Cristina Fernández de Kirchner, en su Documento recientemente hecho público, hace referencia al actual gobierno caracterizándolo con el subtítulo “2023-2027. Un showman-economista en la Rosada”. En la página 15 del documento expresa “…Sin embargo, no sería preciso calificar a este gobierno como la cuarta experiencia neoliberal. Las características del discurso y de la praxis política del nuevo Presidente, como la de sus equipos en las distintas áreas, colocan al gobierno en un plano que va más allá de lo disruptivo y lo llevan a un lugar que la Argentina nunca conoció.” Resalto esto último: “la Argentina nunca conoció”.

El modelo económico que quiere implementar el nuevo gobierno argentino tiene que ver con una situación anterior a la conformación del Estado Nacional. Creo que la caracterización más ajustada al nuevo gobierno es con la denominación “neocolonial”.

Para llegar a esa situación, lo primero que debe demostrar el delegado de gobernanza es sumisión y lealtad ante sus dueños. En estos primeros meses estuvieron más que evidenciadas tales condiciones en las visitas que efectuó el primer mandatario argentino a EE.UU. e Israel. En persona, sobreactuó en tierras del imperio y del sionismo. Pero Milei, para fortalecer la alineación y vocación de sometido rompió lanzas, sin ningún motivo, con China y con todos los países que huelan a socialismo y no estén alineados al sometimiento imperial. Rechazó la posibilidad de entrar a los BRICS, profundizando la dependencia al FMI, herramienta de dominación económica de EE.UU. Como si eso fuera insuficiente, también fronteras adentro, presentó batalla a todos: al Poder Legislativo, tratando al Congreso Nacional de “nido de ratas”; se enfrentó con los gobernadores, jurándoles que los iba a fundir; sufrió un paro nacional de todas las centrales obreras rompiendo récord en tiempos post asunción presidencial; se peleó con las y los hacedores de la cultura, de la ciencia, de la educación y hasta con los militares, a quienes enardeció de entrada con la eliminación de la jerarquización salarial que habían logrado acordar con el ministro de Defensa del gobierno anterior, Jorge Taiana. Mientras tanto el silencio cómplice de los grandes empresarios. Ellos especulan con el deterioro de las relaciones laborales en beneficio propio, y que de una vez por todas haya un gobierno que termine con el andamiaje legal e institucional de protección de derechos de las y los trabajadores, aunque ellos “pierdan” un poquito de dinero mientras tanto.

Si te peleas con todos los de adentro y también con los de afuera, hay dos posibilidades: o estás muy loco o te banca alguien muy poderoso. Quizás sean las dos posibilidades juntas. Lo de la locura está relacionado con la salud mental y es materia de la psiquiatría; pero la segunda posibilidad está vinculada a la política y los intereses económicos en pugna. Es evidente que el flamante presidente representa intereses económicos que están por encima de cualquier deseo de grupos económicos fronteras adentro. Esta semana Milei autorizó a operar en el país a la empresa de internet del multimillonario Elon Musk, desafiando al todo poderoso grupo Clarín. Hace unas semanas, el Presidente se reunió en forma virtual con Larry Fink. ¿Quién es Larry Fink?. Es el presidente de BlackRock, el Fondo de Inversión más importante del planeta; el mayor administrador de fondos del capitalismo occidental. Es copropietario de 17 mil empresas. Es accionista de YPF (5,67%) y de multinacionales de fuerte presencia local como Coca-Cola, Bayer, Apple, Microsoft, Telefónica, McDonald's, Adidas; además de Mercado Libre, Tenaris, Grupo Galicia, Banco Macro, Telecom, Arcor, Pampa Energía, entre otras. Gran parte de la deuda argentina está en sus manos, siendo uno de los principales acreedores. “El 30% de la rentabilidad de este grupo está metida en el país. La visita programada de Larry Fink al país tiene otra arista y creo que tendrá que ver con alguna que otra privatización que se pueda dar” afirmó Diego Farchica, un consultor y analista financiero argentino, muy conocedor sobre los movimientos de este Fondo de Inversión.

BlackRock ha tenido una gran influencia en la política en la Casa Blanca. Sus funcionarios suelen ocupar cargos gubernamentales importantes, llegando a una endosimbiosis entre el Estado y el Fondo de Inversión. A tal punto, que más de la mitad de los fondos administrados por BlackRock provienen del Tesoro norteamericano. Ésto hace especular, que es una inédita herramienta colonizadora destinada a generar nuevos mecanismos de dependencia económica.

¿El neocolonialismo será la etapa experimental posterior al neoliberalismo? Lo que queda claro es que el imperialismo norteamericano está en decadencia y debe adoptar nuevas formas de dominación para sobrevivir. Está modificando su propia estructura estatal/gubernamental para garantizar la sobrevida imperial. Ya no basta con tener el mayor arsenal y ejército para ser la fuerza policíaca del mundo. En este hemisferio occidental y cristiano, donde la riqueza se concentra progresivamente en menos manos, la hegemonía del país del norte comienza a estar jaqueada. A eso se le suma la competencia más robustecida y firme de China, India, Rusia y países “no alineados”, que le pueden asestar el golpe final. Para prevenir ese oscuro futuro, EE.UU. necesita convertir a los países otrora independientes en nuevas colonias. En eso anda Milei y les cipayes de siempre.