El 24 de marzo de 1974 se enfrentaron Barcelona contra Athletic Bilbao, en un partido que además de fútbol tuvo patadas y expulsión. Angel Villar, con tan solo 24 años, se puso de pie luego de una dura falta y le propinó un cachetazo al mejor jugador de la liga: Johan Cruyff. Nadie sabría que justo 42 años después el jugador holandés fallecería, ni muchos menos que aquel joven impulsivo sería con el tiempo el presidente de la federación española y que hoy se encontraría tras las rejas.

Luego de la investigación de FBI en la “FIFA Gate”,  la UEFA y la FIFA quedaron en la mira de la corrupción, tráfico de influencias, coimas, compra de partidos y enriquecimiento ilícito. Desde un enfoque argentino se armó un debate en los bares de qué hubiese pasado si Julio Humberto Grondona hubiera estado vivo. Una de las dos posturas más fuertes se basa en que él podría haber evitado este problema, o la restante en que ahora estaría preso junto con otros directivos.

Angel Villar estaba en camino a cumplir los 32 años en el sillón de la Federación Española de Fútbol. Casi como Grondona. El español tuvo la habilidad para salir limpio de todos los conflictos que los habían rodeado. Casi como don Julio. Su expresión oral no era su fuerte, pero era el jefe de la Federación que a pesar de que dentro de la cúpula tenía “oposición” (como lo era Javier Tebas) su voz era orden. Casi como Julio Humberto Grondona.

En un congreso de la FIFA en el 2007, Villar y Grondona estaban sentados juntos. Uno al lado de otro. Villar, sin saber qué votar o qué decir, le pregunta a Julio Humberto buscando un camino a seguir. El argentino le responde con una sonrisa desvencijada: “Lo que importa no es hablar, sino levantar la mano”.

La muerte de Grondona los separó y Villar no tenía una fuente segura de información para preguntar qué hacer. Siguió actuando de la misma forma y logró quedar “limpio” del escándalo de la FIFA Gate, pero quedó atrapado por un negociado de su hijo.

Sports and Advisers es una firma de abogados -en la que Gorka Villar es el único administrador- que controlaba los derechos de imagen y retrasmisión de los partidos de la selección española. El dato que movilizó su investigación es que en dos años, entre 2011 y 2013, la facturación aumentó 252%, pasando de 252.300 euros a 878.859.

Pero las denuncias contra Gorka no quedaron solo ahí. Cuando ocupó el cargo de director general de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) desde diciembre del 2014 hasta julio del 2016, se lo acusó por una presunta venta fraudulenta de los derechos de retransmisión de competencias.

A su vez, el vicepresidente de la Conmebol, que fue detenido por la operación “FIFA Gate”, lo acusó de extorsionar a clubes uruguayos que se quejaron por la venta de sus derechos.

Todo pasa

La detención de Ángel Villar trajo consigo un vaciamiento dentro de la federación que estaba construyéndose luego de las últimas elecciones celebradas el 22 de mayo. Estaba previsto que semana pasada se generaría la creación del comité que nunca llegó a constituirse porque su presidente electo por cuarta vez está tras las rejas.

La Unidad Central Operativa detuvo el martes 18 de julio a Villar padre y a Villar hijo, en el marco de una operación anticorrupción ordenada por la Audiencia Nacional (uno de los más importantes tribunales judiciales de España) por los delitos de administración desleal, apropiación indebida, corrupción entre particulares, falsedad documental y posible alzamiento de bienes en relación organización de partidos internacionales.

Y aquí vuelve a aparecer la misma pregunta: si estuviera el tío Julio Humberto Grondona en este momento, ¿estarían presos quienes ahora lo están?