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Los números de la producción de petróleo y gas no convencionales en Neuquén dan vértigo. Su impacto e importancia determinan la situación actual de la economía provincial, en la que apenas una parte está constituida por las regalías que recibe el Estado mes a mes.
Esta semana, ante cronistas de en la gerencia de no convencionales de YPF en Loma Campana, un ejecutivo de la firma reveló con satisfacción que se “perforó” el techo de producción. El jueves 12 de julio se llegó a los 6.500 metros cúbicos por día de petróleo no convencional de alta calidad. Este pico de producción representa una buena noticia para el enclave neuquino y la confirmación de que no para de crecer.
El petróleo que se saca de la tierra se transporta por un oleoducto en el que se amuchan hasta 9 mil metros cúbicos diarios, la capacidad máxima de transporte prevista, motivo por el cual la producción no convencional ya plantea un cuello de botella.
Para superarlo, YPF piensa concluir antes de fin de año el tendido de un nuevo caño que permita transportar lo que se extrae hasta la estación troncal de lago Pellegrini, lo que triplicará la capacidad de transporte existente, llevando la capacidad de los actuales 9 mil metros a unos 25 mil. La obra fue anunciada por el dúo Gutiérrez-Gutiérrez (el gobernador Omar Gutiérrez y el titular de la petrolera, Miguel Gutiérrez ) en febrero de este año, tendrá una longitud de 88 kilómetros y un costo que supera los 90 millones de dólares.
La presencia de en la zona coincidió con la instalación de la cañería frente a las puertas de la Gerencia.
Navegar en dulce de leche
En aquella oportunidad, esa novedad se completó con la decisión de YPF y sus socios de invertir, en 2018, 1.525 millones de dólares para el desarrollo de 12 pilotos, 9 operados por YPF y otros tres por sus socios; y en paralelo “el anuncio de un hito” -coincidieron en calificarlo ambos Gutiérrez-, la culminación de la perforación de un pozo con una rama horizontal de 3.200 metros, el más largo hecha hasta el momento. Esta semana se concretó también esa marca.
El pozo que visitaron los periodistas de fue el mismo que pisó el mes pasado el presidente Mauricio Macri. Cuando el mandatario recorrió el lugar, la plataforma la perforación daba sus primeros pasos. Este viernes recorrió sus últimos 20 metros, monitoreados por unos sensores de geo-navegación de última generación, que permiten trazar el recorrido con un gran nivel de certeza. “Es como navegar por el relleno de dulce de leche de una torta”, detalló con imaginación un ingeniero, “estos sensores permiten que no pases a la zona de la masa y te mantengas siempre dentro del dulce”.
Un impacto sin precedentes
El mandatario provincial confirmó en febrero que “YPF tiene previsto invertir este año junto a sus componías asociadas, en desarrollos, exploración, producción e infraestructura aproximadamente 2.500 millones de dólares en la Cuenca Hidrocaburífera Neuquina” y explicó que, en términos generales, “hasta el momento se invirtieron en Vaca Muerta 11.000 millones de dólares. Es el desarrollo de la actividad que más inversión ha generado en el país y representa el motor del desarrollo económico y energético de la Argentina”.
El gobernador expresó entonces que “de estos 11.000 millones de dólares de inversión generados por Vaca Muerta, YPF invirtió 9.300 millones de dólares con sus respectivos socios, y de estos últimos 6.400 millones de dólares, casi el 70% tuvo como destino Loma Campana”.
Los números pueden marear y las cifras tan grandes tienen un defecto: no se las puede comparar con algo tangible. Pero su impacto en la economía provincial es tan grande y determinante que bien vale el esfuerzo de intentarlo.
Cada pozo de petróleo y gas no convencional tiene un costo promedio aproximado de 10 millones de dólares (los primeros eran bastante más caros y la cifra se tiende a reducir).
Sólo en empleo directo, cada pozo gasta un 10% en salarios para poder hacerlo. No se incluye en esa cifra todos los contratos de servicios con empresas que a su vez emplean a otras personas, todas en la región.
Según las fuentes de YPF y del gobierno provincial consultadas, desde el inicio de la actividad no convencional hasta ahora, se han desarrollado más de 2 mil pozos.
Ello significa que se han inyectado en salarios directos sólo en la construcción de los pozos, en seis años (contando desde 2012, cuando comenzó a gran escala), unos 2 mil millones de dólares al circulante provincial. Dineros recibidos en su mayoría por empleados y empleadas que viven, alquilan, comen, compran televisores, camionetas y viajan en Neuquén. La cifra equivale al presupuesto total de la provincia del año 2018, de 61 mil millones de pesos.
A esos números deben sumarse los contratos con empresas de servicios del país y la región, sus correspondientes empleados y, por supuesto, los impuestos por todos ellos pagados al fisco y que no integran el lote de lo que conocemos como “regalías”.
Da vértigo tan sólo pensar una realidad provincial que deje de percibir esta renta. Los números, por si faltara algo, no dejan de crecer y la producción plantea nuevos desafíos: ¿Qué hacer una vez que la riqueza ve la luz del día, cuando sale del fondo de la tierra de Vaca Muerta?
Los neuquinos viven, literalmente, sobre un mar de petróleo. Se trata de una formación rocosa subterránea que ha pasado a identificarse con el nombre de la provincia. Esa enorme vaca ha puesto los ojos del mundo en esta pequeña porción del planeta.
La infraestructura necesaria para acompañar el crecimiento de la producción, es aún una incógnita que se oscurece con cada noticia de ajuste del gobierno nacional. Si los acuerdos con el FMI incluyen la paralización de la obra pública, no sólo Chihuido se puede caer.
Tanto el transporte, como la industrialización y la refinación no están suficientemente preparados para la industria no convencional y su creciente desarrollo obliga a inversiones de enorme magnitud.
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