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26/02/2017

De la necesidad virtud

De la necesidad virtud | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El vicegobernador Figueroa dejó sentado esta semana su alineamiento irrestricto con el oficialismo del MPN que conduce Jorge Sapag y con la estrategia que, al parecer, el ex gobernador diseñó para que el partido enfrente unido las elecciones y un panorama social que se insinúa complicado.

Héctor Mauriño

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“El gobernador acompañando a Frigerio a Estados Unidos; Pereyra en España con Macri; el intendente de Rincón poniéndose al frente de un reclamo de los trabajadores y yo acá, a cargo del Ejecutivo, solucionando los problemas que son propios de gobernar (…). El MPN funciona en equipo, camino a la unidad y robusteciendo la gobernabilidad”.

Con esta parábola que busca ejemplificar la unidad política en la diversidad de matices y funciones, el vicegobernador Figueroa plantó bandera esta semana respecto de su alineamiento irrestricto dentro del oficialismo del MPN que conduce Jorge Sapag. También, con la estrategia que, al parecer, el ex gobernador diseñó para que el partido enfrente unido las dos elecciones clave de este año y un panorama gremial y social que se insinúa complicado.

El pronunciamiento no es menor, porque Figueroa mantiene diferencias con el gobernador Omar Gutiérrez desde el comienzo de la gestión, tanto respecto de decisiones políticas como en lo que respecta a la relación con el gobierno derechista y antipopular de Mauricio Macri.

Figueroa no sólo se coloca con frecuencia a la “izquierda” de decisiones tomadas por el Ejecutivo y hasta se declara “la pata peronista” del gobierno, sino que además no se ha privado de criticar acremente al gobierno nacional, con el que la provincia mantiene excelentes relaciones.

Otro tanto podría decirse de las diferencias que el vice mantiene con el petrosenador Guillermo Pereyra, un hombre al que no le ha temblado el pulso para disciplinar a su propia tropa, a la manera del inefable que acometió alegremente en los ’90 contra el patrimonio nacional bajo el lema “cirugía sin anestesia”.

Pero todo esto es tiempo pasado, al menos por ahora. Figueroa se precia de ser un hombre que sabe esperar, y aunque hasta el momento no ha dicho qué es lo que espera, parece evidente que no aspira a conseguirlo este año.

Por el contrario, este parece ser un año destinado a forjar la unidad y la concordia de la “familia emepenista”. Por lo pronto, dos diputados del partido terminan su mandato en la cámara Baja del Congreso y la apuesta del pragmático partido es hacer lo necesario para conservar esas dos bancas, tan necesarias para seguir manteniendo las buenas relaciones con el gobierno de Cambiemos.

En el Deliberante de la capital, en cambio, lo que se persigue es avanzar un par de casilleros, tal vez tres, en esta especie de Juego de la Oca que viene a ser la patriada de recuperar para el MPN  la ciudad más poblada de la Patagonia.

En lo que respecta a las elecciones legislativas, como se sabe de sobra en el mundillo político, las elecciones de medio término o mitad de mandato, como es el caso de las de este año, suelen ser un mal trago para el MPN.

Ocurre que el electorado emepenista, tan pragmático como sus dirigentes, en las elecciones en las que no está en juego el destino de la patria chica, se despega un tanto de la mística partidaria y da rienda suelta a sus preferencias nacionales.

Del lado de la oposición, en cambio, las legislativas son una buena oportunidad para hacerse de una banca o para dejar sentada una basa de cara a las elecciones a gobernador. Es que a pesar de más de medio siglo de reveses, los dirigentes de la oposición no pierden la esperanza de arañar el cielo con las manos.

Por qué, entonces, el MPN juega a fondo la carta de la unidad en lugar de resignarse a un destino que en pocas, contadas oportunidades pudo torcer. La pregunta a mano es que están en disputa tres bancas y las dos principales fuerzas nacionales que compiten en la provincia, el Frente para la Victoria y Cambiemos, hasta ahora no han logrado presentar frentes homogéneos.

En Cambiemos, porque Quiroga no es del Pro pero es el principal aliado del macrismo en la provincia. De él se podrá decir que en realidad sólo profesa la religión quiroguista, pero es por lejos quien más votos tiene.

En cambio, los macristas de pura cepa tienen mucho menos capital político. Es por eso que hasta ahora “Pechi” ha venido mañereando con las candidaturas, tratando, en fin, de colocar algún alfil propio en lugar de respaldar a un macrista al que no controla.

Dicho en otros términos, hasta ahora ha apoyado al titular del Deliberante, David Schlereth, en lugar de empujar a Marcelo Bermúdez, el principal macrista de pura cepa que anida en Neuquén.

Pero esto está a punto de quedar atrás. Bermúdez mide mejor en las encuestas que Schlereth y si “Mauricio” perdiera un diputado por el caprichito de Quiroga, éste se vería en dificultades para culminar su mandato con los recursos necesarios. Por eso, todo indica que a despecho de los deseos del MPN primará la cordura y la derecha contará con otro representante neuquino en Diputados.

El otro aspecto que alimenta el (insaciable) apetito de bancas del MPN, es la división del FpV. Hasta ahora ese espacio tiene dos candidatos: el diputado Darío Martínez y el legislador del Mercosur y ex candidato a gobernador del kirchnerismo, Ramón Rioseco.

El ex intendente de Cutral Co insiste en ir detrás de la gobernación. La última vez hizo una buena elección pero nada más y como espera revancha en el 2019, debe trabajar duro y parejo para evitar que los neuquinos lo olviden.

Como el Parlasur ha sido reducido a cenizas por ese verdugo de la integración regional que es Macri, Rioseco no tiene prácticamente de dónde agarrarse hasta el 2019, y como tres años es mucho debe provocar un hecho que lo mantenga en el candelero, aunque sea hacerse de una banca de diputado nacional que, en sí, no le importa demasiado.

Martínez, en cambio, es el diputado que lo denunció al presidente de los ricos por sus escandalosas cuentas offshore y por esa vía y por la de una cierta consecuencia en sus posiciones –cosa que no abunda entre sus pares- se ha convertido en una suerte de celebridad del antimacrismo.

Pero, dos diputados del FpV no entran, pensarlo es poco menos que una quimera, y si bien hasta ahora la ventaja es marcada a favor de Rioseco, lo más probable es que si no se ponen de acuerdo no entre ninguno de los dos.

El otro tema no menor, es el panorama gremial y social que promete el 2017 producto de las políticas antisociales y antinacionales del macrismo, situación frente a la cual el partido que gobierna Neuquén tiene un motivo más para mantener la cohesión interna.

Se entiende por qué el MPN solo habla de unidad.

29/07/2016

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