Entrevistas
30/11/2019

Vladimir Cares Leiva

"Piñera se mantiene con el respaldo de las fuerzas armadas”

"Piñera se mantiene con el respaldo de las fuerzas armadas” | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

El profesor universitario de origen chileno analizó la situación en el país vecino Dijo que hubo es “un estallido de la bronca”, porque la gente se cansó de “las migajas” No obstante advirtió que la derecha está en potestad de no cambiar nada, porque la apoyan los militares y la llamada política del “consenso”.

Laura D' Amico

El docente de la Universidad Nacional del Comahue (UNC) Vladimir Cares Leiva, aseguró que si después de 40 días de estallido social en Chile el presidente Sebastián Piñera sigue en el poder es "por el respaldo enorme que tiene de las fuerzas armadas", por el apoyo de los partidos de la oposición y porque mantiene la "política de los consensos".

Oriundo de Chile, Cares Leiva llegó a Argentina cuando tenía 12 años junto a su familia, huyendo de la dictadura de Pinochet. Estudió Ingeniería en Petróleo en la UNC, donde fue secretario académico de las Facultades de Ingeniería, Ciencias Agrarias y Ciencias del Ambiente y la Salud. Actualmente dicta clases de Economía a estudiantes de Ingeniería.

Cares comienza a explicar la situación en Chile trazando sobre un papel la curva que fija el valor de los salarios en los sistemas neoliberales, donde no existen los sindicatos para mediar con los gobiernos. Apura el café y dispara que en Chile, donde "el 1 % de la población se queda con más de la tercera parte de la renta chilena", lo que ocurrió con el estallido "es la bronca acumulada de años, donde para sostener al sistema te tiraron las migajas mientras los otros se daban la gran vida".

Señaló que la constitución chilena es "autoritaria y neoliberal" y eso "es lo que se trata de voltear con las movilizaciones populares ahora". Agregó que el gobierno actual busca reestablecer la "política de los consensos" y que los partidos de la Concertación rechazan el pedido de Asamblea Constituyente que piden los manifestantes porque son los grandes "sostenedores del sistema".

-¿Cómo es el sistema político económico en Chile que devino en este estallido de los últimos días?

-En Chile actualmente no hay sindicatos fuertes y es muy baja también la tasa de sindicalización. En otra época, la Central Única de Trabajadores de Chile (CUT) tenía la representación por áreas. Al igual que el resto de los países, había un proceso de industrialización vía sustitución de importaciones. Pero cuando se define un modelo económico social a largo plazo, se eliminó la industria porque entre otras cosas era germen de partidos clasistas, y los partidos clasistas en Chile eran el Partido Comunista y el Partido Socialista, los dos se definían como marxistas. Pinochet decía que 'muerto el perro se acabó la rabia', entonces si no tenés industria, no tenés ni comunistas ni marxistas. Chile optó por un mecanismo de exportación de commodities, mucha fuerza al cobre, potenció las frutas, el vino, las paltas, y nada de industria nacional, salvo cuestiones muy puntuales y destinadas al mercado interno.

La contrarrevolución de Pinochet puso a un militar que dijo "vamos a implementar el neoliberalismo", asesorados por Milton Friedman. Matamos el desarrollo industrial para que el germen comunista no vuelva a aparecer y transformamos esto en una economía medianamente exitosa. Quien sustentó el modelo liberal y le dio fortaleza y desarrollo fue la Concertación de Partidos por la Democracia. Pinochet lo que hizo fue crear las condiciones macro a partir de la cuales, con mecanismos más inteligentes, menos extorsivos respecto de la población, se pudiera alcanzar lo mismo.

Los grandes reclamos por el tema educativo se hicieron durante el gobierno de la Concertación, que no modificó absolutamente nada. Eso hizo que desde los años ‘90 hasta ahora hayan sido 37 años de razonable estabilidad y por una cuestión muy pedorra como pueden ser 30 pesos de aumento del subterráneo, estalló todo. Pero el mismo día que estallaba el quilombo del subterráneo, estallaban otras ciudades de Chile que no tienen subterráneo. Entonces ¿cuál es la causa? Todas las estadísticas dicen que bajó la pobreza, entonces ¿por qué estalló? El tema es que si no bajás la pobreza y tenés alto porcentaje de la población que no puede acceder a lo mínimo, es un caldo de cultivo permanente de quilombos. No podés estar implementando un modelo, transformarlo en exitoso para el resto del mundo, con el conflicto permanente. Tenés que ceder algo. El tema es qué cedés y en qué cantidad cedés.

-¿Fue bajando la pobreza pero aumentó la desigualdad?

-Aumentó. Pero el tema es a qué accedés con la pobreza. En una sociedad como la chilena que se construye como sociedad para consumidores en la utopía neoliberal, como no podés transformar en consumidores a alguien con pocos recursos, sí lo podés hacer mediante el crédito. El 80 % de la población chilena está endeudada. Y la gente que salió de la pobreza que no podía comer ahora puede comer pan, tomar té, que es barato, y comer cortes de pollo o de pavo, o de caballo, pero no se va a morir de hambre. Cuando medís eso estadísticamente, hay una mejora. Pero a su vez tenés que vestirte. Y si no podés vestirte en las grandes tiendas, te queda, en última instancia, acceder a las tiendas americanas, comprar ropa usada. En Chile muy difícilmente te podés morir de hambre, porque podés acceder a lo mínimo. El tema es que por otro lado los medios de comunicación te muestran que mientras vos estás comiendo arroz con huevo todos los días, los de los altos ingresos tienen un nivel de vida infernal, visten y comen muy bien. En Chile el 1 % se queda con más de la tercera parte de la renta chilena. Eso con el tiempo se va transformando en un odio visceral. Como dijo un viejito el otro día que mostraban en una de las movilizaciones: "no quiero comer más arroz con huevo todos los días". Lo que hubo en el estallido de Chile es la bronca acumulada de años, donde para sostener al sistema te tiraron las migajas mientras los otros se daban la gran vida. Eso lo podés mantener durante un tiempo, 10 años, 40 años. Y por una pelotudez, como es 30 pesos en el boleto del subterráneo que hay en el único lugar de Chile, estalló todo.

-Y eso se empezó a replicar.

-Salió la gente en Temuco, salió en Concepción, voltearon las estatuas de los conquistadores españoles, hay una reivindicación de los pueblos originarios. Eso no es explicable por 30 pesos de aumento en el boleto del subterráneo. Ya había señales. El quilombo que tuvo Bachelet en 2006, con el famoso "levantamiento de los pingüinos", de los jóvenes de secundaria, y una segunda instancia que tuvo Piñera en 2011, con la revolución de los estudiantes universitarios. Esos eran anuncios. Cuando te la agarrás con Valdivia, le sacás la cabeza a la estatua y se la ponés al cacique mapuche Caupolicán en la mano, no son los 30 pesos del subterráneo. Es toda una bronca acumulada donde el 1 % se quedó con el 30 % de la renta, pero también tenés el 9 % restante, que son el 9 %, que se quedó con otro pedazo. Entonces más de la mitad de la renta en fracciones de la población mientras el resto tiene que comer arroz con huevo. Eso se acumuló en el tiempo y estalló en un momento determinado.

-¿En qué consisten las reformas de la constitución que impulsan los manifestantes?

-En realidad lo que pedía la población es una Asamblea Constituyente. En ese sentido es un término originario, es lo que hizo Evo en Bolivia, o Chávez en Venezuela. Y fue lo que hizo Pinochet en 1979, donde planteaba que era un derecho natural la propiedad privada, por ejemplo. O que las personas provenientes de ideologías totalitarias, y aclaraban: comunismo, socialismo, etcétera no podían formar parte de la actividad política del país. El cero en Chile lo trató de dar Pinochet con su constitución, en particular con un tipo muy brillante, que se llamaba Jaime Guzmán, que es el autor intelectual principal de la dictadura y que murió en el año 90 en un atentado, ya en democracia, siendo senador por el mecanismo que él había inventado para la representación, que es el régimen binominal que estuvo mucho tiempo en Chile, que busca dejar a las expresiones menores sin representación. De esa manera se generó una constitución autoritaria, que establece que el Estado es subsidiario. No hay derecho a la educación, o sea la define como un negocio. El agua no es un derecho. Es el único país del mundo en el cual el agua es mercancía. El Estado es subsidiario e interviene ahí donde el privado no pueda hacer un negocio. En términos económicos y políticos es una constitución autoritaria y neoliberal en el sentido total del término. Eso es lo que se trata de voltear con las movilizaciones populares ahora. Si fuese un gobierno de derecha pero inteligente hubiera convocado a los movimientos sociales. Pero no los convocó y lo que hizo fue reestablecer lo que se llama en Chile la política de los consensos, que se mantuvo durante todo el gobierno de la Concertación, el primer gobierno de Piñera, luego con Bachelet y ahora Piñera otra vez. 

-¿En qué consiste la política de los consensos?

-En que en los grandes lineamientos tiene que haber consensos. Como para poder avanzar en algo necesitás tener en "la cocina", dos tercios, o sea necesitás que la derecha esté de acuerdo. La reacción de Piñera fue reestablecer la cocina. Llamó a los partidos de oposición, que formaban la antigua Concertación (el PS, el Partido por la Democracia, el Partido Radical y el Partido Demócrata Cristiano) más algunos partidos del Frente Amplio, que estuvieron de acuerdo, armó un paquete, que es ese llamado a elecciones en abril del año que viene y demás, pero de una Convención Constituyente donde se dan dos alternativas. Una alternativa sería si está de acuerdo que haya cambio de constitución, y la segunda sería si considera que la Convención Constituyente tiene que tener el 50 %  de representación popular; el 50 % de expertos, constitucionalistas o legisladores; o una convención con el cien por ciento de representación directa popular. La derecha vetó el tema de la Asamblea Constituyente, que es el reclamo de las organizaciones sociales. De hecho hay una reunión prevista para fin de mes entre el gobierno y las organizaciones sociales, pero fijate que es recién después de 40 días. Los partidos ya se reunieron antes, con la explícita separación del PC. Al PC no lo llamaron, lo llamaron cuando estaba todo cocinado y le dijeron "firmá". Y el PC no firmó.

-En general la oposición está haciendo el juego a Piñera.

-Exactamente. Los viejos partidos de la Concertación y los partidos de la derecha que están con Piñera son sostenedores del sistema porque quien lo mantuvo funcionando y aceitando los engranajes durante 30 años fue la Concertación. Entonces se arma la cocina y sale esto, donde la derecha dice "la Asamblea no". Porque la asamblea es originaria, traza un cero. Es soberana, define su reglamento y sus requisitos. Y acá la derecha impuso para la Convención Constituyente el famoso tema de los dos tercios. Si la reforma no alcanza los dos tercios basta que con uno de los tercios se pase al otro lado y se caen todos los acuerdos. Y si no se logra aprobar el articulado, queda vigente el articulado anterior. La derecha tiene el poder de no reformar nada. Además los mecanismos de esa convención se van a tener que guiar por lo que resuelva el Parlamento. Y el parlamento chileno junto con el Ejecutivo tiene un problema de origen, que es que sus votaciones han sido por un padrón donde el voto no es obligatorio. Piñera en el balotaje sacó el 62%, de solamente el 40 % del padrón que fue a votar. O sea que Piñera es presidente por el 25% de los votos del padrón. 

-¿Qué es lo que mantiene a Piñera en el poder, pese a que uno de los reclamos de los manifestantes es su renuncia?

-El respaldo enorme que tiene de las fuerzas armadas. La gente se pregunta por qué la ferocidad de ahora y uno diría también reprimieron en el 73. Pero hay una diferencia: en la represión del ‘73, donde las Fuerzas Armadas eran, igual que Pinochet, de clase media baja, fueron ganadas por la represión pero en el marco de la Guerra Fría, con el fantasma del comunismo. Ahí la ferocidad fue entendible en términos de una profunda lucha ideológica. Pero ahora no hay un fantasma del comunismo o no es eso lo movilizador. Ahora las fuerzas armadas tienen su propio interés. Ahora sí conviene formar parte de la familia militar y de seguridad porque tenés carrera asegurada, buenos salarios. Un salario de un pobretón es de 200 mil pesos chilenos, y uno de las fuerzas armadas cobra 900 mil. Las AFP (sistema de jubilación privada) funcionan para todos menos para el Ejército que tiene su propio sistema de jubilación. Sumado a que perciben un 12 % de los beneficios netos del cobre, que es el principal ingreso exportador de Chile, hace que hoy cuando salen a bancar a Piñera, salen a bancar sus propios intereses. Cosa que no existía en el ‘73. Ahora están del otro lado del mostrador porque si vos querés redistribuir a quienes hay que sacarles es a los milicos. Entonces la cosa se pone muy complicada.

-¿Cree que este conflicto puede derivar en una verdadera transformación del orden social y político de Chile?

-Todo esto es muy dinámico. Depende también de las fuerzas de los grupos sociales, de la capacidad de movilización y de la capacidad que tengan ellas de cercar los compromisos que naturalmente tiendan a hacer los parridos de centroizquierda, por llamarlos de alguna manera. Avanzar en un modelo de constitución como reclaman los organismos sociales y la población que sale a la calle sin entender esta lógica a la que te estás enfrentando, que son los que mantienen el poder y el poder militar, es medio complicado. Salvando las distancias sería la consecuencia de cierta consigna que se usa acá en Argentina, que es que "el amor vence al odio". Cuando vienen los muchachos con los fierros encima no podés salir con flower power. Hay una cosa estética muy linda, gente bailando en medio de las manifestaciones, pero el poder de la derecha en Chile es muy fuerte y puede hacer la gran Gatopardo, es decir, cambiar algo para que no cambie nada. Puede ser que se den concesiones parciales, pero que garanticen la supervivencia del modelo. En aquellas cosas que son más ásperas de avanzar van a usar el veto y en las otras van a usar el mecanismo de los consensos, en aquellas cosas que sean simbólicamente importantes pero que no alteren el modelo neoliberal. Es muy difícil esperar que la derecha chilena se entregue.

29/07/2016

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