En vísperas de la asunción de Alberto y Cristina, y cuando en los alrededores del Congreso ya se vibra una sensación muy especial, Daniel Filmus convocó a legisladores entrantes y salientes para hacer un homenaje a la democracia en la confitería El Molino que está en vías de restauración.

Entendiendo la democracia como el funcionamiento de la representación parlamentaria, la confitería es un símbolo perfecto; fue fundada en 1916 y tuvo momentos de esplendor, de decadencia, abandono y desde hace unos años un intenso trabajo de restauración.

En ese marco, anacrónico aunque valioso, Filmus que fue una pieza importante en el impulso desde la Cámara para poner en valor la Confitería, logro juntar al presidente saliente de la Cámara, Emilio Monzó, que a esta altura es la única figura del Pro que es rescatada, al presidente entrante, Sergio Massa, el expresidente de Paraguay Fernando Lugo, el diputado radical-Pro Facundo Suárez Lastra y la madre de Plaza de Mayo, Taty Almeida.

Todo esto transcurrió en un ambiente de amabilidad y buen clima de camaradería política y hubiera sido terriblemente anodino e insípido de no ser por las palabras de Taty, que en la cara (descompaginada) de dos políticos del Pro como Monzó y Suárez Lastra manifestó toda su alegría por la salida del nefasto gobierno de estos últimos años y la llegada de un gobierno que va a gobernar escuchando y atendiendo las necesidades del pueblo.