Ricardo Rouvier, analista político y docente universitario sostuvo que la protesta del domingo frente la casa del juez de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti “opera como una suerte de amenaza sobre la autoridad”, y no es “el mejor método para expresar una opinión”, aunque aclaró que en “la Argentina no corre peligro, ni la democracia, ni el gobierno”.

“El acontecimiento en sí es un hecho importante por lo negativo, en el sentido de que establece un escrache a una figura pública y ése no es el mejor método en una democracia para expresar opinión”, explicó en diálogo con y agregó que “en este caso opera como una suerte de amenaza o de presión sobre la autoridad, en momentos en que la Corte Suprema está por determinar una resolución que tiene sin dudas significación política”.

En cuanto a supuestos intentos de desestabilización por parte de sectores de poder, Rouvier indicó que no cree “en ningún golpe de Estado, ni en ningún movimiento destituyente” como podría haberlo en la “Rusia de Putin, en Canadá de Trudeau o en Francia de Macrón”, donde “seguro que hay un grupo de personas que quieren que se caiga el gobierno”.

“Lo que digo es que no hay posibilidad destituyente; destituyentes siempre hay, lo que no hay es la posibilidad de que eso se concrete”, remarcó y definió que “en la Argentina no corre peligro ni la democracia, ni el gobierno”.

El domingo, un grupo de manifestantes protestó frente a la casa de Ricardo Lorenzetti, integrante de la Corte Suprema, que en el día de hoy definirá si acepta o no el “per saltum” solicitado por los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, por la anulación de los traslados inconstitucionales realizados por Mauricio Macri en 2018.

El sociólogo señaló que “en un análisis más profundo”, este hecho “es un ejemplo más de la falta de intermediación política en la Argentina”.

“Tenemos personas que van en auto, con banderas, sin ninguna agrupación política que la represente, suponemos que puede haber agrupaciones opositoras detrás, pero no en la vanguardia”, describió Rouvier y agregó que “la política ha perdido intermediarios en la Argentina, y esto es el fracaso de los partidos políticos; no hay intermediarios, va la gente con su cuerpo y hace lo que tiene que hacer en términos de expresión callejera y se expresa”.

Para el director de la consultora Ricardo Rouvier & Asociados, “está mal el escrache como expresión política, resulta autoritario, pero mirando más profundo, hay una crisis de intermediación, porque los partidos políticos en la Argentina son una ficción y hay que darse cuenta de la gravedad de lo que esto significa, porque está el cuerpo y el poder, no hay otra cosa en el medio, y eso siempre es peligroso”.

Sobre el papel de la oposición en estas marchas, consideró que “en la lucha política del día a día indudablemente esto es aprovechado por la oposición, como habrá otras que pueden ser aprovechadas por el oficialismo” y aclaró que “ésas son las reglas de juego de la política, sobre todo porque el peronismo que gobierna ha perdido por el momento una de sus facultades y expresiones desde el origen mismo, que es la expresión popular en la calle”.

El presidente de la Nación, Alberto Fernández, declaró ayer durante una inauguración en la provincia de Buenos Aires que la marcha contra Lorenzetti “no tiene nada que ver con la democracia; no es un reclamo popular, no es un reclamo a las instituciones: es el más vil de los escraches, propio del fascismo y del nazismo” (ver nota aparte).

De la misma manera, Rouvier sostuvo que estas manifestaciones “son autoritarias y es un error” llevarlas adelante, y remarcó que “uno encuentra ese origen en la historia italiana moderna, alemana, lo que fue el nazifascismo; sin duda ahí se encuentra con la práctica del escrache”.

Pedido por el presidente de la Corte, Carlos Rosenkrantz, el máximo tribunal decidirá hoy en acuerdo extraordinario si acepta tratar el pedido de los jueces que resisten la anulación de sus traslados votada por el Senado y avalada por el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial en varias instancias. 

“Es importante la decisión, me parece que la Corte ha quedado como encerrada en un laberinto, no sé por dónde va a salir, pero la situación es compleja”, analizó el sociólogo y agregó que “en la Argentina tenemos que poner un poco de acuerdo a los poderes, porque si la Corte falla de una manera o de otra, se plantea un conflicto de poderes con el Ejecutivo y con el Legislativo”.