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08/12/2019

Las patas de la mentira

Las patas de la mentira | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El impulso que ha llevado al hasta ahora presidente a pronunciar un discurso plagado de mentiras y falsificaciones en las que ya nadie cree, no parece tener por objeto alcanzar la credibilidad de la audiencia sino antes bien asegurarse cierto grado de impunidad.

Héctor Mauriño

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La conducta de Mauricio Macri no deja de sorprender. Aunque luego de cuatro duros años su compulsión a mentir y endilgar a los demás sus propios errores es bien conocida por todos, su mensaje del jueves pasado por cadena nacional alcanzó niveles de fabulación que hacen dudar ya no sólo de su buena fe sino de su salud mental.

He aquí algunas de las afirmaciones pronunciadas por el presidente que se va en el discurso grabado y editado del jueves pasado, al que denominó “rendición de cuentas” y que indignan por su cinismo.

-"Me enorgullece que hoy podamos ser más tolerantes", dijo el hombre que profundizó la grieta persiguiendo y encarcelando a sus opositores y competidores como nunca antes en un gobierno surgido de la urnas.

-"Recibimos un país sin energía". En realidad el país consume mucho menos energía que en 2015, porque un 40% de la capacidad instalada de la industria está parada.

-“Nuestra Justicia es más independiente”. Es exactamente lo contrario, lo que ha logrado su mesa judicial en cuatro años de ‘lowfare’ con el auxilio de los servicios de informaciones.

-“Nuestra prensa es más libre”. Je, je. Persiguió y encarceló a los dueños de los pocos medios que se negaron a ocultar sus negocios y su mala praxis.

-“Nos integramos al mundo”. Quiere decir subordinación incondicional a Estados Unidos y a los países más poderosos y abandono de la política de soberanía en Malvinas.

-"Todo esto lo hicimos con transparencia y sin corrupción, después de una década de corrupción", Lo dice el protagonista del Correo Gate, el presidente procesado por el escándalo de los sobreprecios en los peajes. El hombre denunciado internacionalmente por sus cuentas offshore usadas para lavar dinero y evadir impuestos.

Sorprende observar la insensibilidad de Macri frente a los enormes perjuicios que ha causado su mala administración a millones de personas, sumidas ahora en la pobreza o desquiciadas por la falta de trabajo.

Algunos dudan todavía acerca de si Macri es un incompetente y un inútil (cómo decía su padre) que logró chocar la calesita, o se trata de un cínico que vino a aplicar una política deliberada de empobrecimiento de las mayorías en beneficio de la minoría miope e insaciable que representa. 

Las dos lecturas son ciertas, el personaje es una combinación de ambas y más.

Sin embargo, el impulso que ha llevado al hasta ahora presidente a pronunciar un discurso plagado de mentiras y falsificaciones en las que ya nadie cree, ni aún los empresarios que lo ayudaron a llegar a donde está, no parece tener por objeto alcanzar la credibilidad de la audiencia sino antes bien asegurarse cierto grado de impunidad en la etapa que viene.

Está claro que cuando se normalice el Poder Judicial, desquiciado por su gobierno, Macri tendrá que rendir cuentas por sus muchos desatinos y delitos. Lo que está disputando el presidente saliente es el liderazgo de la oposición,desde su perspectiva acumular poder sería la única forma de evitar ser condenado en las más de un centenar de causas judiciales que tiene.

Con todo, las posibilidades que tiene Macri de lograr ese objetivo son bien estrechas. El reelecto intendente de la capital federal Horacio Rodríguez Larreta tiene sin duda títulos más sólidos para ejercer el liderazgo de la derecha argentina que quien acaba de fundir el país, sumiéndolo en una deuda externa impagable, destruyendo la industria y reduciendo a la mitad el producto bruto interno.

Otro tanto ocurre con sectores del radicalismo que, hundido el barco, tratarán de reconstruir espacios de representatividad lo más lejos posible del fracaso actual.

Una sola cosa de las que dijo Macri en su insólita cadena nacional es cierta: “es la primera vez que un gobierno no peronista está terminando su mandato". 

En estos duros cuatro años de inflación, caída del salario real y aumento de la pobreza, fueron el peronismo y la oposición en general los que mantuvieron las instituciones. 

Fue el presidente electo Alberto Fernández el que después de las PASO y en medio del caos provocado por el propio gobierno trabajó para evitar un estallido social. “Macri debe terminar su mandato”, fue el imperativo de la hora. Es que en la Argentina la democracia le conviene a los sectores populares y no al privilegio, que siempre ha sido autoritario y violento.

29/07/2016

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