Entrevistas
16/04/2017

Edgardo Mocca

“Detrás de la revolución de la alegría hay ferocidad de clase”

“Detrás de la revolución de la alegría hay ferocidad de clase” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El politólogo expresó que el discurso del gobierno macrista está en el límite de lo violento, dice “vengo a unir los argentinos” pero el voto del 49% de diciembre de 2015 “es tratado con desprecio y con agresividad”. Afirmó que Cristina Kirchner debe ser candidata a senadora.

Diego Colao

[email protected]

Para Edgardo Mocca, el gobierno maneja “un discurso que está siempre en el límite de lo violento porque cuando uno dice vengo a unir a los argentinos y de golpe se da cuenta que el voto del 49% de los argentinos de diciembre de 2015 es tratado con desprecio, con agresividad, con ninguneo sistemático, se da cuenta que detrás de esa pantalla de la revolución de la alegría y todo eso hay un ferocidad de clase muy manifiesta”.

El polítólogo y ex panelista de 678 consideró que en el reagrupamiento de la oposición “está en juego la capacidad de armado, la generosidad, la inteligencia de un sector muy grande de la política, porque realmente la demanda de unidad y de derrotar este plan viene de abajo y viene muy fuerte”.

Consideró, en diálogo con Va Con Firma, “que el modo de pensar la elección de octubre no es Cristina o Macri” sino que se debe oponer al gobierno “un vasto y amplísimo sector popular que logre derrotarlo”; y en ese planteo Cristina Kirchner debe ser candidata.

- ¿Qué cosas le sorprendieron del gobierno de Mauricio Macri en estos primeros 15 meses?

- Una cosa es prever los acontecimientos, calcular las posibilidades y otra cosa es vivir y sufrir. Desde el punto de vista racional no hay demasiadas sorpresas, lo que se llamó la campaña del miedo, el alerta de que venía una devaluación, de que venía una transferencia de ingresos muy fuerte hacia los sectores más concentrados de la economía, que eso incluía elementos de represión; todo eso quedó bastante corto frente a lo que estamos viviendo y frente a una tendencia que no se altera en lo más mínimo desde el primer día del gobierno de Macri. Más allá del cambio de funcionarios y de las internas que abundan en el Pro y en la coalición Cambiemos, el rumbo se mantiene intacto con tendencia a profundizarse. Esto entre otras cosas incluye un feroz endeudamiento público que va traer consecuencias por períodos largos. Sin hablar de las cosas más cotidianas, como los despidos, los techos en las paritarias de los trabajadores, un combo que se resume en la idea de que es una readaptación neoliberal en la Argentina con más profundidad y más alcance dañino de la que vivimos en los ‘90, e incluso, sacando la cuestión del orden del terrorismo de Estado, del plan Martínez de Hoz; lo que se está viviendo es una cosa muy dura.  

- ¿Cree que en los último mes se está radicalizando la postura del gobierno, en cuanto a la represión y el discurso público?

- Lo que pasa es que lo nuevo a lo que estamos asistiendo en el país, sobre todo a partir del mes de marzo, después de unos primeros meses de expectativas y de cálculos relativamente positivos en la sociedad y en la clase política, es una activación del movimiento popular, de la protesta, de las demostraciones de masas multitudinarias y las expectativas de que eso se profundice. De modo que ahora hay un interrogante que la democracia argentina va a tener que saber responder: cómo se hace para mantener un nivel de pacificación social en circunstancias donde se están extremando las medidas antipopulares, que incluyen atentados muy graves contra el Estado de derecho, como la detención de Milagro Sala. Me parece que  lo que ha habido en los últimos días es un intento de responder doblando la apuesta, amenazando, provocando y en algunos casos produciendo hechos de violencia como el caso de los docentes y el del comedor infantil, y muchos otros que a veces tienen poca repercusión mediática.

- ¿Qué actitud cree que va a tomar el gobierno para las elecciones de medio término?

- No veo que tengan en la hoja de ruta cambios que se puedan notar mucho en estos meses. Seguramente el intento va a ser un nivel de reactivación del consumo sobre la base de la obra pública. Por un lado se van achicando los tiempos de un modo muy pronunciado y por el otro, medidas como la que acaba de tomar el Banco Central de subir la tasa de interés de los Lebacs, más bien tienen un resultado contrario. Tal vez la apuesta sea producir una disminución de la inflación que se note; pero ahora ya no hay que contarlo con la Argentina de diciembre del 2015 sino con la Argentina de hoy, de abril del 2017, donde ya se ha perdido mucho poder adquisitivo y se ha deteriorado mucho el parque industrial. Creo que la carta que se va a jugar el macrismo en términos electorales es intentar seguir la línea del deterioro del desprestigio y la persecución a todo lo que fue el período político anterior, porque sabe que hay un sector de la clase media que todavía se siente alentada por ese supuesto cambio que cada vez menos se sabe en qué consiste. Pero todavía el discurso de ellos sigue en torno a eso, y a una poderosa maquinaria de manipulación de la opinión que no tiene muchos antecedentes, en realidad tiene los antecedentes de los años que van del conflicto agrario a diciembre del 2015, pero se ha profundizado y se ha radicalizado. Exclusión de voces y radicalización de un discurso que está siempre en el límite de lo violento porque cuando uno dice vengo a unir a los argentinos y de golpe se da cuenta que el voto del 49% de los argentinos de diciembre de 2015 es tratado con desprecio, con agresividad, con ninguneo sistemático, se da cuenta que detrás de esa pantalla de la revolución de la alegría y todo eso hay un ferocidad de clase muy manifiesta, se lo nota en la mayoría de los funcionarios.        

- ¿Cómo ve la reagrupación del peronismo de cara a las elecciones, luego del movimiento que hubo dentro del Frente para la Victoria, por ejemplo?

- Creo que ha habido un cambio de tendencia muy pronunciado; lo que se vio en la activación del conflicto, de la lucha, también se verifica en la política. Lo que era la fotografía del viaje a Davos a principios de 2016, con Massa y Urtubey entusiasmados llevándoles las valijas a Macri, ésa fotografía se ha gastado hasta casi desaparecer del mapa político. Hay un reagrupamiento del peronismo muy visible. Si recordamos el lenguaje en el que se hablaba a principios de la experiencia del macrismo; que el kirchnerismo era el pasado y había que armar un peronismo que se llamaba renovador. Ahora muchos, no digo todos, de los que decían estas cosas, algunos están callados y otros han cambiado de parecer y hay una discusión muy fuerte dentro, que es la unidad o  no del peronismo que es vital para pensar un proceso electoral como el que viene en octubre que es decisivo porque ahí se está jugando si se va a generar un orden político consistente en torno a las reformas  neoliberales o va a haber una oposición que talle decisivamente. La unidad de la defensa de lo nacional, de lo social, tiene que ser con un máximo nivel de amplitud, pero también tiene que tener el condimento de que esa amplitud esté rodeando una idea de país realmente alternativa. Porque hay algunas figuras del sistema político, incluidas algunas del Partido Justicialista (PJ), que piensan más bien en un sentido de alternancia; hoy ganan ellos, mañana ganamos nosotros. Pero acá lo que está en juego no es un partido u otro. Lo que empieza a estar en juego en octubre es en qué tipo de país queremos vivir. Y el otro tema del PJ es que son gente pragmática, olfatean muy bien el ambiente que los rodea y ese ambiente lo que les está diciendo es la fortaleza que tiene Cristina Kirchner en las encuestas para senadora en la provincia de Buenos Aires. Hay síntomas de que el cuadro político que se pensaba hace un año y medio era que íbamos a asistir a una especie de competencia relativamente de caballeros entre Macri y el massismo; no digo que ha desaparecido de la escena pero han cambiado muchos los tiempos. Y ahora se va a poner a prueba la madurez de todo el espacio político que quiere construir una alternativa. Negar la presencia y la fortaleza en el interior de esa coalición de Cristina y del kirchnerismo es una ceguera. Por otro lado, querer reducir la cuestión de la oposición a lo que sigue siendo la fuerza propia de Cristina y del Frente para la Victoria sería un acto de sectarismo. Acá está en juego la capacidad de armado, la generosidad, la inteligencia de un sector muy grande de la política, porque realmente la demanda de unidad y de derrotar este plan viene de abajo y viene muy fuerte. Si uno mira las postales de la Plaza de Mayo del 24 de marzo o del conflicto docente, en todo ese movimiento, que no fue kirchnerista como lo quieren presentar, eran sectores muy importantes y numerosos del pueblo argentino que están avisándole al sistema político que no quieren componendas ni sectarismo, que quieren una verdadera alternativa con los mejores candidatos al frente. Y los mejores son los que mejor expresan el otro país que fue electoralmente circunstancialmente derrotado en diciembre de 2015. No es cualquier amontonamiento de gente que diga que es la oposición Tiene que haber un mensaje de coherencia y que entusiasme. Si no lo que va a terminar pasando es que nos vamos a acercar al tiempo del que se vayan todos. Si no hay un sistema político que le dé respuestas a las demandas vamos a tener una resurrección de ese clima de fines del 2001.

- ¿Qué opina de la idea que expresó Axel Kicillof y abona el Frente Renovador de que el gobierno prefiere polarizar la elección con Cristina Kirchner para discutir el pasado y no el presente? ¿Cree que Cristina igualmente debería presentarse y liderar el espacio?

- Lo que veo que hay que definir es si las elecciones son importantes. Es como un partido de fútbol, si es un amistoso uno puede poner un equipo cualquiera, si las elecciones son decisivas como creo que son, no definitivas pero si influyentes en un sentido muy fuerte; como se están insinuando las cosas Cristina debería ser candidata. El intento del gobierno de polarizar con Cristina se basa en la percepción de una Cristina representando al espacio más duro del kirchnerismo, lo que se intenta es colocar al kirchnerismo en el lugar del otro, porque se sabe que hay sectores que están en contra de la política de Macri que podrían no llegar a votar a Cristina. Ahora esa batalla en algún momento hay que darla. Por qué si solamente ponemos ese razonamiento hay que poner un candidato lo más parecido a Macri que diga, por ejemplo, se están haciendo mal las cosas pero el rumbo es bueno, como están haciendo Massa y Urtubey; la Argentina tiene que volver al mundo, y hay que abrirse al capital extranjero pero hay que hacerlo con más idoneidad. Entiendo lo que dice Axel Kicillof en un sentido de defensa de la figura de Cristina, porque con este giro que ha dado la política argentina hay sectores que están impacientes; y lo que dice Kicillof no es que Cristina no tiene que ir, lo que dice es que el modo de pensar la elección de octubre no es Cristina o Macri. El modo de pensarla es Macri o un vasto y amplísimo sector  popular que logre derrotarlo. Con ese planteo estoy enfáticamente de acuerdo. Yo le agrego que el reagrupamiento no debería prescindir de la presencia de Cristina Kirchner.

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]