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La derecha económica, el llamado “campo”, la patria financiera y el partido judicial, junto con la superestructura política de esa trenza ominosa, que responde al nombre de guerra de “Juntos por el Cambio”, están tratando de voltear al gobierno de Alberto Fernández.
Tienen todo pero quieren más, ganan más que nunca y con el Frente de Todos se han recuperado del desastre en que los sumió la administración de Macri, pero van por más, quieren el control político y que nunca más el peronismo vuelva a gobernar el país.
Pocas cosas sintetizan mejor esta moral superindividualista enemiga de lo ajeno que las mentadas silobolsas, esas que les permiten especular a despecho de los intereses del resto de los argentinos. Asistimos a una nueva vuelta de tuerca en la ideología reaccionaria de los patrones argentinos: es la moral silobolsa, la que toma todo y no deja nada, la que no concibe al otro más que como un obstáculo a derribar, la que no tiene patria sino intereses.
Macri lo dice claramente cuando habla de retomar el rumbo de los ‘90 y de su (ruinoso) gobierno. Con la dictadura, la traición menemista y la administración JxC el país pasó del IAPI y la Junta Nacional de Granos a la silobolsa. De los obreros con conciencia de clase que organizó el peronismo a los desocupados para siempre y a la religión del “qué me das”.
Los del poder económico están cebados, no quieren escuchar razones e interpretan todo gesto conciliador como una debilidad. No sólo no les importa el sufrimiento de las mayorías, practican una suerte de sadismo social que ve en la crítica situación que atraviesa el país una oportunidad para pegar el gran golpe y castigar de una vez a pobres y marginados y a peronistas Los odian, pero no saben que son ellos quienes los crean.
Es inútil, no hay “afecttio societatis” entre estos argentinos y todos los demás, se comportan como extranjeros en un enclave al que hay que saquear; del que hay que sacar el mayor rédito posible sin importar las consecuencias.
Así son los silobolsistas, que con la prensa canalla, la justicia vendida, los gurúes mercenarios de la city y el sector de la clase media que les hace coro están llevando el país al borde del abismo.
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