Los vecinos de Neuquén necesitamos que las tarifas de los servicios públicos en la ciudad sean justas y razonables, tal como prescriben las leyes que rigen al sector eléctrico argentino. Merecemos que a la hora de pagar la factura haya equidad para todos los usuarios. 

Por eso, es saludable esta iniciativa del municipio de profesionalizar la definición del contrato de concesión de CALF a través de la contratación de una consultora especializada. 

Cuando fui candidato a concejal me comprometí a hacer los máximos esfuerzos para lograr que el intendente de Neuquén modifique conductas y acciones en beneficio de los vecinos. Es una enorme satisfacción saber que, cumpliendo ese compromiso, marcando día a día los déficits de la gestión municipal, poco a poco vamos logrando que haya cambios. 

El contrato de CALF es uno de los temas que presenta el mayor desafío. Venimos de muchos años de descontrol municipal en un servicio público esencial, que ha visto distorsionados sus costos por un desmedido espíritu recaudatorio de Horacio Quiroga, quien ha sobrecargado en la tarifa las ineficiencias de su propia gestión.

Se deben revisar conceptos como uso del espacio aéreo, contrato de alumbrado público, aporte de capitalización y, sobre todo, el llamado ARO, que no es ni más ni menos que transferir (injustamente) a cada vecino los costos de las inversiones privadas que se hacen en la ciudad. 

Quiroga no va a poder cumplir con su promesa en el discurso de apertura de sesiones del Concejo Deliberante, cuando dijo que en marzo firmaría el contrato con CALF. Esta es una muestra más de que a partir de nuestras observaciones ha dado marcha atrás en sus expectativas y ahora va a hacer las cosas (esperemos que) bien y ajustado a las normas y a las necesidades de los vecinos.

Los concejales de Neuquén tenemos la tranquilidad de estar cumpliendo con nuestro rol. Ojalá el intendente, a partir de los cambios que le exigimos, pueda obrar con serenidad y modifique las decisiones que perjudican injustamente a los ciudadanos.