La mirada de los medios de comunicación estuvo puesta ayer en las actividades y reuniones que se desarrollaban en la Casa Rosada. 

Una Plaza de Mayo cerrada y cercada por la policía, que sumado al viento frío que la cruzaba era el panorama de la desolación. 

Estoicos, camarógrafos, fotógrafos, periodistas, parados detrás de las rejas que rodean la Casa de Gobierno, registraban el ir y venir de autos que dejaban y recogían a funcionarios de rangos variados. 

Algunos de ellos enarbolaban cuadernos con anotaciones; parecía que traían los deberes que le habían pedido con formulas tardías para enfrentar una crisis terminal.