Entrevistas
26/04/2020

Los cambios que plantea el coronavirus

Horacio González: “un nuevo tipo de Estado debe estar presente”

Horacio González: “un nuevo tipo de Estado debe estar presente”  | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El sociólogo y ex director de la Biblioteca Nacional sostuvo que “hay que crear instrumentos políticos nuevos”. Planteó un “neo humanismo político” para los gobiernos populares que se deben defender “frente a enormes ataques que no han cesado a pesar de la pandemia”.

Diego Colao

[email protected]

Horacio González, sociólogo, docente e investigador planteó diferentes ideas sobre este “tiempo extraordinario” que supone la pandemia del Coronavirus y que implica un cambio “de tantas dimensiones, en lo climático, en el vínculo entre las personas, en las comunicaciones, en la vida política”. 

El ex director de la Biblioteca Nacional indicó que “todo eso debe ser resuelto de una manera democrática, humanista y vitalista, con un privilegio siempre de las existencias concretas y no de los cálculos estadísticos productivos” y aclaró que no cree que “la humanidad deba derivar a un nuevo pacto con la economía de la información”.

Al contrario, consideró que debe generar “un nuevo tipo de relación con la naturaleza, con el mundo animal y examinar con más atención, en términos filosóficos, hacia dónde va una civilización que puede tener maravillas en cuanto a sus descubrimientos científicos y culturales, pero puede tener un lado sumamente oscuro en cuanto a una destrucción, tanto de la naturaleza como a una destrucción de la vida común tal como la conocemos”.

En la discusión sobre el resurgimiento de un Estado benefactor y el fin de prácticas neoliberales, con el optimismo que esto implica, González remarcó que “todos esos términos pueden ser replanteados” aunque advirtió que “la esperanza hay que generarla, hay que crearla”, y por lo tanto “hay que crear instrumentos políticos nuevos”.

“No puede haber un Estado omnipotente, pero no se puede en ningún momento dejar al Estado como una forma inerte de no intervención en los asuntos públicos”, amplió el sociólogo en diálogo con Va Con Firma y sostuvo que “un nuevo tipo de Estado tiene que estar presente” y la forma que adopte debe ser discutida “en medio de esta gran tormenta moral, espiritual y política”.

“Yo me jugaría por un nuevo término de carácter neo humanista en la resolución de la cuestión económica, política y del cuidado también” señaló y manifestó que un “nuevo neo humanismo político” podría ser “el modo de replantear cómo deben actuar de ahora en adelante los gobiernos populares, que deben defender su condición de populares frente a enormes ataques que no han cesado a pesar de la pandemia”.

En cuanto al impuesto a la riqueza, González dijo que “no es poco en la Argentina”, ya que es “un país que tiene un estilo en sus derechas muy salvaje” y destacó tiene “una esperanza concreta en un gobierno que desarrolle medidas más audaces con un acompañamiento social”.

-¿Cuáles son las cosas que más le preocupan en este tiempo extraordinario que es la pandemia?

-Es un tiempo extraordinario, y cada uno tiene que imaginar un nuevo tipo de relación con los grupos en los cuales participa y fundamentalmente con las medidas que se han tomado, que son medidas extraordinarias, excepcionales, únicas, que no están en la memoria de la convivencia en la Argentina y todo eso origina un nuevo tipo de debate político y cultural. El aislamiento es una medida muy excepcional, se presenta como la más urgente y necesaria, indispensable para detener la pandemia. No se conoce otra, es la que históricamente se ha tomado en todas las pestes desde la de Atenas en la guerra del Peloponeso hasta hoy, y con distintos resultados. Cuando hay una cura es diferente, en este caso, al no haberla produce una nueva discusión que es la relación del Estado con las libertades públicas, en este momento hay un pequeño debate insinuado en ese sentido. Los que justificamos las medidas que ha tomado el gobierno no se nos escapa ese debate que llevan a cabo algunos grupos o personas en este caso, muchos grupos de filiación autonomista que están incomodados por algunas restricciones. Estoy de acuerdo con las medidas del gobierno y sin embargo esto abre un debate de grandes consecuencias si una vez terminada esta situación de corte inédita perduraran formas de control callejero, de vigilancia de todo tipo que tampoco se conocían hasta ahora y solo son justificables en este marco. Esa es una primera cuestión.

-¿Cómo ve la discusión salud economía?

-El gobierno tomó la opción correcta de detener las aglomeraciones, entre otras, de la producción industrial y del transporte público a los lugares de trabajo. Eso supone otro enorme debate que está aprovechado un sector de derecha, ya que salió una solicitada de Vargas Llosa con Macri, con la posición aproximada de Bolsonaro; aunque dicho con más cuidado porque citaron una frase del escritor mexicano Octavio Paz, contra el ogro filantrópico, que sería el Estado benefactor a la manera populista. Ahí también hay otro debate. Creo que es acertada la medida de preferir la opción por cuidar las vidas, de lo que se llamó cuidado, es preferible a reactivar una economía de corte fuertemente contaminante, de agrupaciones laborales que favorecen el contagio, y esa decisión ha sido tomada con acierto. Y es una decisión difícil, tan difícil es que en algunos lugares se está sacando la restricción y algunos sectores de la derecha aprovechan para señalar que la producción no puede detenerse, que también es del sentido común. Habría que ver en el futuro que tipo de producción tiene que hacer un país ante este cambio de tantas dimensiones, cambio climático, cambio en el vínculo entre las personas, cambio en las comunicaciones, en la vida política. Todo eso debe ser resuelto de una manera democrática, humanista y vitalista, con un privilegio siempre de las existencias concretas y no de los cálculos estadísticos productivos. Ahora bien, como hay mucha gente que trabaja en trabajos informales y muchos que cobran la mitad del salario y muchas veces con ayuda del estado; se produce una situación precaria y esa precariedad es el ámbito donde la derecha neoliberal interviene. Eso exige que la cuarentena, esa medida excepcional que estamos atravesando, no ofrezca tantas fisuras ante este ataque que está recibiendo por el modo en que se trasladó a la lucha política entre supuestos populistas, estatistas y supuestos liberales extractivistas. No puede ofrecer tantas fisuras y por lo tanto contemplar casos singulares, procurar que el control callejero no se transforme en una militarización, hay un montón de cuestiones que están planteadas y hacen a la dificultad enorme de este momento que confío que se atraviesen de la mejor manera, sin pérdidas de vidas y con la capacidad de restituir la vida productiva en el país en condiciones más generosas también.

-¿Cuáles con las cuestiones más importantes a tener en cuenta para la salida de la cuarentena?

-Primero se debe volver a recomponer en el plano laboral el trabajo en común, el trabajo vivo relacionado con empresas que tengan una nueva sensibilidad hacia lo que está ocurriendo. En este sentido, me parece que el teletrabajo, solo en los casos que sea absolutamente necesario debe sustituir el trabajo en presencia, la herencia de la vida productiva tal como la conocimos hasta el momento con las renovaciones y modificaciones que sean necesarias. Por ejemplo los impuestos a las grandes corporaciones y demás, eso va a tener que ser considerado por todos los gobiernos que quieran atender la situación de distribución de la renta de una manera más justa. No veo que la humanidad deba derivar a un nuevo pacto con la economía de la información, digamos, con la modalidad de trabajo a distancia. La cuestión del distanciamiento debe tener una racionalidad en este momento, que es la adecuada me parece, pero no debe proseguir en el futuro eliminando las formas de trabajo que exigen trabajos grupales, coordinados, en la universidad, en los colegios, eso tiene también una gran consecuencia. No debe predominar la clase a distancia sobre la clase viva, son términos directos que da el profesor con sus alumnos en una interacción viva que no puede ser sustituida por vínculos informáticos. Aunque estos pueden ayudar, no van a desaparecer, se van a incrementar sin duda. Y después generar, en términos de la humanidad, un nuevo tipo de relación con la naturaleza, con el mundo animal y examinar con más atención, en términos filosóficos, hacia dónde va una civilización que puede tener maravillas en cuanto a sus descubrimientos científicos y culturales, pero puede tener un lado sumamente oscuro en cuanto a una destrucción, tanto de la naturaleza como a una destrucción de la vida común tal como la conocemos. En relación al modo en que actúan en el mundo esas grandes invenciones, esos grandes descubrimientos, sobre todo científicos y tecnológicos, que actúan también como fuerzas destructivas de la condición humana.

-Circulan ideas de solidaridad, de que vamos a salir mejores, una visión esperanzadora del fin del neoliberalismo, de nuevos estados de bienestar, ¿Cómo analiza esto?

-Se está discutiendo la idea de un estado neoliberal que afloja todas las posibilidades del Estado de controlar la producción, las finanzas, o hay una mayor intervención estatal y se dignifica el Estado como promotor de nuevos controles hacia las ganancias desmesuradas, a la financiarización, no de la economía sino de la vida misma. Todos esos términos pueden ser replanteados, quizás con más esperanza, pero la esperanza hay que generarla, hay que crearla. En la tradición religiosa la esperanza viene dada y en la tradición laica política, en la cual de algún modo u otro todos estamos insertos, la esperanza hay que crearla. Y por lo tanto hay que crear instrumentos políticos nuevos. No puede haber un Estado omnipotente, pero no puede en ningún momento dejar al Estado como una forma inerte de no intervención en los asuntos públicos, que garantice la democracia, los vínculos igualitarios y la distribución de los recursos cada vez más escasos que tiene la humanidad para reproducirse. Por lo tanto un nuevo tipo de Estado tiene que estar presente. Cómo va a ser ese Estado habrá que discutirlo en medio de esta gran tormenta moral, espiritual y política, tal como la defiende el neoliberalismo, también tiene que ser rediscutida. No puede haber un productivismo que no conozca sus límites, no puede haber un tipo de corporación, pongo de ejemplo a los Rocca, que hacen un cálculo de estas magnitudes: como la gente quiere trabajar y la cuarentena se lo impide y la empresa es la que da trabajo, la empresa transnacional, entonces hay que hacer un cálculo de vidas donde va a haber más sacrificados, que son sacrificados necesarios; más de los que cuidarían las medidas restrictivas en relación a la pandemia. Este neoliberalismo empresarial llama a que el pueblo, los trabajadores, toleren esta mayor cantidad de sacrificados en nombre de que haya producción. Eso sí es una falsa alternativa. Como te decía la cuarentena tiene sus fisuras, una parte de la vida popular dirá, preferimos arriesgarnos más y tener el trabajo que nos dan esos empresarios. Por lo tanto hay que disolver ese nudo trágico de empresarios que juegan con el ataque al populismo diciendo que son los que ofrecen trabajo. El Estado tiene que convertirse en un estado que no afecte a las libertades públicas pero que al mismo tiempo afecte a las grandes ganancias en el modo de ser empresarial al cual llegó el capitalismo contemporáneo, que es un modo sumamente salvaje. No sé si va a subsistir el capitalismo, habrá otra cosa, pero en todo caso que no sea este modo productivo salvaje porque el cálculo de vidas que hace es muy alto. Y los sacrificados hasta querrían ir al sacrificio en nombre de esta lógica empresarial. Por lo tanto yo me jugaría por un nuevo término de carácter neo humanista en la resolución de la cuestión económica, política y del cuidado también. El cuidado es una enorme noción también de la tradición humanista filosófica que el gobierno está esgrimiendo con razón. Ocurre que también hay otra fisura en la cuarentena, porque salir a la calle con la mascarilla presupone una desconfianza mutua, presupone el distanciamiento, que es un modo del cuidado pero también de la desconfianza, por lo tanto todas esas cuestiones, que son temas filosóficos, que implican el abrazo, cuidar a los muertos, los familiares, el velatorio. Y la derecha está trabajando sobre esas fisuras de manera explícita, como se ve en el comunicado de Vargas Llosa con los ex presidentes del neoliberalismo. Por lo tanto, el cuidado tiene que ser un cuidado que busque efectivas solidaridades como las que todos querríamos. Todos somos parte consecuente de esa solidaridad, a nadie se le escapa ese concepto de su lenguaje, pero todos estamos un poco desconcertados respecto a cómo tendríamos que ser solidarios, habiendo tantas interdicciones en la cola del cajero automático, en la cola del supermercado. Todas esas cosas hay que pensarlas, con una disposición a pensar no solo medidas sanitaristas como las que se están tomando y con las que concuerdo plenamente, sino desde un punto de vista más filosófico, o desde lo que llamé un nuevo neo humanismo político. Me da la impresión de que muchos estarían dispuestos a que ese sea el modo de replantear cómo deben actuar de ahora en adelante los gobiernos populares, que deben defender su condición de populares frente a enormes ataques que no han cesado a pesar de la pandemia. Son los ataques de corporaciones financieras, comunicacionales, en general vinculadas entre sí con las grandes corporaciones productivas que también son financieras, también controlan medios de comunicación. Por lo tanto ese complejo, que no hay un nombre fácil para decir cuál es, está actuando plenamente en medio de la pandemia.

-¿Cree que la pandemia pone en evidencia estas corporaciones, por ejemplo, con el impuesto a las riquezas, quiénes y cómo los defienden?

-El otro día escuché a un amigo que hablaba del impuesto a los ricos, que son 12.000 personas, todo lo que se ha dicho, que es poco. Es una manera de comenzar con la evidencia de que se quiere actuar contra un sector que desaprensivamente acumuló un conjunto de recursos, de ganancias; pero no es una abstracción la ganancia, es un recurso de vida que deja en la desprotección a millones de personas. Es poco, pero no es poco en la Argentina. Porque la Argentina es un país que tiene un estilo en sus derechas muy salvaje. Que ha generado un estado terrorista en décadas pasadas y hoy puede generar situaciones también muy duras respecto a un gobierno como el actual, que es un gobierno democrático de centro, para usar viejas categorías, que tiene algunas audacias, que vistas en relación a los grandes procesos más tumultuosos de la historia parecen mínimos; pero hoy eso no es mínimo, ni escaso en la Argentina. Por lo tanto un impuesto de esa índole, que está siendo discutido de una manera muy enfática, los editoriales de Clarín, La Nación, lo indican de este modo, es algo que tiene que ser puesto en práctica. Sería un indicio de que está actuando de una manera correcta desde el punto de vista de la distribución de las posibilidades de vida, digamos, pero no tiene un nombre como el que le adjudican estos editorialistas de populismo, comunismo, castrismo; toda la batería anacrónica de calificativos que niegan una acción política democrática. Por lo tanto esta acción política democrática, que yo digo con un nombre también aceptable pero que forma parte de una tradición que debe renovarse, debe esperar tener un nuevo nombre también, para convocar cuando las ciudades estén vivas nuevamente y haya gente que transite por ella en forma libre y ciudadana, tiene que esperar que haya un apoyo social, un movimiento social y político que respalde este tipo de gobiernos, que no son enteramente fuertes para aplicar esta medida, aunque ha tenido hasta el momento una actitud muy firme en torno a la deuda externa, no son gobiernos tan fuertes como para que no deban tener y que no exijan tener el respaldo social y popular que los acompañaría. Por lo tanto espero, y tengo, ahí si una esperanza concreta, en un gobierno que desarrolle medidas más audaces con un acompañamiento social, y todo esto tenga un nombre que aún no sabemos cuál será. Que sea un nombre extraído de las memorias sociales y políticas del pueblo argentino, y de las memorias universales también, y que sea un nombre para señalar la adhesión de muchas personas en torno a nuevas ideas sociales y manifiesten a través de ellas el apoyo a un nuevo tipo de vida. Tan excepcional es la situación que no se responde restaurando las formas de vida anteriores, tiene que haber una nueva hipótesis de convivencia en el país y en el mundo.

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]