La posibilidad de suspender las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias para elegir a los candidatos de las legislaturas del próximo año, ha vuelto a poner sobre la mesa la discusión sobre la conveniencia de realizar estas elecciones, creada en 2009 por el gobierno de Cristina Kirchner para apoyar el pobre sistema de partidos políticos argentinos.

En la última reunión con el presidente Alberto Fernández para firmar el Consenso Fiscal, varios gobernadores plantearon la posibilidad de suspender las PASO, prevista para agosto de 2021, tras el riego sanitario que supondría en medio de la pandemia y el gasto adicional de 13.000. millones de pesos que significarían para las arcas del estado, golpeado por la pandemia.

De lo contrario, no está escrito que puedan ser suspendidos, ya que el año electoral está muy cerca y la normativa vigente establece que para aprobar cambios electorales se necesita la mitad más una de las dos cámaras del parlamento.

Aunque la suspensión cuenta con el respaldo de los dirigentes peronistas y dos de Juntos por el Cambio, se opondrían el gobernador de Mendoza Rodolfo Suárez y el alcalde de la capital federal Horacio Rodríguez Larreta.

El viernes, un grupo de diputados del Frente de Todos presento un proyecto de ley para suspenderlas que contó con el inmediato respaldo de la emepenista Alma “Chani” Sapag. El planteo marcha a contrarreloj, porque el tema no está incluido entre los de extraordinarias, de manera que debería pasar al recinto antes de fin de año.

Una iniciativa de esta naturaleza también podría concretarse a través de un decreto de necesidad y urgencia, pero no parece que Fernández esté dispuesto a firmarlo. 

Ante el planteo de los gobernadores, el presidente los instó a lograr un “alto consenso” y en días posteriores tanto el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro como el jefe de Gabinete Santiago Cafiero dejaron en claro que si bien el Ejecutivo no rechaza la posibilidad, para suspender las PASO debería mediar una ley del Congreso.

La postura de “Chani” Sapag no sorprende a nadie porque en 2019 ya presentó un proyecto para eliminarlas. Entonces llegó a afirmar que se convirtieron en una especie de primera vuelta electoral cosa que, dijo, atenta contra la paz social y la gobernabilidad.

Además de la hermana del ex gobernador el actual vice, Marcos Koopmann rompió hace poco el silencio para dejar sentado que, por razones económicas y de funcionamiento, “a las PASO hay que eliminarlas”. Y algo parecido expresó en su momento el ex senador emepenista y líder del gremio de los petroleros, Guillermo Pereyra.

Está claro que al MPN las PASO no le agradan, de hecho sus dirigentes nunca las quisieron incorporar a la ley electoral de la provincia, como tampoco nunca han querido saber nada con la segunda vuelta electoral, que de existir seguramente terminaría en la primera elección que se presente con el reinado sexagenario del último partido neoperonista que aún existe.

Concebidas para dar transparencia a las internas partidarias y eliminar la dispersión de los partidos, es cierto que las PASO sólo han cumplido parcialmente con su cometido. 

Muchos contendientes, en lugar de competir en la interna de la fuerza que integran arman su propio partido, y sobre todo en las elecciones presidenciales las PASO han derivado en una suerte de primera vuelta, como ocurrió el año pasado generando la impresión de que en la práctica hubo tres votaciones.

Pero hay que reconocer que las PASO no se comportan igual en las elecciones de cargos ejecutivos que en las de legislativos. Por el contrario, en estas últimas, conforme a lo que plantee la carta orgánica de cada partido, pueden obligar a que se sumen candidatos de las listas perdedoras.

No faltan entre los detractores quienes sostienen que las PASO son una encuesta cara y no tienen utilidad porque los partidos presentan listas únicas, y a despecho de los macristas que hoy se ponen de punta contra su eventual suspensión por única vez, el gobierno de Macri amagó con suspenderlas.

Algunos especialistas sostienen, en cambio, que contuvieron el crecimiento exponencial de listas, partidos y candidaturas que se venía registrando entre 2001 y 2011, cuando el sistema de partidos estaba en la peor de las crisis y fragmentado, y en los cuartos oscuros se presentaban hasta 30 boletas diferentes de candidatos a diputados.

En todo caso, está claro que la idea de crearlas tuvo que ver con la posibilidad de abrir las fuerzas políticas a la representación de matices diferentes, ayudar a la formación de frentes y fortalecer a las expresiones políticas con el disenso interno.

Sin perjuicio de que la crisis de los partidos está lejos de haberse superado, y sigue floreciendo el fenómeno de los llamados “espacios políticos”, las PASO no parecen haber resultado tan buenas como se pretendía ni tan malas como plantean sus detractores.

En cualquier caso, suspenderlos por causa de la pandemia debería ser una medida excepcional por un tiempo excepcional, pero no debería cerrarse un debate más profundo sobre la necesidad de mejorarlos.