Las estrategias de manutención en los hogares de Neuquén cambiaron al ritmo de la crisis del macrismo en los últimos tres años. En los hogares perdió peso el porcentaje que tenía el empleo como fuente de financiamiento de los gastos corrientes, creció la ayuda intrafamiliar, el uso del crédito y el de los ahorros para llegar a fin de mes. Y la mayoría recurre más que antes a un combo de herramientas para para poder parar la olla.

Las razones de estas modificaciones forzadas en el comportamiento de la gente pueden explicarse por la aplicación de una política que privilegió la ganancia financiera y el desarrollo de muy pocos sectores de la economía, entre ellos el energético. Puede que en algunos casos existan motivos más específicos a los generales que hayan obligado a cambiar las formas de financiamiento;  pero no cabe duda de que el desplome de la economía, los despidos masivos y el crecimiento de la precarización laboral, obligaron a ensayar nuevas estrategias de supervivencia.

La dirección de Estadística y Censos de la provincia acaba de publicar un trabajo que demuestra estos cambios y compara la forma en que se financiaban los hogares en el conglomerado Neuquén-Plottier en el segundo trimestre del 2016 y en el mismo período del 2019. 

El trabajo no contiene consideraciones políticas -al organismo responsable de las estadísticas no le corresponde esta tarea-, pero los números del informe reflejan con claridad que en la provincia de Vaca Muerta hubo que ajustar fuerte el cinturón.

Los neuquinos que se financian con su trabajo representan hoy un 4,5% menos que en el 2016; los que gastan sus ahorros para vivir se incrementaron en un 12,9%; los  que reciben ayuda de otros integrantes de la familia crecieron en un 3,7% y los que piden préstamos subieron 7,8%. La estrategia de comprar en cuotas o fiado se redujo en 4,8%  y creció la incidencia en la manutención que llega vía ingresos de jubilados, en un 6,7%.

La contracara de estos movimientos para llegar a fin de mes, es el crecimiento de la especulación, ya que los que viven parcial o completamente  de intereses, rentas y alquileres aumentaron un  3%.

En el 2016, las familias se financiaban sólo con el trabajo en un 32,5% y hoy lo hace el 22,7%. La gran mayoría, el 75,8%, se mantiene combinando una base laboral con una no laboral, vale decir con alguna o más de las fuentes restantes ya mencionadas. Tres años atrás, ese grupo representaba el 64,9%.

El gobierno de Omar Gutiérrez estuvo alineado con las políticas del macrismo y mantuvo una relación de acompañamiento en la mayoría de los proyectos. Los resultados demuestran, una vez más, que Neuquén no es una isla y que los neuquinos también padecieron las políticas neoliberales, aunque la actividad petrolera haya atenuado el impacto de los resultados dañinos.

El concepto de "Neuquén-isla" lo ensayó por primera vez Pedro Salvatori cuando gobernaba la provincia. Fue un intento con cierto tufo secesionista, ensayado en medio de un país en el que la inflación era indomable, "el mercado" financiero golpeaba de lunes a viernes para devaluar el peso, los grupos empresarios no le daban respiro con sus demandas al expresidente Raúl Alfonsín y los militares se pintaban la cara para desestabilizar a las instituciones de la democracia. 

La idea de Salvatori tuvo continuidad en el partido de poder de esta provincia a través del ex MPN Jorge Sobisch, cuando como gobernador compró a libro cerrado una variante  que iba en un sentido similar: la regionalización como salida particular a la crisis general.

Las teorías de escapes mágicos resultan particularmente atrayentes en el MPN y pueden estar circunstancialmente dormidas, pero no apagadas. El nuevo concepto de isla se llama Vaca Muerta, donde van echando raíces intereses que son difíciles de gobernar.