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Se quedó corto el intendente Gaido cuando dijo, en una entrevista con , que la próxima elección de concejales “es una evaluación de la gestión”. Le faltó decir que el cabeza de lista Claudio Domínguez es apenas una figura accesoria y que en los hechos él es el candidato y lo secunda en esa tarea el gobernador Omar Gutiérrez.
A tal punto es el protagonismo del intendente y el gobernador en la campaña electoral por la renovación de nueve bancas en el Deliberante; tal la fiebre inauguracionista que a despecho del opacado Domínguez los tiene por protagonistas (acaso con Marcos Koopmann como invitado), que cualquier observador no puede menos que preguntarse sobre el verdadero objetivo de esta tremenda movida del MPN.
¿Será que el cataclismo Rolando, puso en guardia al oficialismo Azul del partido y que éste, por las dudas, ya lanzó la campaña electoral de cara al 2023? ¿Una campaña cuyo calendario incluirá, como ya es uso, internas el año anterior y convocatoria a elecciones provinciales recontra-separadas de las nacionales?
¿Será que estaba pensado? ¿Que el MPN viene echando el resto en la ciudad con una batería abrumadora de proyectos destinados a conquistar el electorado dejado vacante por Quiroga y que Mariano, el eje de tanto despliegue, es el arma estratégica que el sapagutierrismo reserva por las dudas para 2023, si es que Rolando sale con la suya y se coloca con posibilidades de acceder, él solito y sin permiso, a la gobernación?
Puede ser, todo esto puede ser o no ser, pero de no ser lo que no tiene explicación a dos semanas de las elecciones municipales del 24 de octubre es tamaña seguidilla de actos, inauguraciones y entregas a repetición que tienen para la foto casi exclusivamente a Mariano y Omar.
Desde la conducción estratégica, que en el MPN a diferencia del peronismo no está en Madrid sino en el departamento Lácar, sostienen que la consigna es “municipalizar”, que a diferencia de otras elecciones de Neuquén capital estas no son “un juego de colectoras” sino un despliegue de votos propios. Que esos votos el partido provincial los tiene en los barrios, donde “está su fortaleza”, y que el centro en todo caso puede arrimar un caudal de sufragios que acompañe.
Encuestas no hay, no llegan a tiempo en esta etapa de crisis y pandemia, o quienes las tienen no las quieren aflojar, da igual. Pero algo se puede imaginar. Por ejemplo que el fenómeno Cervi, que se comenzó a advertir con el resultado favorable del candidato de Cambia Neuquén en las PASO, comienza a tener su epifenómeno municipal, acaso bastante más leve, pero no por eso menos posible, en la figura de Juan Peláez.
Se trata de un voto de clase, de los sectores medios que adhieren al antikircherismo, Un fenómeno muy fuerte que se explica en dos palabras: en el país el kircherismo hizo por primera vez en muchas décadas peronismo en serio, y cuando hay peronismo surge fuerte el antiperonismo. La “grieta” es la forma dominante en que ese gorilismo se expresa en la etapa actual.
Acaso el electorado de centroderecha de la capital quiere hacer de la necesidad virtud, de esa orfandad en que los dejó Quiroga la fuerza que los aglutine en torno a alguien. Y Cervi, neuquino, empresario, supuestamente con plan y solvencia, puede ser por ahora y mientras no aparezca otro, una tabla de salvación. Por lo pronto los del centro no tienen más salida y ese rol ordenador de la gente “como uno” alcanza también, claro, a Peláez, otro candidato con apellido y extracción de clase acreditados.
¿Y el Peronismo y sus aliados? El Frente de Todos, de la mano de Marcelo Zúñiga y Micaela Gómiz, se ha echado al hombro la tarea de recomponer la relación con los sectores medios y bajos golpeados por la crisis heredada del macrismo y el colapso de la pandemia. Con una lista que integran todos los sectores, los candidatos a concejales están haciendo lo que los aspirantes a diputados nacionales y los dirigentes del peronismo no hicieron de cara a las PASO con el consiguiente revés por todos conocido.
Los concejales son los funcionarios electivos que están más cerca de la gente. Desde la oposición su función es controlar al Ejecutivo y recoger e impulsar las demandas de la gente, que en Neuquén incluyen temas tan sensibles como la tierra y la vivienda, la falta de gas, el transporte y, muy fuertemente en esta época, la defensa del medio ambiente.
La labor de Zúñiga desde el Concejo parece demostrar que tuvo en muy cuenta estas sensibles cuestiones.
Conviene observar que las PASO son eso, internas partidarias. Para el peronismo y los sectores nacionales y populares fueron una advertencia sobre el maltratado humor social. Pero nadie debería equivocarse. Con el momento más álgido de la pandemia que va quedando atrás, si se hace lo que corresponde el resultado será bien distinto, como que en el campo nacional y popular nadie quiere que se repita la catástrofe nacional que provocó el gobierno de Cambiemos.
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