Entrevistas
28/08/2016

Carlos Roberti

“El ruido político genera una retracción de la actividad económica y comercial”

“El ruido político genera una retracción de la actividad económica y comercial” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
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El presidente de Acipan, reconoció que el comercio atraviesa una situación “complicada”, pero expresó su confianza en que las cosas mejoren con un repunte de la fruticultura y de la actividad hidrocarburífera.

Ezequiel Bagnato

El presidente de la Asociación del Comercio, la Industria y Afines de Neuquén (Acipan), Carlos Roberti, pasó revista a la situación del comercio en la zona y si bien admitió que está “complicada” lo atribuyó más al “ruido político” que afecta las variables económicas que a una crisis generalizada de la actividad en la región.

Destacó la fortaleza del sector y expresó su expectativa de que mejoren las cosas con un repunte de la actividad frutícola y petrolera.

¿Qué percepción tienen desde Acipan sobre la situación del comercio en la etapa actual?

-Entendemos que no tenemos que perder el bosque por mirar el árbol. Hay mucho ruido político hoy en día y eso genera una situación de alta conflictividad. Sabemos que el país atraviesa un movimiento, aunque no el que uno desearía, orientado al desarrollo y el crecimiento, pero tiene un movimiento propio que aun así escapa a las decisiones políticas. La actividad económica del país tiene vida propia, morigerada a veces desde la propia política en contra de la actividad económica. El ruido político genera una retracción de la actividad económica y comercial en cualquier lugar. Cuando uno analiza los números fríos, con posibilidad de comparar con números reales, nos encontramos con que el Indec dice que estamos en el 9,2% de desocupación y cuando replanteamos la realidad hacia atrás tenemos el 0,6 más que en enero de gente buscando trabajo. Es decir, antes estábamos en el 8,6.

Indudablemente cuando medimos interanualmente de manera comparativa, lo que detectamos es que hay cosas que no estaban bien medidas y hoy en día creemos que los números que nos está entregando nuevamente el Indec, que es el tótem de la información necesaria para cualquier tipo de determinación, están acertados. La cámara tiene el observatorio económico, que es un elemento logrado bajo la gestión de Juan Carlos Bataglia, y cuenta con una serie de informaciones de historia cierta que nos permite una posibilidad de comparación muy acertada. Cuando vemos esos números encontramos que hay sectores que están complicados. Fundamentalmente en lo que tiene que ver con el comercio y la cantidad de ventas; y en la industria y los servicios, respecto del problema con el crudo y el gas, y sus precios internacionales. Pero además, hay otro factor que tiene que ver con que hace cinco años la economía por excelencia regional, la fruticultura, está en un estado de letargo total. El año pasado fue la caída máxima, cuando quedó prácticamente la mitad de la cosecha en los árboles, y cuando se analizan los valores que mueve la actividad regionalmente a lo largo de toda su cadena orientada hacia el mercado interno y externo, se ve que esto provoca un golpe grande.

Estamos complicados, pero a diferencia de otras zonas nosotros tenemos tres componentes: la fruticultura, el petróleo y los ruidos políticos nacionales. Ahí vemos la fortaleza que tiene el comercio y la actividad económica en la región que aún, a pesar de toda esta situación, las pérdidas de ventas están en similitud con lo que sucede a nivel nacional. Quizás sin ruido político y un poco de apoyo a la fruticultura y que podamos a las tarifas llevárselas a boca de pozo para que los desarrolladores de yacimientos tengan la posibilidad de empezar a trabajar, creo que el inicio de la solución es una cuestión relativamente rápida.

¿Cuáles son los factores más importantes que dinamizan en particular la actividad en la región?

-Creemos que la tierra es un factor determinante para el desarrollo, y hablo de la fruticultura en todas sus variedades. Aquellas regiones que potenciaron la tierra consecuentemente potenciaron la industria que atiende a las necesidades tecnológicas, se genera un polo de desarrollo. Casos paradigmáticos son la provincia de Mendoza, el Valle de California, Israel, España. A principios del siglo pasado aquí en la región el petróleo fue el elemento que dinamizó, la ubicó en el contexto nacional y se convirtió en un atractivo para muchísimos migrantes del país y del mundo, y hoy nuevamente vuelve a ser un potencial. Creemos que es la actividad privada la que desarrolla, es la que genera democracia, en esto tienen un papel fundamental las Pymes; son los puntales del desarrollo y de los progresos en serio, y no me refiero al crecimiento, sino al progreso de ir ganando cosas, de mejorar cada día más.

Entendemos que el Estado es un actor que acompaña, que pone las reglas para que las actividades funcionen, que tiene que proveer la educación, la justicia, la seguridad, pero no puede ser el que genere la mayor cantidad de puestos de trabajo porque allí hay un problema. El mundo que se desarrolla no funciona de esa manera, no hablo del primer mundo; es decir, los esfuerzos los pone la actividad privada. Generalmente cuando se ve que se hizo la obra más importante de la región en los últimos ciento y pico de años, que fue el Dique Ballester, no hubo otra obra más importante que esa en la generación de riqueza… y cuando se ve quienes eran los que estaban trabajando, haciendo a pico y pala el canal, y después los ves como grandes productores, como grandes exportadores, como grandes empresas, como grandes familias, ese es el espíritu que necesitamos seguir teniendo en la región para salir adelante.

-En relación a la tierra hay un proceso de concentración, queda en manos de cuatro o cinco grandes empresas vinculadas a la exportación, ¿esto es malo para el desarrollo o será un motor?

-Es contraproducente. Aquí entro en un territorio que no me compete mucho pero del que participo porque vengo de una familia de productores viñateros, y por eso hablo siempre de la riqueza de la tierra: tirás una semilla y sacás cuatro mil ochocientas si es maíz. Es contraproducente la concentración. Lo que nos sucede, según mi visión y sin ser del sector, es que no hemos sabido capacitar y apoyar a los pequeños productores, brindarles la posibilidad de tecnología. Tenemos que entender que esta Argentina tiene una condición sumamente disparatada. En los años 30 venían los israelitas y los españoles a ver cómo se debía regar, y de California venían a Mendoza para conocer el riego de superficie. Hoy los argentinos tenemos que ir a España o a Israel a ver cómo se riega ¿Qué nos pasó en el medio? Hace 30 años atrás Chile tenía el 5 ó 6% de las exportaciones que poseía el Alto Valle; en el último año ellos cuadruplicaron lo que exportamos desde aquí. Nos puede servir mirar para atrás a los efectos de corregirlo, pero fundamentalmente nos sucedió que los pequeños y medianos productores quedaron desamparados en un contexto global la sobre protección de productores en Europa y demás, hizo que sea necesario tecnificarse y la unidad económica pasó de ser de cinco hectáreas a veinte. La familia que tenía veinte tuvo dos hijos y quedaron dos parcelas de diez… colaboramos desde lo jurídico, desde el gobierno a que esto se diseminara de alguna manera y perdiera la efectividad de la tecnificación y el desarrollo en sí.

-Un esquema monetarista con alta tasa de interés, ¿es contraproducente?

-Hoy no tenemos alta tasa de interés porque se ubica al 50% de la inflación. Sucede que históricamente las tasas de interés fueron altísimas. Hoy leía que Petrobras, con toda la debacle que se dice tiene en el mundo por las denuncias contra sus directivos, salen a buscar dinero al 4% anual. YPF sale a buscar dinero al 8 o 9% anual. Tenemos un problema grave en la Argentina. El productor que quiere ir a cambiar un tractor y se encuentra con tasas positivas, hoy son negativas pero la proyección es que si esas tasas son fijas en dos años se convertirán en positivas, no decide en hacer una inversión a tres años sino que elige realizarla a seis meses, un año y punto; cuando en realidad para lograr desarrollo son de cuarenta y ocho meses mínimo. De quienes en los años 80 tomaron créditos con la tablita de Martínez de Hoz fueron pocos los que se salvaron. En los 90 aquellos que tomaron créditos relativamente baratos y se tecnificaron se salvaron, pero quienes no lo usaron de manera eficiente e interesante volcaron. 

¿Después de la fuerte devaluación, en qué circunstancias se encuentra el comerciante, que es el último eslabón de la cadena, frente al proveedor?

-Esta circunstancia se constató bastante en enero. Hubo serias discusiones con proveedores porque algunos venían desde noviembre del año pasado trabajando con un dólar considerado a 15 pesos, y aun así en enero hicieron el cambio de paridad, como si hubiesen venido con uno de 10 y pasaron a 15: el 50%. El proveedor tiene un fuelle con el público consumidor que es su representante, es decir el comerciante. La reacción al fabricante le llega con retraso. No digo que se haya generalizado pero hubo casos en los que fabricantes decidieron aumentar según la ecuación de la diferencia de dólar y se encontraron con que hubo comerciantes que lo aceptaron y otros que los discutieron.

-¿Por qué cree que hay inflación en la Argentina?

-Primero tenemos que entender que la inflación es del Estado, porque quién tiene que cuidar el valor del peso es el Banco Central. Nosotros tuvimos un Banco Central que dependía directamente de decisiones políticas, no de decisiones técnicas. Eso nos llevó a que si hacía falta dinero se salía a imprimir y se sabe muy bien que a mayor oferta de dinero, las mercancías que están para comprarse tienden a equipararse con la oferta de dinero dando vuelta. Muchos discuten que esto no es así, sino que tiene que ver con que el empresariado es el malo de la película que decide generar inflación. A veces digo que puede ser así, pero entonces se han concentrado en dos o tres países los malos empresarios: en Venezuela, en Argentina; y los chilenos, los uruguayos, los brasileros son todos buenos… ni hablar de Bolivia o Perú en donde son todos empresarios buenos.

-En los últimos meses se abrieron las importaciones ¿afecta esto a la actividad comercial de la región de manera positiva o negativa?

-El comercio puerta a puerta tiene que ver con las ventas en Internet y, por ahora, una de las zonas en la que menos crece en el país es la región. Es importante pero no creo que genere un caos. Hay quienes hacen el número de 40 millones de personas, que son diez millones de familias, y que si la mitad decide cada uno de ellos gastar cinco mil dólares por año como es el tope será caótico. Pero es muy difícil que esto ocurra. Muchas veces tiene que ver con la intención de tener algo especial o por una necesidad real pero la mayoría de las ocasiones se vincula con la intriga de saber de qué se trata este tipo de compras. Estimo que puede tener una incidencia relativamente baja. Por otro lado, la apertura de las importaciones no es tan así como se dice. Cuando se analiza el balance de aduana se ve que hay muchas limitaciones. Por otro lado, si se mira la dinámica del Cono Sur, antes venían de los países limítrofes a comprar aquí, ahora es a la inversa, pero si en Argentina empezáramos a normalizar las instituciones nacionales, nuestra moneda y nuestras relaciones de nuevo tienen que venir a comprar. Entendamos que no somos lo mejor del mundo pero tenemos cosas que el mundo quiere: granos, cuero, carne, turismo, alojamiento, tenemos territorio. Cuando estemos normalizados y nos podamos presentar todo esto se va a desarrollar.

-Con la retracción del consumo, es sostenible el comercio regional frente a unas estructuras que venían dimensionadas a un régimen de consumo distinto años atrás

-Primero aclaro lo siguiente, no pasamos de una gran actividad a una decadencia. Estábamos en un régimen estable. Entendamos que en el 2008-2009 la región sufrió un fuerte impacto por la crisis financiera mundial, que aquí tuvo su correlato en la actividad del petróleo. No venimos de una híper actividad sino que es normal y venimos remontando eso. Una caída en este escenario significa que hay que readecuarse un poco y eso es lo que sucede. Pero insisto en este tema: la pequeña y mediana empresa tiene un valor adentro que es importantísimo, sus recursos humanos. Creo que hoy están trabajando todos “hombro a hombro” para seguir potenciando ventas en el caso del comercio. Se está haciendo un fuerte esfuerzo desde las pymes y los trabajadores están acompañando. Además Neuquén tiene una dinámica particular en lo que a negocios se refiere porque tenemos la misma cantidad de metros cuadrados por habitante de grandes superficies como Capital Federal. Esto enseñó a la actividad comercial que hay que ser dinámicos, ingeniosos y proactivos.

29/07/2016

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