Albañiles, changarines, pintores, vendedores, empleadas domésticas, mujeres víctimas de violencia de género, trabajadores en general de una economía informal. Esos y otros caídos de una sociedad integran el grupo de 2.500 familias que se instalaron en un predio de casi 100 hectáreas en la localidad de Guernica, partido de Presidente Perón en el conurbano bonaerense.

La de Guernica es la más emblemática de varias tomas que se vienen realizando en distintos puntos del  conurbano, alrededor de 300 en lo que va del año, según palabras de Rubén Pascolini, secretario de Hábitat de la provincia de Buenos Aires

Los ocupantes vienen sufriendo los avatares de las crisis económicas y falta de planificación en materia habitacional, situaciones agravadas en los años de macrismo y que quedaron al desnudo con la pandemia.

En ese espacio hay historias de trabajadores  y trabajadoras que se ven empujados junto a sus familias a ocupar un espacio de terreno en condiciones de extrema precariedad, con la esperanza de lograr construir un lugar propio donde vivir y desarrollarse.

El problema de la ocupación de tierras no solo está vinculado a los sectores más desposeídos, ya que como afirmo Pascolini en una entrevista a Radio Gráfica, “en Buenos Aires hay 200 barrios privados construidos ilegalmente”. Esos “son ocupas ricos, clase media”, afirmó el funcionario bonaerense y añadió que “también el Estado se está encargando de regularizar estas situaciones para que cumplan con los aportes que hay que hacer”.

El martes pasado, la Cámara de Apelaciones de La Plata dio a conocer una orden de desalojo de todas las familias instaladas en la toma. Las derivaciones de esta decisión son imprevisibles y generan mucho temor teniendo en cuenta antecedentes como el desalojo del Parque Indoamericano que tuvo un saldo de tres muertes.