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Algunos lo definieron como “el fin de la grieta” dentro del partido. Otros como el “definitivo retorno” de Jorge Sapag al escenario político. Y algunos más como “una marcada de cancha a todos los que se prueban el traje pensando en 2019”. Lo cierto es que esta semana el MPN, con el acto en el que dijeron presente sus principales figuras, produjo un hecho político de magnitud, no sólo hacia afuera, de cara a las dos elecciones de este año, sino también hacia dentro de su propio espacio.
Definido como “una escenificación del poder en unidad”, el acto organizado por Pereyra para la inauguración de la nueva sede la mutual petrolera no fue producto del azar sino el resultado de una serie de negociaciones previas con miras a obtener un fin preciso: la unidad del partido de cara a las elecciones y al sostenimiento del gobierno.
El inicio del período ordinario de la Legislatura del 1 de marzo marcó la reaparición de Sapag en la escena pública después de un año de ausencia autoimpuesta. Como nadie ignora, tanto su desaparición como su retorno fueron hechos políticos deliberados, al parecer orientados a garantizar la muy mentada “gobernabilidad”.
En aquella oportunidad Sapag y Pereyra -la ficha que faltaba en este rompecabezas- se vieron la cara por primera vez en mucho tiempo, luego del desencuentro que mantuvieron a partir de las PASO de 2013 para senadores, en las que el petrolero resultó electo y la candidata de Sapag, la entonces vicegobernadora Ana Pechen, sorpresivamente derrotada.
En ese entonces, Sapag consideró que Pereyra había hecho una “campaña sucia” y en las elecciones generales le devolvió la gentileza mandando a votar sin disimulo al candidato del Frente para la Victoria. A partir de entonces el encono de Pereyra fue grande, tan grande como la desconfianza de Sapag.
El 1 de marzo pasado, Sapag y Pereyra decidieron retomar la vía del diálogo, cosa que según se supo ocurrió poco después: se reunieron en la sede del sindicato por espacio de dos horas y fumaron la pipa de la paz.
Por supuesto, no se sabe cuál es el acuerdo que alcanzaron pero sí se sabe que decidieron volver a marchar juntos y, según sus respectivos íntimos, que “las diferencias del pasado están saldadas”.
Desde luego, toda esta movida no fue adoptada en soledad por el ex gobernador, líder de la lista Azul del MPN y principal inspirador del actual gobierno, sino que precisamente contó con la activa colaboración del gobernador Omar Gutiérrez, presidente además del partido, y del vice Rolando Figueroa, titular por añadidura de la convención partidaria.
Por eso la coreografía del viernes pasado comenzó en las alturas del piso 12, muy cerca de las nubes, donde “El Caballo” hidrocarburífero ha instado su despacho. Fue una reunión “privada” a la que asistieron todos: Gutiérrez, Figueroa, Sapag y Pereyra, y por si acaso dos figuras invitadas cuya presencia no puede ser tenida por casual: la vicepresidenta primera de la Legislatura y hermana del gobernador, Alma “Chani” Sapag y el hijo del líder petrolero y mentor de una ignota fundación, Martín Pereyra.
Como en política los gestos dicen más que algunas palabras, no hace falta que nadie confirme que la hermana “Chani” y el hijo Martín han recibido el espaldarazo de sus respectivos mentores para ser candidatos a diputados o, quién sabe, para que al menos a nadie se le ocurra no tenerlos en cuenta.
“Cada uno acerca lo suyo, pero lo que se diga forma parte de las especulaciones porque lo que se hizo es cerrar heridas y de candidaturas hasta ahora no se habló”, aclararon sin embargo cerca del gobernador.
La fuente reconoció que “se percibe” cierto interés de Pereyra por la posibilidad de alumbrar un camino para su hijo, pero negó que ocurra lo mismo con la hermana de Sapag, y reiteró que “el tema de los nombres aún no fue abordado”.
Respecto de las ausencias notorias en el magno evento emepenista, la información que trascendió es que “todos los que Pereyra invitó estaban y los que no estaban es porque no los invitó”.
El cálculo es bastante sencillo, el que no estaba es Jorge Sobisch, algo que no puede dejar de tenerse en cuenta primero porque Sobisch es Sobisch y segundo porque en las PASO del 2015 el ex gobernador se unió con Pereyra para disputarle la candidatura a la gobernación a la lista Azul de Sapag.
“Unidos pero no amontonados”, sintetizó al respecto otro hombre del gobierno y sostuvo además que “para ganar en el 2019, hay que participar de la grilla del 2017”.
Se refería más a las fuerzas políticas que a los candidatos, tanto respecto de las elecciones legislativas como de las municipales. En ambas el MPN cree que, a partir de ahora, con la tropa unida, tiene “una oportunidad”.
Quien no piensa lo mismo es Ramón Rioseco. El legislador del Parlasur hizo la encuesta que venía prometiendo como punto de partida para confirmar si será o no candidato y los números que maneja lo dejan bien posicionado para disputar una banca en el Congreso.
En el MPN, en cambio, sostienen que esos números son demasiado optimistas y que el problema del ex intendente de Cutral Co es que como quiere jugar en 2019 no tiene más remedio que hacerlo también este año.
Continuará.
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