Columnistas
23/12/2016

Nota II

Offshore para todos y todas

Offshore para todos y todas | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En el segundo artículo sobre “La nueva cara (oculta) del neocolonialismo”, el autor destaca que lo atractivamente mágico de los “paraísos fiscales” no son sus playas, sino algo menos idílico: evitar el pago de impuestos a la renta.

Aldo Duzdevich *

Si usted es una persona que aspira “salir al mundo” como dice una conocida publicidad, deberá tener un departamento en Miami o Punta, una Visa emitida en Luxemburgo y por supuesto un par de offshore en Bahamas o Panamá, donde no llegue el brazo siniestro de la AFIP.

Y si no, vaya una semanita a Mar del Plata y pague de su sueldo el impuesto a las Ganancias que ahora se llama a los Ingresos.

Hasta hace poco la palabra offshore (“costa afuera”) estaba referida a la explotación petrolera mar adentro.  Pero gracias a los Panama Papers se ha puesto tan de moda, que ahora todo el medio pelo quiere tener una “offshore” para no quedar “afuera del mundo”.

Los Macri que pertenecen al “top ten” de los ricos argentinos, ya van por el medio centenar de offshore (descubiertas hasta ahora) pero se dice que eso es sólo una pequeña muestra.

Pero, ¿qué tiene de mágico esa palabrita que atrae tanto a la gente rica? Parece que el inventor fue el contador de Al Capone, (el que muere asesinado en el “El Padrino”) pero rápidamente la gente “decente” se apropió de la idea, y las offshore dejaron de ser exclusivas de Al Capone y Pablo Escobar, y hoy el 70% del negocio está en manos de las grandes corporaciones multinacionales “serias”.

Lo atractivamente mágico de los “paraísos fiscales” no son sus playas, sino algo menos idílico: evitar el pago de impuestos a la renta. Un deseo tan poderoso que supera al del whisky y las mujeres bonitas.

Si usted quiere constituir una sociedad anónima en un país normal como el nuestro, deberá regirse por la Ley 19550. Dicha norma impone una cantidad de requisitos respecto los trámites a realizar. Básicamente la identificación de los suscriptores y accionistas. Llevar libros contables. Llevar libros de actas de asambleas y reuniones de directorio. Publicar edictos de cada acto relevante. Todo eso presentarlo una vez por año en la Inspección General de Justicia (IGJ). Pero, si además quiere cotizar en Bolsa, ya los requisitos van a ser muchos más. Y, encima cualquier curioso (como quien escribe) podrá husmear sus balances, asambleas, reuniones de directorio, etcétera. Porque todo eso es de acceso público en la página web de la Comisión Nacional de Valores CNV. 

Claro, que todo esto no evita que los “vivos” evadan impuestos. Pero, lo dificulta bastante.

Como luego veremos en otras notas, los amantes de las offshore, no se asumen como meros ególatras rapaces de dinero. Sino que tienen fundamentos ideológicos que hasta suenan románticos: son “anarquistas anti-Estado”. No son justamente devotos de Sacco y Vanzetti (los que no vieron la película se joden, vayan a wikipedia), pero hacen grandes proclamas ideológicas, con las que se justifican, ante Dios y los hombres.

Bueno, vamos a dar una breve explicación de cómo funcionan las sociedades en los mal llamados “paraísos fiscales”.

Los estudios de abogados y contadores instalados en los guaridas fiscales, (tipo Mossack-Fonseca) tienen sociedades ya constituidas para ofrecer a quien lo requiera. Como los vinos, a mayor antigüedad más caras. También pueden constituir una desde cero, si el cliente lo pide.

No hace falta viajar para hacer estos trámites. Existen personas que recorren las capitales ofreciendo este tipo de servicios. Ellos hacen firmar a los socios fundadores en sus casas y los papeles viajan en correos tipo DHL.

Una vez constituida la sociedad y debidamente inscripta, se confeccionan poderes ante notarios con apostilla que le da validez en el exterior.

Las acciones son “al portador” y no existe obligación de inscribir a sus titulares. Por eso es imposible individualizar a sus dueños. Tener acciones al portador, es como tener un fajo de billetes, que pueden cambiar de mano sin dar cuentas a nadie. Cuando Macri dice “yo no soy accionista” es imposible probar si lo es o no lo es porque no está registrado en ningún lugar.

El directorio tiene amplísimos poderes, todos los que en una SA normal corresponderían a la asamblea de accionistas. El estudio que las crea pone los directores prestanombres (algunos figuran en 500 o 1.000 SA). No es normal que los dueños se pongan de directores. Los casos Fleg y Kagemusha, donde Mauricio figura de vicepresidente son tomados en el “ambiente extraterritorial” como un error de principiantes.

En cambio la que detectaron los alemanes vinculadas a Mariano y Gianfranco Macri, tienen un directorio de prestanombres, como “corresponde”. 

Apenas constituida la sociedad se rubrican los libros contables que se mantendrán rigurosamente en blanco, sin tocar, lo que permite poder decir “nunca operó”.

También permite “dibujar” cualquier operación en los años anteriores, de acuerdo a las necesidades que surgen en la vida cotidiana.

Estas sociedades solo pueden utilizarse en el extranjero y no están habilitadas para ser usadas en el país donde tienen su domicilio. Con el estatuto inscripto y los poderes vigentes se pueden comprar inmuebles, abrir cuentas bancarias, comprar otras sociedades, etcétera, siempre con el nombre de fantasía de la sociedad. En Punta del Este hay numerosos departamentos propiedad de sociedades panameñas. Nadie recuerda a ningún panameño comprando inmuebles o transitando por las calles de la ciudad balneraria.

Los estudios que se dedican a este menester no son baratos. Cobran la constitución y puesta en marcha y luego un abono anual de mantenimiento. Nadie crea estas sociedades si no está seguro que las va a necesitar y que las ventajas de tenerlas superan los costos.

Tampoco hace falta viajar para abrir una cuenta bancaria en el exterior. Existen operadores que visitan a los clientes en sus propios domicilios y le confeccionan los formularios y le toman la firma en su propia casa. Una vez abierta la cuenta tampoco hay que viajar con dinero en bolsos. Es mucho más simple. Hay casas de cambio que le reciben el dinero en el país y tienen un corresponsal en el exterior que le deposita el mismo monto en la cuenta en Bahamas. Entre la casa de cambio local y el corresponsal tampoco se transfieren los fondos. Esta operatoria existe y está muy difundida desde hace muchos años.

En síntesis pocos tramites, anonimato garantizado por ley, cero preguntas, cero impuestos, cero información a los países que piden datos.

 

Como ha dicho laFiscal General Gabriela F. Boquin en su  Dictamen 145894las sociedades off shore constituyen verdaderas herramientas para el ilícito, para cuya conformación sus motivaciones conllevan casi siempre algún grado de ilicitud, lo que conduce a la formación de entes encubridores de personas físicas o jurídicas que se ocultan, detrás de los mismos”.

Por ahora los “formadores de opinión televisivos” y las figuras del gobierno de Cambiemos siguen sosteniendo que “tener una offshore no constituye ningún delito”, tener 40 offshore ya descubiertas de la familia presidencial, parece que tampoco. 

Hasta la próxima nota y vuelvo a recomendar el libro “Las Islas del Tesoro” deNicolas Shaxson y el Programa de radio Justicia Impositiva.



(*) *Ex diputado y ex concejal neuquino. Autor de “Salvados por Francisco” y “La lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón” (Fuente www.perfil.com).
29/07/2016

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