Lástima que el distanciamiento social obligatorio impidió la foto de un abrazo caluroso entre ‘Alberto’ y ‘Omar’, que hubiera venido como anillo al dedo para sellar una nueva etapa, no ya de la cuarentena, claro, sino del histórico alineamiento automático del MPN con todos y cada uno de los gobiernos nacionales.

Lejos quedó ‘Mauricio’, lejos muy lejos la proximidad con el peor gobierno de la democracia, que al final y al cabo no era tan malo para Neuquén porque le puso valor oro al gas y, a despecho de las consecuencias catastróficas para los usuarios, multiplicó las regalías como aquel que multiplicaba los panes y los peces para dar de comer al hambriento.

Lejos quedó también la frialdad inicial, la desconfianza del gobierno nacional con un mandatario provincial que se contó entre los mejor tratados por el gobierno de Cambiemos.

Ni modo. Durante la breve estada de Fernández en Villa La Angostura hubo un ambiente cálido a pesar de que ya despunta el invierno y los dos, ‘Alberto’ y ‘Omar’, intercambiaron elogios como viejos amigos. Hay entre ellos “clima de entendimiento” y “espíritu constructivo”, como suelen decir los amantes de los eufemismos políticos.

Hay que decirlo, ayudó –ayuda- el modelo de hacer política de Fernández, que privilegia el buen trato y el respeto por encima de las diferencias, y eleva al rango de prioritaria la relación con los gobernadores. Y eso vale no ya para un casi primo hermano, un tanto díscolo pero primo al fin –el MPN nació de un zapallo llamado peronismo-, sino también para verdaderos diablos, como el carcelero de Jujuy.

Y también ayuda, claro que sí, esa condición un tanto ambigua del partido provincial que tan pronto se muestra nacional y popular –se dirá que es un recurso y lo es, pero no por eso es menos real-, y de a ratos liberal y conservador -eso también es verdadero, ¡caray!- pero en todo caso sabe acomodarse a las circunstancias y sacar el mejor provecho.

Provecho fue, por ahora, el adelanto de 5.000 millones de pesos que el gobierno neuquino recibió de Nación la semana que concluye y que entre otras cosas sirvió según reconoció el propio gobernador para ayudar a pagar los sueldos.

Pero lo del crédito es lo de menos, apenas un provechito. Lo que asoma como promesa de plato fuerte, con entrada, postre y helado, fue el reconocimiento por parte de Alberto a Vaca Muerta. “Tiene un rol central porque es esencialmente producción que se exporta y genera divisas para el país”, dijo y a esa altura el barril criollo, la vicepresidencia de YPF con sede local y toda la ayuda pandémica y no pandémica del albertismo, quedaron a la altura de un poroto.

Se prodigó Fernández en su discurso como nunca antes en sus escasos siete meses de gobierno, parece que la vaca sagrada es sagrada nomás. Fue un momento de éxtasis para el selecto grupo de funcionarios locales apostado a pie firme en la Villa para el magno acontecimiento. ¿¡Qué más!?

Gutiérrez no se quedó corto tampoco. "Será recordado como el hombre que le salvó la vida al pueblo", soltó al definir a ‘Alberto’…

No fue todo. Al día siguiente, ayer, hubo un almuerzo de agasajo al presidente. Chivo y cordero, así, juntos, como para que no se olvide; pero el menú fue lo de menos, ¡entre los asadores estuvieron el gobernador y el intendente Gaido! Cuánto amor. No hay registro similar de algo así con Mauricio. Ni tal vez con nadie.

Falta saber si este romance continuará. Por ejemplo, si representantes del gobierno local levantarán la mano en el Congreso para apoyar la contribución extraordinaria a las grandes fortunas, como hicieron con el despojo a los jubilados cuando gobernaba Macri. 

Falta saber si cuando se conozca toda la política energética, no sólo el piropo a Vaca Muerta, Neuquén estará tan de acuerdo con aspectos tales como el rol rector de YPF; un precio para el gas y los combustibles líquidos que estimule la producción en lugar de castigarla. Cuando antes de exportar para hacer divisas, haya que satisfacer la demanda interna para el desarrollo. En fin, falta.