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23/10/2016

Mujer que camina

Mujer que camina | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.
Foto: Pepe Mateos

Entre el año 2008 y 2014 se produjeron en la Argentina 1.808 femicidios. A lo largo del 2015 un total de 277 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas.

María Beatriz Gentile *

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Con la harina se hace el pan, con la uva se hace el vino, preguntale al patriarcado como se hace un asesino”fue una de las tantas consignas nómades escrita en el histórico paro nacional de mujeres realizado el 19 de octubre pasado. Miles caminaron las calles de Argentina, de Chile, de México, de Honduras, de Colombia, de España, de Bolivia para denunciar el hartazgo de una violencia que las hace propias, que les niega derechos, que las discrimina económicamente, que las subordina culturalmente, que las cosifica sexualmente, que las deshumaniza.

Se mata porque se puede y una de las cosas más graves que le puede suceder a una mujer es morir por su género. En la muerte de mujeres hay violencias que vienen del pasado“A la mujer que sale mala/no hay que andarle con ternezas/ con un palo bien grandote/se le rompe la cabeza” rezaba una tradicional copla popular hispanoamericana

Entre el año 2008 y 2014 se produjeron en la Argentina 1.808 femicidios. Cifra registrada por la Asociación civil “La Casa del Encuentro” que recopila el número de casos a través de la información publicada en más de 120 medios nacionales y provinciales, ya que no existen estadísticas oficiales. A lo largo del 2015 un total de 277 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas. En América Latina, Guatemala, Honduras y El Salvador es la zona más peligrosa para nacer mujer: 1.798 muertas sólo en el 2009.En México, 900 asesinatos de mujeres y niñas se acreditaron en 6 años sólo en tres ciudades.

El caso de Lucía Pérez – la adolescente marplatense de 16 años violada, torturada y asesinada- fue un punto de inflexión. Si la muerte es el epílogo de la violencia, la violación debe ser su preámbulo. "El cuerpo de la mujer se ha convertido en campo de batalla, en el territorio en el que los hombres establecen disputas y buscan representar el poder en relación a otros hombres", explica Julia Tamayo de Amnistía Internacional.

La violación forma parte del proceso de intimidación masculina del que son víctimas todas las mujeres, incluso aquellas que no han sido violadas. Limitar la autonomía en el espacio público y cuidarse en el privado forma parte de los aprendizajes ancestrales del género “cubre tu cuerpo de día, duerme tapada de noche”. Consejos como no volver tarde del trabajo, no hacer dedo en la ruta, no salir de noche ni por lugares solitarios, no viajar de mochilera sola o con una amiga, no abrir la puerta a desconocidos, siguen instalando un mensaje claro: una mujer “sola” siempre está en peligro. El problema es que una acompañada, también.

¿Es posible seguir pensando que esta violencia resulta de un problema “personal” entre el agresor y su víctima? ¿Tanto monstruo suelto? ¿Se agota en la estrategia punitiva del Estado? Sacarla del ámbito de lo privado para volverla pública, ha sido el esfuerzo de las pensadoras y movimientos feministas. Visibilizar los fundamentos de un lógica de dominación que no fue resuelta por los procesos emancipatorios a nivel de estado-nación, de ciudadanía o de clase fue la tarea que desde muy temprano el feminismo acertó al definir “lo personal: es político”.

El paro del 19 de octubre fue contra la violencia como resultado de la desigualdad. “Nosotras paramos: para detener la violencia femicida”. “Paramos contra el disciplinamiento que implica que Milagro Sala esté presa por mujer, por indígena, por haberse organizado”, “contra la detención y el procedimiento judicial irregular que mantiene como rehén a Reina Maraz, migrante quechua hablante”, presa de una “justicia misógina”, afirmó una de las organizadoras.

El reclamo no se agota en una solución penal sino que se extiende a la prevención y provisión de herramientas y prácticas en defensa propia para las mujeres, en la construcción de un horizonte igualitario que incorpore las perspectivas de género en el diseño de las políticas públicas.

La convocatoria para este miércoles realizada en las ciudades de La Paz, Sucre y Cochabamba en Bolivia, exhortaba a seguir caminando las calles con instrumentos, batucada y un gran cartel que decía “Por nuestras muertas, ni un minuto de silencio”.



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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