“El gobierno a esta altura no puede engañar a nadie”, aseguró el diputado nacional Leopoldo Moreau. Sostuvo que “han usado la mentira reiteradamente desde la campaña electoral de 2015” pero “todos los esfuerzos que hacen” publicitariamente “se chocan con la realidad”, y reflexionó que “hubiese sido mucho mejor que los dedicaran efectivamente a cambiar la realidad” del país.

El legislador por Unidad Ciudadana, el espacio kirchnerista que integra el Frente de Todos, consideró que el presidente Mauricio Macri aceleró “la firma” del pacto Mercosur-Unión Europea “ porque se aproximaba la campaña electoral”, porque “no tienen ningún logro que mostrar respecto a la política económica”.

Explicó que el gobierno pretende “instalar una fantasía” de que “vamos a acceder a un mercado de 500 millones de habitantes, cuando en realidad sucederá lo contrario, ellos accederán a nuestro mercado en muchos órdenes”. Advirtió que “quieren crear la ilusión de que los argentinos van a poder comprar una botella de Malbec francés por 1 euro, o traer un Alfa Romeo por 500 euros”.

También exhortó a “estar atentos” porque “este gobierno es capaz de cualquier cosa” con la trasmisión de los datos de cada mesa de votación. Explicó que, en el sistema tradicional, “los empleados del Correo retiraban las actas del escrutinio y se transmitían desde los correos por telegrama”, pero lo reemplazaron “por un scaneo desde los propios colegios, que no tiene ninguna justificación”.

En esta entrevista con , Moreau calificó a lo que ocurre con las personas en situación de calle como “la foto más espantosa de lo que son los resultados de casi cuatro años de gestión de Macri”.

-¿Cree que el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea es un anuncio con fines electorales más que otra cosa?

-No hay lugar a dudas. El propio gobierno admite que hace 20 años se viene negociando un acuerdo de este tipo, porque efectivamente tiene una enorme complejidad, hay miles y miles de posiciones arancelarias que analizar y cada toquecito que se hace en una de ellas puede significar para un país u otro la desaparición de todo un sector de su actividad industrial o de una economía regional. Y de repente Macri y Bolsonaro aceleraron la firma de este acuerdo fundamentalmente en el caso de Argentina porque se aproximaba la campaña electoral. Y como no tienen ningún logro que mostrar respecto a la política económica que se está siguiendo en la Argentina, sino todo lo contrario, no hay índice que haya ido para arriba, todos fueron para abajo, y la destrucción del aparato productivo de Argentina no tiene precedentes, entonces decidieron marchar hacia un escenario donde pretenden instalar una fantasía. Esa fantasía es que vamos a acceder a un mercado de 500 millones de habitantes cuando en realidad lo que va a suceder es lo contrario, que ellos van a acceder a nuestro mercado en muchos órdenes. Y además quieren crear también la ilusión de que los argentinos vamos a poder comprar una botella de Malbec francés por 1 euro, o traer un Alfa Romeo por 500 euros. Un poco lo que se hizo en el pasado cuando se privatizó el sistema de jubilaciones y pensiones, también se hizo una campaña para instalar un falso sentido común. Se publicaban avisos de los bancos mostrando jubilados tirados en la arena en una playa del Caribe, pasando su jubilación alrededor de chicas en bikini tostandose al sol, como si fueran jubilados alemanes que iban a ir al sur de Italia. Y todo terminó en una hecatombe que tuvo que resolver el Estado estatizando las AFJP, para que la gente pueda cobrar una jubilación digna. Hoy está pasando más o menos lo mismo.

-La campaña electoral del gobierno pasa por publicitar una supuesta obra pública que hizo. ¿Es lo único que tiene para ofrecer?

-El gobierno a esta altura no puede engañar a nadie. No le cree nada nadie. No le creen los trabajadores que han perdido sus puestos de trabajo o su nivel de ingreso, no le creen los comerciantes que han tenido que bajar las persianas de sus comercios, no le creen las pequeñas y medianas industrias que han tenido que cerrar sus plantas, no le creen los profesionales. No le cree absolutamente nadie. Me parece que ya no pueden engañar a nadie, han usado la mentira reiteradamente desde que se hizo la campaña electoral, desde el 2015. Todos los esfuerzos que hacen en ese sentido, hubiese sido mucho mejor que los dedicaran efectivamente a cambiar la realidad de la Argentina, a mantener un país en marcha, productivo. Me parece que todos estos esfuerzos se chocan con la realidad.

-¿Cómo analiza lo que está ocurriendo con las personas en situación de calle, y la ayuda que están dando los clubes de futbol o las organizaciones barriales?

-Como la foto más espantosa de lo que son los resultados de casi cuatro años de gestión de Macri. Es cierto que siempre hay personas en situación de calle, pero se trata de casos particulares, de personas que pueden tener algún tipo de dificultad o situaciones muy extremas. Pero el hecho de que los clubes o las iglesias o distintas instancias barriales estén abriendo sus puertas para que la gente concurra allí, demuestra que estamos ante un fenómeno de carácter masivo. El caso de la ciudad de Buenos Aires y del Gran Buenos Aires es patético. En primer lugar, ya no son personas sino que son familias. En segundo lugar, hablando con esas familias, uno advierte cuál es el problema, y es que la mayoría de ellos realizaban trabajos informales, lo que se denomina ‘changas’. Como la destrucción del empleo en blanco implica también la destrucción de empleo informal, porque la persona que deja de ser un trabajador registrado cuando está despedido, a su vez deja de utilizar al plomero, al carpintero, al jardinero. Se calcula que por cada empleo registrado se pierden dos no registrados. Este es el caso de esta gente que está en la calle. Han vivido en alquileres precarios, en pensiones, cobraban por día, y de repente se vieron sin ningún ingreso y han tenido que ir con toda su familia a la calle. Por eso tiene este carácter masivo, y el gobierno todavía tiene la caradurez de decir que esa gente no quiere ir a los paradores.

-¿Cuál es la gravedad de lo que ocurrió con la prueba para el escrutinio provisiorio de las PASO y las elecciones generales?

-Este es un gobierno que es capaz de cualquier cosa, como siempre fueron los gobiernos de derecha en la Argentina. Hay que estar muy atentos. La verdad es que el sistema tradicional funcionaba muy bien, yo no sé por qué tiene que ser reemplazado por esto de hacer un scaneo desde los propios colegios. No tiene ninguna justificación. El sistema tradicional implicaba que pasaban los empleados del correo, retiraban las actas del escrutinio y se transmitían desde los correos por telegrama. Eso funcionaba bien, probablemente significaba que pasaran un par de horas más para que se fueran conociendo los resultados. Pero acá el problema no es el apuro sino la transparencia. A mí no me importa si los resultados están a las 12 de la noche, en tanto y en cuanto sean los que expresan la voluntad del pueblo. No me interesa que estén a las 8 de la noche pero todo sospechado.

-¿Le parece que el gobierno, con la economía, solo aspira a que no se dispare el dólar con estas altas tasas de interés para poder llegar medianamente estable a las elecciones?

-Efectivamente, es lo que está intentando hacer. Pero eso tiene una contracara: mantener funcionando esa bicicleta financiera de tasas altas y dólar bajo. Pero esas tasas significan que no hay posibilidades de inversión, ni públicas ni privadas, y que las empresas cada día están en mayores dificultades para acceder al financiamiento. Y empresas que no tienen posibilidades de acceder al financiamiento, que tienen que pagar tarifas elevadísimas de servicios públicos, y que además no tiene clientes porque no hay consumo, son empresas que quiebran. Por eso se está acelerando en estos últimos dos o tres meses el fenómeno de la destrucción de puestos de trabajo. Eso es la contracara de lo que está haciendo el gobierno. Que además tiene fecha de vencimiento. Porque efectivamente lo que va a suceder inmediatamente después de las elecciones, es que el dólar va a volar por el aire.