Entrevistas
01/09/2019

Daniel Gollán

"Remedios para todo el mundo porque la gente se nos muere"

"Remedios para todo el mundo porque la gente se nos muere" | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Fotos: David Pablo Sánchez

El ex ministro de Salud de Cristina Kirchner, descartó volver a ocupar ese cargo en un eventual gobierno de Alberto Fernández, pero aseguró que la próxima gestión tendrá que atender "lo urgente", que son los problemas de nutrición y el acceso a los medicamentos, y en el mediano y largo plazo "corregir cuestiones estructurales".

Laura D' Amico

“Pongámosle rápido los remedios  a todo el mundo porque se nos está muriendo la gente en serio". Con estas palabras, el ex ministro de Salud de la Nación durante 2015 explicó que es posible entregar medicamentos gratis a los 7 millones de jubilados, tal como lo anunció el candidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández, porque hacerlo es "una decisión política".

En diálogo con Va Con Firma, indicó que durante la gestión de Cambiemos, el presupuesto destinado a Salud se redujo del 2,3% al 1,68%. Además, se produjo la sub ejecución de las partidas y todos los programas "desaparecieron o bajaron drásticamente". Precisó también que "se venden 40 millones menos de envases de medicamentos al año" y que durante 2018 "se repartieron 1.080.000 dosis menos de vacunas".

Gollán, que estuvo en Neuquén, donde brindó una charla junto a uno de los referentes del Plan de Salud Provincial de Neuquén, Osvaldo Pellín, y el diputado nacional Darío Martínez, dijo que una nueva gestión de gobierno tendrá que atender "la urgencia", que son los problemas de nutrición y la entrega de medicamentos, y trabajar en el mediano y largo plazo para corregir "cuestiones estructurales".

El ex ministro y director de la Fundación Soberanía Sanitaria dijo que tiene una "excelente" relación con Alberto Fernández y descartó volver a ocupar el cargo en una eventual gestión porque "hemos formado una enorme camada de gente con capacidad y experiencia de gestión y nos parece que hay que darle posibilidad de que ese sector emerja".

-¿Cuáles fueron los principales cambios que se introdujeron en materia de Salud en el gobierno de Cambiemos?

-Primero, como símbolo, ya no tenemos ministerio de Salud de la Nación. Tenemos una Secretaría, igual que en 1956 con Aramburu y que en 1966 con Onganía. Son las tres únicas veces en las que dejamos de tener ministerio después que se genero en 1949. Gestionar una secretaría es más engorroso que gestionar un ministerio porque dependés de una firma más, de un ministerio que además es enorme, porque tiene Desarrollo Social, Salud y la Anses. Por otra parte se vaciaron todos los programas nacionales. El programa Remediar, que se llama CUS (Cobertura Universal de Salud), no llega ni a un 30% de lo que repartíamos y de forma siempre irregular, lo cual es un problema porque los pacientes con tratamientos crónicos se cortan los tratamientos. Todos los programas o desaparecieron o bajaron drásticamente, como el Programa de Salud Sexual y Procreación responsable o los programas de apoyo a la maternidad y la infancia. El resultado de no fortalecer estos programas nacionales dejando que las provincias hagan lo que puedan con sus propios recursos es, por ejemplo, que pasamos de 3.800 casos de sífilis a 12 mil casos en 2 años, y se quintuplicó la cantidad de sífilis congénita. Hay 6.500 casos nuevos de HIV al año. En algunas áreas, como de las enfermedades transmitidas por vectores y endémicas, el recorte fue del 90%. Resultado: hoy tenemos las cuatro cepas de dengue circulando por toda la zona norte del país. Repartíamos 18 millones de kilos de leche y ahora reparten 4 o 5 millones de kilos de leche en una situación en donde la cuestión de aporte nutricional de la gente por los precios de los alimentos empeoró. Aclaremos que no estábamos 10 puntos, pero estábamos en una situación de mejoría todos los años y se empieza a empeorar. 

-Otro aspecto importante es la diminución en la entrega de vacunas.

-Ayer salió el artículo de Infofarma. Un millón ochenta mil dosis menos de vacunas durante 2018, con datos oficiales de la Secretaria de Salud de la Nación. Es decir que hubo una enorme cantidad de chicos que se quedaron con sus esquemas incompletos. Cincuenta o sesenta por ciento de cobertura de vacuna antigripal que a fin de año la van a volver a tirar como el año pasado, que tiraron 2 millones de dosis por el valor de 250 millones de pesos porque empiezan tarde. No propagandizan bien, no generan adhesión de la gente, entonces como esa vacuna no sirve de año a año, hay que descartarla.

-¿Qué consecuencias trae, en el mediano y largo plazo, esta disminución en la vacunación?

-En el mediano plazo empezamos a ver enfermedades como el sarampión, que no teníamos casos registrados autóctonos desde el año 2000, y ya tenemos varios casos de circulación incluso en gente que no vino de afuera, sino que la adquirió acá. Hay al menos 24 casos confirmados. Hay casos de rubéola, que también hacía 18 años que no teníamos, y un descenso de las coberturas, todas por debajo del 90%, cuando teníamos todas por arriba del 93%. La OMS (Organización Mundial de la Salud) dice que cuando bajás del 90 % se te van generando bolsones de chicos que son susceptibles. Y hablamos de un promedio. Esto implica que hay regiones de las provincias donde hay 50 o 60% de chicos sin vacunas y se pueden hacer epidemias porque no se corta la cadena de contagio. Ya empezamos a sentir los síntomas: empieza a circular el virus que antes no circulaba. 

-¿Cuál es el impacto inflacionario sobre los medicamentos y cómo influye en el acceso de la población a los mismos?

-Antes de la última devaluación, que aumentaron un promedio de entre 7 y 15% la semana pasada, estábamos en 411% de aumento de los medicamentos contra el 205% de aumento de las jubilaciones. Y si lo comparás con el salario real medido en dólares, hemos descendido el salario mínimo de seiscientos y pico a 150 dólares. Es devastador porque uno ve en los consultorios y en los hospitales que la gente abandona los tratamientos. El dato más significativo es que en Argentina se venden 40 millones menos de envases de medicamentos al año, de los cuales el 70% son medicamentos recetados, para una diabetes, para hipertensión, para una Epoc (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), con lo cual hay 103 mil personas por día que no están pudiendo comprar sus remedios hoy en Argentina. Así que no sería de extrañar que aparezca un aumento de la mortalidad por esta causa. 

-¿Hubo algún cambio en la producción de medicamentos que había en Argentina?

-Argentina es el único país de Latinoamérica que produce más del 50% del volumen de la producción industrial de medicamentos. No de la facturación, porque las multinacionales tienen menos volumen de venta pero venden los medicamentos de alto costo, que son los que están desfinanciando los sistemas de salud del mundo. Industria hay y buena. Teníamos los laboratorios estatales de producción con una agencia que los financiaba pero se cortó todo el financiamiento. Tendríamos hoy funcionando en el país el laboratorio LEM de Rosario que produce 300 mil sachets de suero para los hospitales por eso y tiene una capacidad al tipo y la planta nueva que ya tenía el crédito del bicentenario podía producir un millón 250 mil y una planta gemela en la provincia de La Rioja. Con eso íbamos a manejar 2,5 millones de sueros de gran volumen para todo el país cuando la demanda pública en todo el país son 5 millones. Lo podíamos hacer a un precio del 30 o 40 % del mejor oferente del mercado. Ese proyecto se cayó. Se cayó el proyecto que hoy debería estar trabajando el laboratorio de la provincia de Buenos Aires con GMP (buenas prácticas de manufactura, por su sigla en inglés), se tenía que favorecer el laboratorio público de San Luis, se tenía que favorecer el laboratorio Prozome de Río Negro, donde se invirtió algo para hacer solamente un proyecto que había quedado de medicamentos para la tuberculosis. Todos estos proyectos quedaron muy debilitados. 

-¿Cómo fue la evolución presupuestaria en estos años en el área de Salud?

-Nosotros hicimos un informe en la Fundación que señala que hasta el año 2018 fue disminuyendo. Del presupuesto total, Salud tenía asignado 2,3%. Ahora tiene 1,68%. Eso no sería nada si no fuera que los informes que da el ministerio de Salud de la Nación de ejecución presupuestaria en algunos casos, como por ejemplo enfermedades transmitidas por vectores, tienen un 40% promedio menos de ejecución presupuestaria. Y estamos hablando de un presupuesto que se calculó con el 15% de inflación, con lo cual en agosto o septiembre se tendría que acabar la plata. Es decir que no sólo el presupuesto baja sino que la ejecución presupuestaria baja y esto tiene otro costado que es que hay una deuda enorme con todos los proveedores del Estado.

-La política ha sido trasladar responsabilidades a los gobiernos provinciales.

-Sí. A veces pasa así de hecho, aunque no se diga. Si llega un paciente con HIV, pide la medicación a quien tiene más a mano, que es el intendente. Los gobernadores de todo el país salen a comprar, si pueden. Tucumán compra, Neuquén compra. Otros no compran porque no tienen. Entonces esta transferencia es de hecho. Así pasa con todo, con la leche, con los preservativos, con todo lo que no envían. 

-Y aumenta la desigualdad en las provincias, porque las más ricas pueden comprar...

-Provincia rica ya no sé si queda alguna. Pero obviamente tenés provincias con más o menos recursos. Por ejemplo, La Rioja no tiene agua, no tiene río. Nosotros le hicimos con recursos de Nación el Hospital de la Madre y del Niño y le financiábamos con 140 millones de pesos por año, un hospital modelo, espectacular que la Rioja no puede sostener. Si no lo sostiene Nación, esos chicos no van a tener la oportunidad de tener una neo, como la (provincia) de al lado. Entonces Nación concurre para resolver esas asimetrías. Eso es lo que desapareció. El último garante de la Salud es el gobierno nacional. No se puede borrar del cuidado de la salud de la gente.

-¿Cuáles serían las primeras medidas en materia de salud que tendría que tomar  una nueva gestión?

-Hay que trabajar de dos maneras: la urgencia, y con un equipo que vaya trabajando el mediano y largo plazo. Hay que trabajar primero sobre la cuestión nutricional, que es gravísima. Junto al área de Desarrollo Social, tenemos que salir a darle nutrición a 5 millones de chicos. Ahora vamos a necesitar, no 18 millones de kilos de leche, sino 25 o 30 millones de kilos de leche y hacer políticas nutricionales fuertes. Después necesitamos que les lleguen ya los medicamentos a las personas que tienen tratamientos y no los pueden tener, de todas las edades y todos los sectores. Luego tenemos que trabajar en la emergencia porque hoy no hay posibilidades de que el sector público y privado se abastezca de los insumos diarios para la salud. Hoy no hay renta. Hoy nadie te vende si no vas con la plata de contado. Entonces urgentemente va a haber que reestablecer la cadena de pago y buscar la manera de que los hospitales y los centros de salud vuelvan a tener insumos. 

Eso es lo urgente. Después hay temas que tienen que ver con cuestiones estructurales. Nosotros tenemos que terminar con un gasto en salud infernal que se va del sistema. Esto es un problema mundial, que son los medicamentos llamados de alto precio, que son más del 55% del gasto total de todo el medicamento que en Argentina es muy alto. Es un verdadero robo y estafa que está siendo denunciado por los candidatos presidenciales norteamericanos, no es un tema argentino. Segundo, la ineficiencia del sistema argentino que hace que en lugar de tener un médico de cabecera que te resuelve el 70 u 80% de la demanda cotidiana sin usar tecnología, cada uno busca un especialista y eso lo hace carísimo e ineficiente. Esto en el mundo no funciona así. En el mediano y largo plazo hay que ver cómo vamos a ir ordenando el sistema y armando una red de servicios que esté a disposición del ciudadano. 

-¿Estas medidas se pueden hacer en una gestión de gobierno?

-No. Las urgentes, sí. En el lapso de 6 meses o un año la gente va  a ir viendo que puede acceder mejor a su mediación, a los servicios de salud, acceso a los programas nutricionales. Eso se puede hacer en un periodo corto. Ir mejorando la estructura del sistema público argentino es un proceso largo porque implica no solamente una cuestión técnica y de normas, de leyes y decretos, sino implica ir cambiando una estructura y una cuestión cultural desde como formamos a los profesionales y para qué en nuestras facultades hasta el tema de sacarle de la cabeza esta cosa de que todo el mundo quiere ser especialista en algo, y en algo que  no genere mucho estrés, o que sean lucrativas, o que no tengan guardias.

-¿Va a ser el próximo ministro de Salud?

-No. Absolutamente no. Pero no por una decisión mía. Nosotros somos un colectivo muy grande de salud y hemos resuelto que en estos 6 o 7 años hemos formado una enorme camada de gente con capacidad y experiencia de gestión y nos parece que hay que darle posibilidad de que ese sector emerja porque hay que pensar en cambios culturales que lleva 12, 14 0 16 años. Los que tenemos más experiencia tenemos que ir a una línea de sostén, de capacitación, de  planificación, de buscar consensos, buscar diálogo, buscar gobernabilidad, que para eso tenemos una experiencia, y es ahí donde nos parece que vamos a aportar más en este período. Nadie tiene que enamorarse del cargo. Y la verdad es que ser ministro de Salud ahora es un compromiso que uno lo puede tener pero tenés que tener resto físico. A los 64 años no es lo mismo que a los 50. Si tuviera 50 años sí, pero ahora prefiero ser una línea de apoyo. 

-¿Como es su relación con Alberto Fernández?

-Es excelente, muy buena. Alberto es una persona muy agradable para conversar y además entiende la problemática. Obviamente tiene muchos problemas, no solamente el de la salud. Nosotros quisiéramos tenerlo 4 o 5 horas para interiorizarlo, pero con los equipos trabajamos muy fuertemente. 

-¿Comparten esta manera de gestionar la salud?

-Sí, de hecho cuando tira las consignas que ha tirado públicamente, sobre qué se va a hacer con medicamentos y demás, es porque le estamos diciendo que es posible. Muchos salieron a decir que eso no se puede financiar. En los términos que estamos hoy no se puede financiar. Pero si yo puedo bajar 7, 8 o 10 veces el precio de los medicamentos como se hacía con el Remediar, sí se puede financiar. Nosotros vamos a volver a hacer compras conjuntas, a nivel regional, vamos a volver a poner a los laboratorios estatales en plena producción, vamos a sentarnos con la industria privada para hace compras a gran escala como hacíamos con el Remediar y vamos a conseguir precios.

-Usted sostiene que es posible entonces darle medicamentos gratuitos a todos los jubilados.

-Si, económicamente es absolutamente posible.  Por ejemplo, ayer del Banco Central se fueron casi mil millones de dólares. Digo, ¿dónde vamos a poner la prioridad? En una bicicleta financiera para que se sigan fugando la guita del país o vamos a poner la prioridad que con una mínima parte de eso le podemos dar remedios gratis a los jubilados. Bueno, eso es una decisión política.

-La crítica también apuntaba a que la propuesta era darle medicamentos a todos los jubilados y no sólo a los que no los pueden pagar.

-Hay 7 millones de jubilados de los cuales 5 millones están en el PAMI. El resto tienen otros sistemas jubilatorios provinciales o de sus obras sociales.  Jubilados que hoy pueden pagar los medicamentos sin problemas con sus obras sociales, no debe haber más de medio millón, con suerte. Entonces por ahí después se hace el trazo fino. A mí no me gustó cuando dijeron si una persona tiene un auto de 10 años de antigüedad le vamos a sacar la cobertura del 100% de los medicamentos. No podemos entrar en eso. Después si hay una distorsión lo ajustamos. Pero pongámosle rápido los remedios  a todo el mundo porque se nos está muriendo la gente en serio. 

29/07/2016

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