Joaquín Lavado, Quino para todo el mundo, falleció ayer a los 88 años y la esquina de Chile y Defensa del barrio de San Telmo se convirtió en el lugar elegido para despedirlo.

En ese cruce de calles, una escultura de Mafalda, Manolito y Susanita, recibe a las y los admiradores llegan hasta ahí a manifestar la tristeza por la partida de su creador.

Mafalda tiene una pose que parece concentrar y transmitir una sabiduría simple y profunda a la vez. Algo de niña y algo de sabia. Algo de ella es Quino y algo de Quino es ella. Los que se acercan parecen sentir esa simbiosis entre el autor y el personaje. 

La besan, la abrazan, se sacan fotos, se emocionan.

Ariel Palacios, corresponsal de Globo News de Brasil hace una crónica en portugués al borde de la emoción. “Mafalda es muy querida en Brasil, la muerte de Quino conmocionó a muchos brasileros” dice.

Malena, profesora de idiomas, viene desde Palermo y lo despidió de este modo: “Hablo mucho de Mafalda y Quino con mis alumnos, su legado es importantísimo. Mafalda inspira coraje, tenacidad, no bajar los brazos ante la injusticia. Esta viva, representa valores muy actuales. Me dio mucha tristeza la muerte de Quino, un genio maravilloso. Se nos está yendo toda una generación de una inmensa calidad humana. Necesitaba venir a expresar de algún modo concreto a expresar esta tristeza y me pareció que este lugar es el que más me acerca a él y sus personajes”.