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La barra brava republicana

Los custodios de “la institucionalidad” velaron armas en la puerta de la Corte hasta conocer el resultado de la votación del “per saltum”. Los tres jueces que el macrismo movió a dedo no volverán, por ahora, a sus puestos originales.

Pepe Mateos

Mientras dentro del Palacio de Tribunales la Corte Suprema de Justicia decidía qué hacer con los planteos presentados por los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli, en las afueras del edificio la “barra brava republicana” le hacía el aguante a los miembros del alto tribunal, con el fervor y el fanatismo de los que defienden con enjundia los colores que llevan en el corazón.

Impregnados de una pasión que los atraviesa, extraña y ajena para los que no la comparten, estos “fervorosos republicanos”, privilegiados por poseer una verdad abstracta e intangible que se les escapa a los pobres agnósticos populistas, verdaderos cruzados incomprendidos, le hicieron sentir a los miembros de la Corte, con su presencia estentórea y valiente, cuál era el camino a seguir.

La decisión del máximo tribunal de abrir el “per saltum”, que tiene como consecuencia la prohibición transitoria de que los jueces afectados sean removidos por el Consejo de la Magistratura, produjo algarabía entre los manifestantes, aunque esto no signifique que dejen de velar sus armas en resguardo de la institucionalidad y la república. 

29/07/2016

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