Ya habíamos dicho desde este mismo espacio en referencia a la incapacidad del gobierno para solucionar en un tiempo y costo razonables el desmadre de Salud que alguien iba a pagar por esto. Algunas señales que el oficialismo dejó ver en la semana confirman que es así y que en lugar de asumir su responsabilidad se encuentra en tren de señalar responsables.

Como en las artes marciales que usan la energía del adversario, el oficialismo neuquino está tratando de convertir el fracaso de Salud en fortaleza para tapar el agujero que ocasionó en las finanzas provinciales su solución desesperada, de paso hostiliza a quienes considera sus adversarios en este año electoral.

Ya dijimos también por ahí que el gobierno jugó al desgaste de los “autocovocados” y cuando comprendió que las cosas se le habían ido de las manos y tiempo transcurrido le jugaba en contra, acordó con ATE -el otro sobreviviente de este naufragio- una salida desproporcionada, como el gesto desesperado del hombre que quema su casa para terminar con una hormiga.

Ahora, claro, hay que pagar los platos rotos y el gobierno busca agresivamente arrastrar a la oposición a un endeudamiento que es resistido, primero porque nadie está conforme con la manera en que se manejó el conflicto y segundo porque muchos sospechan que se encuentran frente a un endeudador serial y no quieren consentir su desvío.

No es casual en ese contexto la carta que la diputada “Chani” Sapag, hermana del ex gobernador y líder de la gobernante fracción Azul del MPN, dirigió al Presidente de la República.

De la misma manera que es inimaginable la misiva sin el consentimiento de su hermano, no cabe pensar que se trata de una ingenua declaración de principios. Más bien, se trata de un reclamo destinado a trasladar -o al menos compartir- los gastos del desbarajuste. Por otro lado es sin duda la primera jugada del ajedrez electoral de este año, que en la provincia tendrá al MPN como la parte más vulnerable y al Frente de Todos como la fuerza con mayores posibilidades.

En definitiva, al MPN las legislativas le son en general esquivas y esta vez podría perder su única representante en el Congreso de la Nación y con ello uno de los pilares de la autonomía emepenista: el tradicional toma y daca con los gobiernos nacionales.

Pero además, está la factura impaga por la crisis de Salud y lo que el oficialismo neuquino está expresando es que de mínima necesita que Alberto Fernández evalúe los costos de no disciplinar a sus diputados en la votación del endeudamiento y de máxima que además saque la billetera.

La búsqueda de responsables por fuera de los protagonistas, que no son otros que el gobierno y el gremio por un lado, y los trabajadores de Salud pro el otro, no se puede tomar seriamente, sobre todo cuando no se ve la más pálida autocrítica por parte de una administración que manejó mal el conflicto y se equivocó peor al darle una solución desesperada.