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15/10/2023

Massa, similar a Lula

Coalición amplia contra la ultraderecha

Coalición amplia contra la ultraderecha | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

A fin de vencer a Bolsonaro y luego poder gobernar, el actual presidente de Brasil formó una alianza que incluye como vice a quien fue su adversario en la elección de 2006. En Argentina el candidato peronista llama a la “unidad nacional” para intentar ganarle a Milei y sostener un eventual futuro gobierno.

Miguel Croceri

En octubre de 2006 Luiz Inácio Lula Da Silva arrasó a su competidor Geraldo Alckmin en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil. El entonces primer mandatario, que llevaba cuatro años en el gobierno y aspiraba a su reelección, obtuvo en el balotaje una ventaja de más de 20 puntos porcentuales: logró el 60,8 % contra el 39,2 de su desafiante. (Crónica del diario español El País, nota del 29/10/2006). 

El ganador lideraba lo que en Brasil se denomina genéricamente “izquierda”, y que refiere a una fuerza política popular, desarrollista, industrialista, soberanista, defensora de los bienes y empresas públicas y del rol del Estado, y firme sostenedora de la autonomía del país en las relaciones internacionales. El perdedor representaba a la “derecha”, una expresión política conservadora para reproducir el orden social dominante, partidaria de que el Estado ceda poder ante los grandes capitales -el “mercado”-, y orientada hacia una relación favorable a Estados Unidos en el nivel geopolítico mundial.

Pero aquel vencedor y su competidor derrotado, en 2022 efectuaron un giro rotundo en su posicionamiento recíproco, y se presentaron aliados en una misma fórmula presidencial para enfrentar al entonces jefe del Estado y candidato a la reelección, Jair Bolsonaro (a quien acompañaba como vice otro militar, el general Walter Souza Braga Netto).

El binomio Lula-Alckmin se impuso en segunda vuelta. Fue por una diferencia menor a 2 puntos, pero ganaron: lograron el 50,9 % contra el 49,1 % de sus rivales. (Informe de la plataforma periodística británica BBC, nota del 30/10/2022). 

¿Qué ocurrió en el medio para que los adversarios de una década y media antes se postularan juntos como presidente y vicepresidente de la República? Pues que en Brasil había irrumpido una fuerza de ultraderecha, con el liderazgo demencial y violento de Bolsonaro, quien en octubre de 2018 consiguió una mayoría electoral y luego gobernó desde el 1 de enero de 2019 hasta igual día del corriente 2023. (La fecha del recambio presidencial, en la jornada de Año Nuevo, está fijada en la Constitución Nacional).

El triunfo bolsonarista del ‘18 en las urnas no fue consecuencia de un proceso libre de votación ciudadana, sino el producto de condiciones antidemocráticas que facilitaron el ascenso del dirigente de extrema derecha. El gobierno del PT (Partido de los Trabajadores) fue objeto de hostigamiento mediático e institucional durante más de 10 años, hasta que en 2016 un parlamento corrompido derrocó a la presidenta Dilma Rousseff.

Paralelamente, Lula sufría persecución judicial y propaganda ideológica disfrazada de periodismo por parte de las grandes cadenas de medios, y por los ejércitos de activistas en las redes digitales -fenómeno que en ese momento era novedoso-. El ataque siguió hasta su condena “por corrupción”, más la prohibición de ejercer cargos públicos y finalmente su encarcelamiento.

De ese modo Bolsonaro pudo ganar en forma fraudulenta la elección, con el apoyo unánime de las corporaciones empresariales, judiciales, comunicacionales y religiosas (de las poderosas iglesias evangélicas de Brasil). Sin embargo, durante su gobierno se ganó enemigos dentro del mismo bloque de poder que lo había impulsado hasta ese cargo, y las relaciones de fuerza se modificaron radicalmente.

Sectores de la judicatura, de los aparatos mediáticos y de los partidos y dirigencias que habían participado del golpe de 2016, rompieron su alianza con el bolsonarismo. Esa situación fue favorable para que finalmente -y gracias a su coraje y determinación, y a una estrategia electoral que buscó los más amplios apoyos políticos- en 2022 Lula pudiera ser elegido presidente otra vez. (Los detalles fueron incluidos en un artículo que Va Con Firma publicó hace dos meses, referido a la persecución contra dirigentes populares en América Latina. Nota del 13/08/23). 

Luego, cuando al comenzar este año el maltratado líder de la izquierda brasileña accedió por tercera vez a la jefatura del Estado, Geraldo Alckmin no solo asumió como vicepresidente sino que también fue designado para un cargo ejecutivo dentro del gabinete, como ministro de Industria, Desarrollo y Comercio Exterior. (Información de la agencia italiana de noticias ANSA, del día en que se anunció parte del equipo ministerial. Reporte del 22/12/2022). 

Coaliciones y trayectorias

De forma parecida a como hizo Lula en Brasil, Sergio Massa anticipa la conformación de una coalición gubernativa multisectorial y pluripartidaria, si finalmente venciera a Javier Milei en un hipotético balotaje que ambos disputarían el 19 de noviembre. (Para saber si tal instancia ocurrirá o no, y para determinar quiénes serían los/la eventuales competidores/competidora en esa segunda vuelta electoral, deben aguardarse los resultados del domingo venidero, 22 de octubre).

En las últimas semanas el candidato de Unión por la Patria (UxP) exhibió públicamente una idea general del posible espectro de alianzas, mediante un enunciado amplio y de múltiples interpretaciones, tal como se hace necesario en circunstancias como esta: “gobierno de unidad nacional”, dijo. Reiteradas veces mencionó esos términos.

En una de las ocasiones, durante el primer debate televisivo entre candidatos/as el domingo 1 de este mes, dio algunas otras pistas al afirmar textualmente: “Nadie debe sorprenderse porque vean en mi gobierno a sindicalistas o empresarios; a trabajadores o comerciantes; porque vean a sectores liberales, radicales o del Pro. Porque en definitiva el desafío que tenemos es construir políticas de Estado. Y la convivencia democrática y el desarrollo de una nueva agenda, deben ser un compromiso de toda la dirigencia de la Argentina”. (El canal de noticias A24 publicó en su página web un resumen del concepto y el fragmento audiovisual respectivo. Posteo del 01/10/22). 

Así está planteada en Argentina la posibilidad de una coalición amplia contra la ultraderecha, similar a la que se puso en marcha en Brasil primero para derrotar a Bolsonaro y posteriormente para formar mayorías en un Congreso dominado por sectores oportunistas y altamente volátiles, susceptibles de cambiarse de bando fácilmente y posicionarse hoy muy diferente de ayer, y todo lo contrario de lo que harán mañana.

Pero las semejanzas entre la situación coyuntural entre un país y otro se terminan allí. Massa no es un líder con la trayectoria coherente y combativa de Lula, y sobre todo aquí todavía no gobernó la extrema derecha -aunque el gobierno de Mauricio Macri instauró un régimen de derecha y neoliberal-, como sí ocurría cuando se formó la heterogénea alianza brasileña que llegaría luego al gobierno.

En sus antecedentes, Massa es más parecido a Alckmin que a Lula. El argentino que hoy expresa al conjunto del peronismo y sus aliados tuvo una etapa de fervoroso antikirchnerismo, que rompió la unidad del Frente para la Victoria en 2013, armó su propio partido (el Frente Renovador) con apoyo de las corporaciones y el aval de Estados Unidos, y en 2015 compitió como candidato presidencial con el eje discursivo de la “ancha avenida del medio”.

Salió tercero en la primera vuelta con un significativo 21,3 % de los votos, detrás de Daniel Scioli (36,8 %) y de Macri (34,3 %). Previo al balotaje donde el peronismo se jugaba su continuidad, dijo que no deseaba tener “cargos” en el futuro gobierno sino que “buscamos y necesitamos cambios para los argentinos”. (Reporte de la plataforma informativa alemana DW, nota del 29/10/2015). 

A su vez, el brasileño que hoy es vicepresidente y ministro en su país, derrotado abrumadoramente por Lula en 2006, volvió a postularse en 2018 como opción intermedia entre Bolsonaro y Fernando Haddad (el candidato del progresismo, propuesta por Lula mientras este se encontraba prisionero y proscripto). Obtuvo el cuarto lugar, con el 4,8 % de los sufragios, detrás de los dos principales y del centroizquierdista Ciro Gomes. (Ver resultados de la elección 2018 en Brasil). 

Combatir a los antagónicos”

Cada una de las naciones tiene sus particularidades en los respectivos periodos históricos, y también guardan fuertes similitudes.

En la última elección en Brasil, para vencer a Bolsonaro, desde el mismo momento en que se conformaron las alianzas Lula lideró un frente extremadamente diverso que incluyó/incluye a la derecha expresada en Alckmin. Durante la etapa pre-electoral dicho frente era oposición, no oficialismo.

En la Argentina actual el peronismo está en el gobierno y Massa es el ministro de Economía, justamente cuando el mayor problema económico-social del país es la inflación.

Además, por el momento no se ha conformado ninguna alianza que exceda a las que ya tenía el justicialismo desde 2019, cuando volvió a juntar sus partes divididas y resultó finalmente ganador. Y Massa fue una de las piezas esenciales de esa reunificación, luego del gesto generoso y patriótico de Cristina Kirchner al desistir de una candidatura presidencial suya y proponer en cambio a Alberto Fernández.

Hoy solo existe la posibilidad de una coalición ante un probable balotaje y en un supuesto gobierno peronista futuro, si se toma en cuenta el anunciado propósito de la “unidad nacional” que viene anticipando el aspirante a la primera magistratura.

Hace algo más de un año en Brasil, Lula dijo durante la campaña electoral: “Hay una frase de Paulo Freire que es fantástica, que utilicé para explicarles a los militantes del PT, para hablar de la alianza con Alckmin: (la frase es) ‘de vez en cuando hay que estar con los divergentes para combatir a los antagónicos’. Y ahora tenemos que superar el antagonismo del fascismo, de la ultraderecha”. (Declaraciones de agosto del año pasado, citadas por el sitio de noticias alternativo Brasil De Fato el día del triunfo en segunda vuelta. Nota del 30/10/2022). 

No se sabe si esa frase es conocida por Massa y si influyó o influye en sus decisiones. Eso carece de relevancia. Lo que sí trascendió públicamente es la preocupación de Lula mismo y de todo su gobierno por un eventual triunfo de Milei en nuestro país y la instauración, aquí, de un régimen de ultraderecha. De esto hablaron al menos durante una visita a la capital brasileña realizada a fines de agosto por el candidato de Unión por la Patria. (Información de Página 12, nota del 30/08/23). 

Las diferentes trayectorias del actual presidente de Brasil y del ministro-candidato argentino, así como las especificidades de cada país, se tornan insignificantes cuando la paz, la democracia y los intereses de los pueblos en las respectivas naciones y en el espacio común de la Patria Grande, están bajo acecho del mismo tipo de enemigos.

29/07/2016

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