En los casi cinco meses que lleva en el gobierno, el presidente Javier Milei no ha dejado persona ni grupo social por agredir, denigrar o insultar. Su estrafalario comportamiento no se corresponde para nada con el que debe guardar un titular del Poder Ejecutivo nacional.

Lejos de comportarse como un mandatario que vela por el conjunto de la sociedad, la que lo votó y la que no lo votó, el líder de la La Libertad Avanza no distingue entre amigos, aliados y opositores, y sobre todo no respeta a nadie, todos son tratados alternativamente como enemigos o como sujetos despreciables a los que es preciso destruir o someter.

Se ha metido con jefes de estado de países amigos o socios comerciales externos, provocando múltiples dolores de cabeza la Argentina; con los legisladores, con los empresarios, con los gremialistas, con dirigentes de uno y otro extremo del espectro político, con los jubilados, con los docentes, con los estudiantes... Esta semana les tocó a sus pares, lo gurúes de la economía usualmente serviles con sus patrones, de quienes haciendo un dudoso papel se burló a discreción.

Su insólita conducta, es sólo uno de los aspectos de su devastador gobierno. Milei está llevando a cabo una política de exterminio social con los sectores bajos y medios y se ha convertido en una suerte de mesías que viene a concretar los peores designios de una elite económica tan reaccionaria como ciega.

Sólo una alta burguesía aventurera como la argentina puede apoyar sin reservas un ajuste desmedido, que parece perseguir el exterminio de las pequeñas y medianas industrias y el brutal sometimiento del resto de la sociedad. Ciega, sí, porque es evidente que más temprano que tarde esto estallará socialmente en forma violenta.

Entre los sectores del establishment que apoyan esta suerte de eutanasia social se cuentan algunos de empresarios “exitosos” que crecieron al calor de créditos y beneficios del estado y luego cual verdaderos apátridas, se fueron a vivir al Uruguay para no pagar impuestos. Con una burguesía así, rapaces con sus connacionales y serviles con el capital monopólico, cualquier país está frito.

Seguramente piensan hacer con Milei como ya hicieron con Menem. Lo dejaron concretar su aventura neoliberal devastadora para el país y lo corrieron por detrás con denuncias por los múltiples hechos de corrupción. Con Milei pensarán dejarlo que destruya el estado de bienestar, el salario popular y las conquistas sociales de un siglo para después descubrir que “está loco”. No tienen perdón.

Foto por Pepe Mateos

Como quedó demostrado la semana que concluye cada vez más sectores de la población afectados por la política que practica el presidente se resisten a la masacre. Esta vez le tocó a amplios sectores de la clase media alta, media y baja que salieron a reclamar por su derecho pisoteado a la educación superior.

La masiva movilización del martes se replicó en decenas de ciudades de todo el país y contrariamente a lo que supondrán en el gobierno es sólo el inicio de una lucha que tenderá a recrudecer día a día de la mano de catedráticos, trabajadores y sobre todo estudiantes de las universidades públicas.

En una muestra más de su miopía, en lugar de advertir que se trataba de un claro mensaje de la sociedad, Milei respondió con una burla inicua: “lágrimas de zurdos”, garabateó en las redes.

Con el paro de la CGT del 24 de enero y la marcha del 24 de marzo, la que se hizo en defensa de la educación pública es la tercera gran manifestación popular dirigida a reclamar por políticas equivocadas, que han fracasado con Martínez de Hoz durante la dictadura, con Menem en los 90 y con Macri en la gestión de Cambiemos.

Fue una de las movilizaciones más importantes de los últimos años, pero el gobierno insiste en acometer esta vez “más rápido y más a fondo” como dijo alguna vez el propio Macri, devenido ahora en principal socio político de Milei.

En Neuquén como en Buenos Aires y en otros puntos del país, participaron muchos de los jóvenes que votaron por Milei y que ahora saben que se cuentan entre sus víctimas. También numerosos militantes adherentes y simpatizantes de la UCR, cuya historia como partido está íntimamente ligada a las luchas estudiantiles universitarias, empezando por la reforma de 1918.

El hecho habla a las claras de la fractura de Juntos por el Cambio entre los sectores del Pro que apoyan la deriva hacia la extrema derecha y los radicales y miembros de la Coalición Cívica que cada vez se sienten más lejos del delirio reaccionario que practica el señor Milei.

Sin embargo, eso no bastó para que muchos de los legisladores radicales bajaran el miércoles a dar quórum en la sesión convocada para dotar de recursos a las universidades nacionales. Algunos apoyan parcialmente medidas contenidas en la ley ómnibus y otros no quisieron dar su brazo a torcer con una sesión que había convocado Unión por la Patria.

Pero la pregunta que surge a esta altura es hasta cuándo para estos sectores será más importante su desproporcionado antiperonismo o los acuerdos totalmente parciales en el contexto de una ofensiva que los incluye que la voluntad de su propio electorado, un electorado que como el resto de los argentinos la está pasando muy mal.

Otro tanto ocurre con el tema del DNU 70/2023. El único sustento que Milei ha conseguido en cinco meses de gobierno es este decreto considerado inconstitucional por todos los especialistas de todas las ideologías y además de los diputados de UxP por buena parte de los legisladores radicales y de otras corrientes menores.

Este DNU inconstitucional que implica una verdadera reforma de la Constitución nacional de la mano de un autócrata, es el único sustento que Milei tiene para llevar adelante su embestida a fondo contra la sociedad argentina, sus conquistas sociales, su bagaje cultural y científico, y su soberanía como Nación. ¿Qué esperan los diputados para derogarlo?