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Panorama Político
23/02/2020

De la “felicidad” al ajuste

De la “felicidad” al ajuste | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Omar Gutiérrez estrenó el año institucional en el 2019 con control pleno del tablero de comando. En un año, el escenario político cambió completamente y ahora necesita leer correctamente el nuevo rumbo de la Argentina y terminar el duelo con el pasado reciente.

Gerardo Bilardo

Apenas un año atrás, la Argentina estaba gobernada por Mauricio Macri y un séquito de apropiadores del esfuerzo colectivo. Ni los más entrenados odiadores seriales sospechaban el verano pasado que Cristina haría un renunciamiento histórico para construir una alternativa de poder frente al neoliberalismo, y resultaba difícil imaginar que a la pesadilla del macrismo le quedaba algo más de nueve meses en el poder.

En ese país que se caía a pedazos, en la provincia de Vaca Muerta, el proyecto de continuidad del MPN estaba firme y el partido se encaminaba hacia un nuevo triunfo, con estrategias de campaña muy de época: mucha actividad en redes sociales de los candidatos, fotos y videos a rolete, ausencia completa de política y apelaciones constantes a los sentimientos al estilo "la alegría de estar juntos", "tenemos la mejor provincia" o "nuestro amor por Neuquén", entre otras frases que supuestamente “llegan al corazón” y se transforman en votos, tal como lo indica el manual actualizado de consultores vendehumo que cobran bien caro por sus estrategias de política ligera.

A pocos días del domingo de las elecciones provinciales, que se llevaron a cabo el 10 de marzo, el nuevamente candidato a gobernador Omar Gutiérrez transitaba el tramo final de la campaña con control pleno del tablero de comando. Venía entrenado de una agitada interna en la que resultó victorioso, tenía en la Casa Rosada a un presidente amigo, entraba y salía de los despachos de los ministros sin dificultad, Vaca Muerta chorreaba hidrocarburos y promesas de inversión, los ingresos estaban dolarizados y las tarifas también cotizaban en verdes. La cuenta regalías “ayudaba” a endeudarse y el gobierno de Macri también, mientras estaba cerrado otro acuerdo salarial con los gremios con actualización del índice de inflación y las escuelas a punto de iniciar un ciclo lectivo sin conflicto local.

Todo marchaba viento en popa sobre el fin del verano del ´19 y Gutiérrez, con el soporte estratégico del consultor Jorge Sapag, le dio otro triunfo al MPN con el respaldo del 39% de los votos. 

Con la autoestima alta, en el partido de gobierno se plantearon nuevos objetivos electorales ambiciosos, con la recuperación de la ciudad capital como meta principal, lo que finalmente sucedió tiempo después, en setiembre, pero ya en un escenario en el que el gobernador y su partido no tenían el control, porque el macrismo venía de sufrir una derrota contundente en las PASO y estaban afectadas sus chances de permanencia en el poder.

Ni el endeudamiento veloz e irresponsable con el FMI, ni las devaluaciones constantes, ni el crecimiento de las tasas de inflación, pobreza, indigencia o desocupación, molestaron tanto al gobierno de la provincia como el congelamiento del precio de los combustibles que dispuso Macri en agosto pasado para tratar de frenar la rueda inflacionaria, un intento tardío por congraciarse con la sociedad y recuperar terreno electoral perdido.

Con la caja de uno de los ingresos centrales de la provincia afectada por la pesificación de las tarifas en el sector energético más el olfato entrenado para detectar con anticipación las muertes electorales, el MPN comenzó a tomar cierta distancia del neoliberalismo de Macri y a criticar, apenas un poquito, algunos aspectos de las consecuencias que estaba generando, desde hacía tiempo ya, la política del gobierno macrista.

Como sucede a esta altura del año, en diferentes áreas del gobierno le están dando las puntadas finales al discurso que pronunciará el gobernador el 1 de marzo, en ocasión de inaugurar otro período de sesiones ordinarias.  Pero el escenario de hoy es tan diferente al de hace un año atrás – Gutiérrez pronunció excepcionalmente el discurso del 2019  el 21 de marzo porque el 1 se encontraba en plena campaña electoral- , que el gobernador deberá afinar la puntería para ofrecer un mensaje más o menos creíble. En principio, el MPN no termina de leer correctamente el nuevo rumbo de la Argentina, tal vez porque mantiene el duelo con el pasado reciente.

Gutiérrez llega a esta instancia de largada del año político e institucional con la botonera de mando menos segura que la del anterior. En el gobierno nacional tiene las puertas abiertas, pero sin la alfombra roja del macrismo, las presiones que ejerció junto a las empresas petroleras para marcarle la política energética al presidente Alberto Fernández no dieron el resultado esperado, y el frente gremial y las nuevas negociaciones salariales sin indexación por inflación no parece ser un camino sin espinas. Esta última pulseada, además,  puede derivar en un inicio de ciclo lectivo con medidas de fuerza, tal como lo insinuó el gremio esta semana.

Por el lado de los gastos, es muy probable que el gobernador le esquive a la palabra ajuste en el mensaje y la reemplace por algún eufemismo inventado por el liberalismo para disimularlo. Pero durante el verano, el gobierno fue mostrando un camino que va en esa dirección, con propuestas como la reforma del sistema previsional para frenar el déficit.

Este año Neuquén pagará mucha deuda en dólares y los ingresos no acompañan el ritmo inflacionario, no sólo por la caída de las regalías sino porque Neuquén también padeció del desplome causado por las políticas del macrismo con afectación directa al consumo, al empleo y al comercios e industrias con cierres masivos. 

Del desplome social se habló poco y nada durante los últimos cuatro años en la provincia, en parte para no desgastar la relación con el gobierno nacional y otro tanto porque la omnipresente Vaca Muerta fue convenientemente utilizada para seguir alimentando la falsa idea de que Neuquén es diferente.

En desocupación, inflación, pobreza e indigencia Neuquén no es nada diferente al resto del país.  Y en algunos indicadores, como la inflación, es mucho peor: el costo petrolero es insoportable para el bolsillo del común de los trabajadores y trabajadoras. 

Pero Neuquén sí sigue siendo diferente en un punto: nadie se propone seriamente vencer al MPN, que cada año electoral suma estadística de permanencia a su favor. Y hay una explicación posible para que esto se repita, que es la que conduce al factor cooptación. Este mecanismo está tan aceitado en el universo político de la provincia, que el MPN logra aniquilar cualquier alternativa de poder mediante el alquiler de todo lo que puede, y se ofrece, dentro y fuera del partido.

29/07/2016

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