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24/11/2019

La sucesión

La sucesión | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La puja por sucesión de Gutiérrez comenzará exactamente el 10 de diciembre y muy probablemente se libre en el espacio interno del partido gobernante. Figueroa, Gutiérrez Colantuono, Koopmann y Gaido, entre los expectables.

Héctor Mauriño

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El esquema ideado por Jorge Sapag en 2015 para producir un relevo generacional en el Movimiento Popular Neuquino y retirarse de la escena sin perder influencia en los destinos de la provincia y el partido, atravesará su prueba de fuego en el período de cuatro años que se inicia el próximo 10 de diciembre, cuando el gobernador Omar Gutiérrez asuma su segundo y último mandato sin posibilidad de ser reelecto.

Paralelamente a este escenario, que plantea desde el inicio un interrogante de fondo sobre la sucesión, el partido que gobierna la provincia desde hace más de medio siglo ha conseguido consolidar en los últimos tiempos la hegemonía política y territorial perdida hace dos décadas, cuando su caudal electoral comenzó a adelgazar y perdió el dominio de las ciudades más importantes, fundamentalmente de Neuquén capital.

Ahora las cosas son diferentes, el partido provincial acaba de recuperar, cual reconquista de Granada, la ciudad más importante, la que acumula más del 40% del padrón electoral de la provincia, y dentro de unos pocos días comenzará a ejercer un dominio político casi excluyente.

Sin embargo, este avance contundente va acompañado por datos que relativizan esa hegemonía, en primer lugar la fractura de la dupla gobernante ideada por Sapag, con el desgajamiento definitivo del vicegobernador Rolando Figueroa.

Otro aspecto es la ausencia de mayoría propia en la Legislatura y su reemplazo por un cantero de aliados pragmáticos y circunstanciales, y la pérdida de la representación en el Senado de la Nación, ambos aspectos considerados resortes clave de la gobernabilidad emepenista.

Otra cuestión que arroja cierta sombra de duda respecto de la consolidación de la hegemonía emepenista es la incertidumbre sobre el horizonte de los ingresos provinciales a partir del congelamiento del valor del crudo decretado in extremis por Macri -que habría significado un recorte de alrededor de 6.000 millones de pesos en las finanzas provinciales-, y la segura reformulación de la política energética por parte de la nueva administración nacional.

Pero cuando hablamos de hegemonía del MPN nos referimos sobre todo a los aspectos políticos y en ese plano tal vez le quepa al partido provincial la reflexión que da cuenta de que cuando una fuerza elimina todas las contradicciones externas se lleva las contradicciones a su seno.

Dicho en otros términos, como la oposición parece haber perdido definitivamente peso relativo, la puja por la sucesión de Gutiérrez comenzará exactamente el 10 de diciembre y muy probablemente se librará en el espacio interno del partido gobernante.

No sería la primera vez que esto ocurre dentro del MPN. Para poner el ejemplo más a mano, la “madre de todas las batallas”, la áspera puja entre Felipe Sapag y Jorge Sobisch, se libró adentro del partido provincial y con la oposición como espectadora. Otro tanto ocurrió cuando Pedro Salvatori defendía la “gobernabilidad”, según él sintetizada en el sistema de mayoría y minoría legislativa, frente a un Sobisch emergente embanderado en la reforma de la Constitución y la introducción de la representación proporcional.

En esos casos, la oposición jugó un rol secundario y la sociedad tendió a encolumnarse mayoritariamente de un lado u otro del conflicto interno emepenista.

En el horizonte que ahora se avecina no está claro todavía quiénes serán los protagonistas, pero es muy probable que surjan entre algunas de las figuras que ocupan u ocuparán el primer plano de la escena.

Figueroa, que acaba de volver a la carga contra el gobernador acusándolo de vivir en un barrio privado, no oculta sus intenciones de pujar fuertemente por la sucesión. Pero en pocos días más el vicegobernador -que ya mereció el desaire de los diputados del oficialismo, ausentes en el almuerzo de despedida que ofreció esta semana- estará en el llano, con todas las dificultades que eso representa.

Para muchos es un dato de la realidad que el hermano del gobernador, el encargado del Copade Pablo Gutiérrez Colantuono, quien viene adquiriendo creciente notoriedad en los últimos tiempos, es uno de los anotados en la sucesión.

En el entorno del líder de la lista Azul y principal sponsor del actual esquema gobernante, Jorge Sapag, es un secreto a voces que dos figuras son vistas como posibles aspirantes a la sucesión: el vicegobernador electo Marcos Koopmann y el intendente electo de la capital Mariano Gaido. “Tendrán que empezar a andar y luego se verá”, confió un íntimo del ex gobernador.

Son cuadros gestados en el espacio del sapagismo que continuaron teniendo protagonismo durante la gestión de Gutiérrez, pero además y como se sabe están o estarán muy pronto colocados en los dos lugares más expectables de la política neuquina. 

Sin embargo, dependerá sobre todo de ellos, de su capacidad para generar ‘masa crítica’ en sus respectivas gestiones, la posibilidad de acceder, en 2023, al escalón siguiente, el de la gobernación. 

Ambos son jóvenes y se han desempeñado eficazmente en las tareas encomendadas, uno como ministro, otro como presidente del estratégico banco de la provincia. Pero ahora tendrán que demostrar algo más: que son capaces de gobernar exitosamente y generar empatía entre el electorado. Como diría Perón: deberán mostrar “si tienen uña para guitarrero”.

29/07/2016

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