comenzará a impactar en las estadísticas a partir del mes próximo y rápidamente en las arcas provinciales.

Apenas disimulan su entusiasmo con el gobierno nacional y destacan que si bien Aranguren se equivocó mucho con los aumentos de tarifas domiciliarias y comerciales, “es el primer ministro del gobierno macrista que trae inversiones al país”. Y aclaran: “de la mano de Gutiérrez y Vaca Muerta”.

Subrayan, en fin, que con el macrismo “Neuquén tiene voz y voto en la fijación del precio del gas por primera vez en la historia”. Y hasta se entusiasman con la posibilidad de que la nueva etapa de Vaca Muerta abra la puerta a una industrialización de los servicios petroleros con base en la provincia, para que “seamos los neuquinos quienes nos apropiemos de todo lo que se genera con la riqueza del subsuelo”.

Hasta le atribuyen a Gutiérrez el mérito de haber organizado la visita de cuatro horas que Macri realizará la semana que comienza a Houston de paso para Washington donde mantendrá una cumbre con el inefable Donald Trump.

No por nada tampoco, esta semana el principal representante de Cambiemos en la provincia, el intendente Horacio Quiroga, salió a anotarse parte del crédito de la reactivación de las inversiones dejando sentado que si Vaca Muerta transita “el camino de su resurrección” es por “las medidas de fondo tomadas por el gobierno nacional”.

De paso, “Pechi” le dedicó al oficialismo neuquino una de sus invectivas preferidas: lo tachó de “populista” y le advirtió que, ahora que va a tener más plata, no se deje seducir “por la tentación de seguir inflando la burocracia estatal como ha hecho en otros tiempos”.

“Sangra por la herida porque el interlocutor preferido del presidente en Neuquén es Gutiérrez”, dijo una voz cercana al gobernador al tiempo que acusó a Quiroga de ir a cada rato a Buenos Aires para “poner palos en la rueda”.

No obstante, les restó efectividad a las supuestas trabas que impulsa el intendente al deslizar que “Gutiérrez junto con Morales, Urtubey y Vidal son los gobernadores a los que Macri presta más atención”. Lo que se dice un romance casi perfecto.

En realidad lo que está ocurriendo con el gas neuquino no es producto del azar sino de su altísima rentabilidad producto de que el gobierno nacional elevó el precio en boca de pozo a 7,50 dólares el millón de BTU (la unidad calórica británica con que se mide el fluido).

El gas neuquino es el único sector de la economía nacional que recibe inversiones porque se trata muy probablemente del más caro del mundo. Para tener un parámetro, en Estados Unidos el precio es de 2,50 dólares el millón de BTU y al valor exorbitante que ha alcanzado en el país hay que sumar otras ventajas comparativas, como los subsidios y la eliminación de las retenciones.

Macri no tiene la varita mágica (y el bueno de Aranguren tampoco) como al parecer presume Quiroga, y no es sensato hablar de “resurrección” porque, más allá del nombre, la Vaca siempre estuvo vivita y coleando, nada más que ahora es escandalosamente rentable para cualquier empresa. ¿Hacía falta tanto?