Eduardo Jozami, dirigente de Participación Popular, periodista y escritor consideró que desde el oficialismo “por un lado atacan a los opositores políticos y al mismo tiempo pretenden que puede ganar la simpatía de la población” con las medidas que tomaron luego de las PASO.

“Pensar que un mes y medio después, porque el gobierno toma estas medidas, la gente cambia de opinión y va a dejar de votar a Alberto Fernández para votar al presidente, es ingenuo”, indicó el integrante de Carta Abierta en diálogo con , y agregó que “la opinión política de la gente no cambia tan rápido”. 

Jozami remarcó que “lo hemos sufrido nosotros, después de la derrota del 2015” porque a pesar de que “muchos salimos a la calle desde el primer día, en realidad se lo derrotó en una elección cuatro años después”. 

Sobre lo que dijo Elisa Carrió esta semana en la reunión de gabinete ampliado del gobierno cuando afirmó que “a nosotros de Olivos nos van a sacar muertos”; Jozami señaló que “es un exabrupto que tiene poco que ver con una sociedad democrática”, porque el hecho de plantear que los van a sacar por la fuerza “siempre es grave, es una provocación” e implica “poner la discusión política en un nivel que en la Argentina no está planteada”.

Para el dirigente, sería una equivocación pensar que la construcción de la unidad lograda en el Frente de Todos “fue para ganar una elección y ahora gobernamos solos”, porque “uno ha aprendido de las experiencias”. 

“Veo en todos los sectores que son conscientes de las diferencias que hubo y de las que podría llegar a haber en una nueva coyuntura, que es imprescindible sostener esta unidad lograda y es una herramienta fundamental para posibilitar gobernar con un apoyo social aún más amplio que el que se expresó en las urnas”, remató.

-¿Cómo analiza la actitud del presidente esta semana luego de las PASO?

-Yo no diría que nos sorprendió porque en general teníamos una opinión bastante pobre del presidente como dirigente político, como figura capaz de enfrentar una coyuntura difícil, pero creo que superó todas las expectativas negativas en el sentido de que primero atribuyó a los votantes que lo habían derrotado el día anterior la responsabilidad por la corrida cambiaria, y en última instancia si alguien tiene alguna responsabilidad es el mismo gobierno porque el Banco Central demoró la intervención varias horas con la consecuencia de que iba subiendo cada vez más la cotización. Y por otro lado, el presidente también aceptó una conclusión muy peligrosa para la democracia y es que si los mercados estaban enojados o preocupados, y entonces respondían aumentando la demanda de dólares, eso ponía en cuestión la decisión de los votantes del día anterior; él no dijo que no la respetaba, pero dijo que una cosa es consecuencia de la otra: “hay que hacerse cargo”. Entonces en vez de que el gobierno se haga cargo del mal manejo que ha tenido de la política económica y del mercado de las derechas en todo este período, también la población es responsable de haber generado con esa actitud irresponsable, esto no lo dijo pero podría haberlo dicho, se desprende de la línea de su pensamiento; generaron una consecuencia muy grave con la imprudencia de haber votado un candidato que tiene tan mala imagen en el exterior. En pocos días el presidente ha pasado  a ocupar un lugar de cuestionamiento por los principales diarios, sectores de poder y agencias financieras como no recuerdo desde hace muchos años que ocurriera con ningún gobernante argentino. Es una actitud absolutamente incoherente y caprichosa, y cuando al día siguiente pide disculpas y dice cosas tan livianas como que tenía sueño; eso puede explicar que esté un poquito más malhumorado, pero no un pensamiento tan estructurado y perverso de algún modo desde la perspectiva de la democracia, como planteó el día anterior.  

-¿Es significativo que todas las medidas que tomó sean opuestas a su pensamiento político y al neoliberalismo y más cercano a lo que haría un gobierno peronista?

-Sí, de algún modo es un reconocimiento de que esas son las medidas que la gente quiere. Tampoco sé si exactamente esas, pero cualquier gobierno hoy en la Argentina que no quisiera enfrentar las aspiraciones de la mayoría de la población tendría que preocuparse por los sectores medios que pagan ganancias y por los sectores populares que tienen mayores dificultades para adquirir alimentos. Pero esas medidas tienen dos limitantes, la primera que todo es hasta las elecciones; ahí no hay un proyecto. A lo mejor muchas de estas medidas siguen porque el próximo gobierno las mantiene o las profundiza. Pero por otro lado, es muy difícil que tengan éxito estas políticas que no forman parte de un plan de conjunto; creo que es más un manotazo de ahogado del presidente. Por un lado, los funcionarios de su gobierno, como en el caso de Elisa Carrió, siguen atacando a los votantes y al kirchnerismo a quien identifican plenamente con el Frente de Todos, por supuesto, que está el kirchnerismo pero es una alianza también más amplia. Por un lado atacan a los opositores políticos y al mismo tiempo pretende que puede ganar la simpatía de la población con estas medidas. Esto me parece que es un poco infantil, primero porque la opinión política de la gente no cambia tan rápido. Lo hemos sufrido nosotros, después de la derrota del 2015 hubo quienes dijeron: este es un gobierno antipopular, va a llevar adelante una política neoliberal, en pocos meses la gente va a salir a la calle; vimos que no fue así. Aunque muchos salimos a la calle desde el primer día, en realidad se lo derrotó en una elección cuatro años después. Ahora pensar que un mes y medio después porque el gobierno toma estas medidas la gente cambia de opinión y va a dejar de votar a Alberto Fernández para votar al presidente, es ingenuo. 

-¿Qué opina de lo que dijo Elisa Carrió de que “a nosotros de Olivos nos van a sacar muertos”?

-Es un exabrupto que tiene poco que ver con una sociedad democrática. Porque decir “nos van a sacar a la fuerza” siempre es grave, es una provocación, es poner la discusión  política en un nivel que en la Argentina no está planteada. Pero si además eso lo dicen los que perdieron las elecciones es doblemente criticable porque es una manera de decir “no vamos a aceptar ningún resultado electoral”. Por suerte eso no puede ocurrir porque ya se ve que tanto en la Argentina como en el mundo muchos de los apoyos del presidente están llamando a la reflexión, diciendo que este modo de reaccionar frente a una derrota electoral no es el adecuado; tiene que negociar, tiene que mantener la estabilidad. Y me parece que eso limita mucho la proyección, la continuidad de estos gestos tan malos por lo que contribuyen a enrarecer aún más esta coyuntura.

-¿Que opina del cambio de opinión de muchos periodistas con respecto al gobierno luego del resultado de las PASO?

-Para no ser injusto tal vez habría que analizar caso por caso, pero en términos generales uno se siente un poco molesto porque no era tan difícil ver algunas de las cosas que ahora se descubren. Entonces es poco creíble. Creo que la derrota electoral fue tan contundente, que hubo mucha gente que no tuvo, como ocurre otras veces, un lapso más largo de tiempo para ir cambiando y que se note menos. Algunos periodistas que eran muy oficialistas habían empezado a moderar sus críticas al kirchnerismo, al Frente de Todos, pero de cualquier manera seguían apostando al triunfo electoral de Cambiemos. Pero hubo algunos casos que fueron una conversión de la noche a la mañana difícilmente creíble.

-¿Cómo ve la situación del manejo de los resultados pensando en las elecciones de octubre, teniendo en cuenta por ejemplo que el presidente salió a hablar sin datos oficiales? ¿Puede empeorar?

-Con la experiencia que hemos tenido en estas últimas semanas creo que todo puede empeorar pero esperemos que en algún momento la cordura predomine. Si uno se cree el discurso de ayer de Lilita Carrió puede pensar que el gobierno va a hacer todas las maniobras, las resistencias, todo lo que pueda llegar a complicar más esta situación. Creo que no va a tener apoyo social, desde ya; pero tampoco incluso de los sectores de poder, entonces me parece que un mínimo de cordura va a predominar finalmente. Y creo que una contribución importantísima en ese sentido es la actitud de Alberto Fernández. La verdad que podría perfectamente sentirse muy agraviado y romper relaciones con gente que le dice las cosas que le dijo Carrió, y lejos de ello está en una actitud serena y de diálogo.

-¿Cómo ve la construcción del espacio que realizaron Alberto Fernández y Cristina Fernández pensando en el próximo gobierno?

-Ha sido un hecho importantísimo la construcción del frente porque superó los límites que en principio parecía tener. El hecho de que una gran mayoría de los gobernadores peronistas se haya incorporado al frente, que el Frente Renovador también lo haya hecho, que otros sectores independientes desde el progresismo, sobretodo en capital, se hayan incorporado; me parece un logro muy importante y que hay que defender. Porque nos equivocaríamos si pensáramos que esto fue para ganar una elección y ahora gobernamos solos. Uno ha aprendido de las experiencias. Veo en todos los sectores que son conscientes de las diferencias que hubo y de las que podría llegar a haber en una nueva coyuntura, que es imprescindible sostener esta unidad lograda y es una herramienta fundamental para posibilitar gobernar con un apoyo social aún más amplio que el que se expresó en las urnas. Pensemos que hay que enfrentar políticas como la renegociación de la deuda con el fondo monetario que son difíciles, donde va a haber aprietes muy fuertes, donde va a  ser necesaria mucha habilidad y firmeza por parte del gobierno y un gran acompañamiento popular. Me parece que por el modo en que se está moviendo Alberto eso lo tiene claro y eso nos da mucha tranquilidad.