En conferencia de prensa, el ministro de Economía, Hernán Lacunza, estuvo hablando de lo que sucedería si los acreedores de la deuda externa quisieran cobrar todos en metálico se produciría un efecto “puerta 12” (ver nota aparte).

¿Qué quiso decir? El trágico acontecimiento al que alude, sucedió en junio de 1968 cuando murieron aplastadas 71 personas a la salida del estadio de River Plate, luego de que se disputara un clásico entre el equipo local y Boca Juniors.

Si aplicamos la desafortunada analogía que introdujo el ministro, ¿de que estamos hablando? ¿Quiénes se empujan para salir? ¿Los acreedores, o los tomadores de deuda?

El inconsciente con sus pliegues se le coló en una conferencia de prensa que parecía forzada, sin ningún anuncio trascendente, destinada a cumplir con algún compromiso y a advertir sobre algunas cuestiones a resolver luego que el Fondo Monetario Internacional (FMI) dejó en claro que no habrá desembolsos en el corto plazo.

“No hay tiempo que perder”, otra frase que da para interpretaciones, fue repetida varias veces por el ministro, refiriéndose a iniciar una renegociación de la deuda.

Todo esto en las vísperas de su viaje a EE.UU, junto a al presidente del Banco Central, Guido Sandleris, para entrevistarse con la nueva directora general del FMI, Kristalina Georgieva.

Ahora el gobierno dice que endeudarse fue “una decisión colectiva”