-?
Son ellos. Los de siempre. Los que ahora último formaron parte del gobierno que fundió a la Argentina y empobreció a casi todos. “Quieren ganar siempre” -como dijo Alberto-, pero además quieren todo. Creen que de un volantazo pueden dar vuelta el juego y pasar rápidamente a la ofensiva, como en el 2008, al comienzo de la gestión de Cristina. No entienden ni quieren entender. Se sienten los dueños.
Pero la etapa es diferente. El cuadro social y económico del país que Macri (no por nada Blanco Villegas) y ellos acaban de dejar es ruinoso. Y el incremento del 3 % en los derechos de exportación de la soja no es la 125. Está criteriosamente segmentado. Sólo los productores más poderosos, menos de 15.000 en un universo de casi 57.000, lo terminarán pagando. El resto, el 75%, se beneficiará.
Los productores agrarios más concentrados son el sector más retrógrado de la derecha argentina, el que le gusta llamarse “el campo” y ha llegado al extremo de identificarse con la patria. Sus miembros no se conmueven con la pobreza ni con la quiebra de la economía nacional. Se sienten una casta y creen que el país son ellos. ¡Qué curioso, con ellos casi nos quedamos sin país!
Quieren marcarle tempranamente la cancha al ‘maldito populismo’, enseñarle quién manda y condicionarlo de acá en adelante. Su planteo de lockout agrario es un verdadero pliego de condiciones. Rendición incondicional o guerra.
En esta ciénaga que es el país dejado por Mauricio, nada es sencillo. Pero Alberto se está moviendo con prudencia. Negocia, no impone. Por eso llama la atención tanta contumacia (agraria). O tanta estupidez.
Su gesto desproporcionado y olímpico abre el camino a una fractura del frente antinacional que tan bien supieron enhebrar en el 2008. En un país donde el 70% de la población ve con buenas expectativas los pasos que el presidente viene dando, este puñetazo sobre la mesa, este gesto olímpico de ceguera y soberbia augura un mal pronóstico para sus propios protagonistas. Se pueden quedar cada vez más solos.
Alberto parece tener claro una cosa. O varias, bah. Una es que no terminará de fijar un rumbo definitivo hasta que no haya negociado la deuda. De otra forma no podría, no tiene ni presupuesto. Otra de las cosas que parece tener en claro el presidente es que esta etapa es de lucha por consolidar un espacio político lo más amplio posible.
Uno de los aspectos más trágicos de lo ocurrido en los últimos cuatro años fue que muchas de las víctimas apoyaron a sus verdugos. Eso fue posible por la complicidad de los medios, la justicia y los servicios de informaciones. A tanto llegó este escándalo que el sujeto que destruyó la economía nacional y dejó el país endeudado por 100 años, Mauricio Macri Blanco Villegas, se alzó así y todo con el 40% de los votos.
Pero esta tragedia ha comenzado a revertir y el Frente de Todos tiende ahora a ampliar su mayoría. En esta etapa, la verdadera astucia para el gobierno popular es sumar, sumar y sumar.
Déjenlo al “campo” que se cocine en sus propias miserias.
Va con firma | 2016 | Todos los derechos reservados
Director: Héctor Mauriño |
Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite