-?
“Lo que suma lo tomamos y para lo que resta no nos encuentran”, sintetizó un alto funcionario neuquino al referirse a la relación, siempre pragmática para cualquier gestión del MPN, con el gobierno neoliberal radical que encabeza el presidente Mauricio Macri.
La frase, a mitad de camino entre el optimismo y la auto justificación, describe la contradicción que plantea para un partido que se precia de desarrollista y popular, el buen trato que le dispensa un gobierno ultra conservador, al que no le quita el sueño cometer cualquier desmán social.
En medio de este aparente romance con la “revolución de la alegría”, el partido provincial está satisfecho con lo conseguido y “quiere más”, pero por debajo de la máscara optimista no puede dejar de interrogarse sobre el futuro, sobre la posibilidad de que los vistosos globos amarillos se transformen de la noche a la mañana en globos negros.
Esta semana, por ejemplo, parece haberse despejado uno de los principales nubarrones en la relación entre los dos gobiernos. El precio del gas en boca de pozo -esa materia prima de la utopía neuquina- quedó finalmente garantizado luego de haber sido puesto en entredicho por la imprudencia de una administración rapaz y brutal.
“Era lo que la provincia quería y estaba buscando; estamos conformes con el trabajo realizado. Es un reconocimiento histórico al aporte que realiza Neuquén al país, a través de su potencial hidrocarburífero”, le tocó anunciar, como si sonaran trompetas celestiales, al siempre esquivo con la prensa ministro de Economía Norberto Bruno.
Con tan buenas noticias para Neuquén y tan malas para la gente común, como dio el ministro de las petroleras Juan José Aranguren, el gobierno neuquino respira y el hombre común tiembla.
Está claro: para Neuquén los precios anunciados suponen un ingreso extra para este año de 3.000 millones de pesos -el gobierno sólo reconoce 2.000- que llegarán como una unidad del Same para socorrer las alicaídas finanzas neuquinas.
Pero para la gente común y para las pymes, incluidas las de Neuquén, la noticia no es tan buena. Se ha pasado de un Estado que protegía al consumidor y al pequeño y mediano productor a otro cuyos beneficiarios son las empresas, financiadas por el ciudadano de a pie.
Claro que el bálsamo de entre 5,10 y 5,30 dólares el millón de BTU para el gas neuquino que acaba de consagrar Aranguren, no cubre todas las expectativas del gobierno neuquino. Subsisten dudas y nubarrones sobre esa otra gran utopía, siempre esquiva, llamada Chihuido I.
No es para menos, al bueno de Mauricio se le ha puesto que los rusos le tienen que bajar la tasa de interés y la negociación está empantanada. Algo parecido le ocurrió con los chinos: frenó las represas de Santa Cruz para hacerse el guapo y desencadenó un boicot a la compra de soja argentina, esa que venden sus amigos.
Precisamente, este fin de semana los funcionarios neuquinos esperan alguna buena noticia - o al menos alguna noticia- de la reunión medio secreta que el gobierno macrista mantiene en Washington con los representantes del banco ruso, para ver si los convence de la rebaja.
Puede ser que salga lo de Chihuido, y entonces el gobierno local tendrá otro buen motivo para congratularse de su cohabitación con el macrismo. Pero hay una cuestión de fondo que ni el gobierno local ni nadie puede prever, y es qué ocurrirá a mediano plazo en la Argentina y en Neuquén con políticas tan antipopulares como las que lleva adelante Cambiemos.
En la administración Gutiérrez aclaran que por tan buen trato como el que le dispensan -y que por cierto no pueden rechazar porque “deben gobernar”-, no les han pedido “nada a cambio desde el punto de vista político, ideológico o electoral”.
Es probable que no le hayan pedido a Gutiérrez que se afilie al Pro -eso no se lo piden ni a Quiroga-, pero está claro que sin hacer profesión de fe neoliberal o antipopular, el MPN le ha dado a Cambiemos los votos necesarios para llevar adelante sus proyectos más polémicos.
Desde el pago desorbitado a los fondos Buitre, que iba a traer una lluvia de dólares y sólo trajo sequía, hasta la norma que permitirá liquidar en la mesa de saldos el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses y volver a hipotecar el futuro de los jubilados.
Gratis no hay nada aunque Omar, claro, no esté dispuesto a acompañar a Mauricio hasta la puerta del cementerio. Aunque no lo hayan obligado, como dicen sus íntimos “a compartir el formato político ideológico” del gobierno nacional.
Después de todo en el gobierno local no ignoran tampoco que, contra lo que ha predicado siempre el MPN, Neuquén no es, ¡qué pena!, una isla.
Por eso mismo, cuando se les pregunta sobre el futuro no descartan del todo que la crisis desatada por las políticas antisociales de Macri y sus compinches radicales, termine por repercutir fronteras adentro de la provincia.
Admiten -aunque no lo llamen así- que hay una restauración conservadora en la región, y se preguntan: “quién puede garantizar que la toma de posición de Macri, a tono con lo que ocurre en el continente, le dé resultado”.
Es más, se lamentan por lo bajo de que el gobierno macrista “no entienda de política” y no haya lanzado a tiempo “un amplio plan de obra pública”, para paliar la aguda crisis social que desencadenó en sólo 10 meses de ajuste sin anestesia a los sectores medios y bajos.
No ignoran que para muchos este “es el gobierno de los ricos”, como rezan incontables las pintadas en los muros de Buenos Aires y del resto del país.
Ni tampoco desconocen, porque por algo son gobierno hace tanto tiempo, que “invertir en igualdad” es, aunque el Pro no se dé cuenta, buen negocio a largo plazo. Por eso, aunque hasta ahora les gusta el juego, no se terminan de creer cualquier zoncera oficial.
Va con firma | 2016 | Todos los derechos reservados
Director: Héctor Mauriño |
Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite