Estaban arriba del podio. A uno le cuelga una medalla de oro, al otro una de bronce. Ambos tienen su cabeza gacha y un guante negro en cada mano. La cámara sentencia ese momento y la historia lo titula como “Black Power” (Poder Negro).

Tommie Smith se quedó con la medalla de oro y John Carlos con la de bronce en los Juegos Olímpicos de México 1968, en la carrera de 200 metros. Era el 16 de octubre que quedó marcado, y no por el tiempo de cada uno de estos atletas estadounidenses, sino que fue por esa foto. Por esos guantes, por ese pedido.

Smith llevaba un pañuelo negro mientas que su compañero portaba un collar de abalorios que representaba a los negros asesinados. Representaba una búsqueda de igualdad en una carrera de velocidad, que en realidad escondía una lucha cultural.

La respuesta a ese hecho llegó en la garganta del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Avery Brundage, quien interpretó que era un gesto político dentro de una competencia que -para él- era un ámbito apolítico. (Sí, a-político. Sin política).

Brundage les quitó las medallas y los suspendió del equipo olímpico estadounidense, y exigió que sean expulsados de la Villa Olímpica con el pretexto de que era una violenta infracción de los principios fundamentales del espíritu olímpico.

Cuarenta y nueve años después de ese juego olímpico se sigue pidiendo lo mismo: igualdad. Tal vez algunos tomen el acto como un hecho anti patriótico, porque Donald Trump intenta alimentar y crear esa imagen del estadounidense.

El conflicto sigue estando en una sociedad desigual y discriminatoria, y es por eso que varios deportistas exponen la situación por la visibilidad que les da ser profesionales y practicar un juego que al ciudadano lo entretiene.

El problema que se vive en EE.UU. sigue siendo la diferencia racial que ahora varios integrantes del club Cleveland Browns de la NFL (National Football League) empezaron a exponer. En los últimos días, sus jugadores se arrodillaron cuando sonó el himno para marcar la brutalidad que ejercen las fuerzas policiales contra los ciudadanos negros.

Pero no quedó ahí el reclamo. Manu Ginobili, jugador argentino en la NBA, afirmó: “Siempre escuché que este país [Estados Unidos] es libre, y tenés libertad de expresión. Y yo apoyo eso, ayudar a entender problemas más profundos que han existido en este país durante mucho tiempo de forma pacífica. Ellos han sido muy valientes, y es algo que debía hacerse".

Su compañero de la liga estadounidense, Stephen Curry, también apoyó el pedido con su decisión de no asistir a la cita en la Casa Blanca como forma de acompañar la idea de lucha. El estaba invitado por ser campeón de la última liga de NBA, y ante la duda acerca de finalmente aceptaría concurrir, Trump tuiteó: “Ir a la Casa Blanca es considerado un gran honor para un equipo. Curry está dudando, por lo tanto la invitación se retira”.

Pero no solo personas “opositoras” se declararon a favor del hecho, sino que un amigo de Trump, Robert Kraft, apoyó la causa. Dijo estar “profundamente decepcionado por el tono de los comentarios del presidente”, y llamó a “defender pacíficamente el cambio social y aumentar la conciencia de la manera que se considere más impactante”.

Parece que los “hijo de puta”que lanzó Trump y su accionar constante para deslegitimar esa lucha, no le está haciendo efecto. Se metió con el deporte más popular de su país, que es el Fútbol Americano, y busca una sanción parecida a la que le aplicaron a Smith y Carlos en los Juegos Olímpicos de hace casi cinco décadas.

“Se debería obligar a los jugadores a mostrar respeto por el himno nacional, permaneciendo de pie mientras se interpreta”, afirmó el presidente, quien utiliza la justificación de “respeto” para callar lo que los negros intentan decir. Parecería que la humanidad no transita el año 2017 sino que aún vive en la época previa a 1863, cuando se abolió la ley de esclavitud y se entendía a los negros como una raza inferior.

Una lucha social, que está expuesta por deportistas y que trasciende en el tiempo. El deporte, una vez más, como exposición social que interpreta y pide lo mismo que su pueblo. Y a pesar de que haya fuerzas –o negocios- que los quieran callar, seguirán peleando.

Una pared en corto

- La Selección Argentina de Fútbol Femenino dejó de entrenar por falta de viáticos que la dirigencia les había prometido. No pusieron el traslado a Ezeiza y por falta de pago deben tener otros trabajos que dificulta la consolidación del equipo que lleva dos años en inactividad.

- Caso distinto a la Premier League que en la útlima semana incorporó el 14° equipo en la primera división femenina y creó una nueva división. Hace dos años que se inyecta dinero para la promoción del deporte.

- Mientras la crisis latinoamericana sigue afectando a los bolsillos de las clases medias y trabajadoras, la Conmebol decidió aumentar al doble sus premios en el 2019. Su presidente afirmó: “Se garantizará que el mínimo a comercializar será de 1.400 millones de dólares a partir de 2019 y hasta 2022”.