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29/06/2021

Trabajo nacional al servicio de todos y todas y un Estado presente

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A propósito del Día de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, que se celebró el pasado 27, la autora refiere que estas dan cuenta de esfuerzos y éxitos de cooperación para funcionar en sus respectivas actividades de modo integrado horizontal y solidario.

Graciela Landriscini *

Las micro y pequeñas y medianas empresas son unidades económicas que se caracterizan por ser las mayores generadoras de empleo y de valor en la economía, y enfrentan la dura competencia de las empresas que cuentan con mayor dotación de capital y mayor participación en los mercados. Son también una fuente de aprendizaje formal e informal, y de desarrollo cotidiano de alternativas productivas y de servicios. Generan de modo continuo soluciones a los infinitos problemas que plantea su escala, la competencia, y la búsqueda de un lugar que les permita participar en los espacios de formulación de políticas que impulsen su crecimiento en cada ciudad y en cada región. Con frecuencia han nacido y crecido como independientes en las economías locales, y progresivamente pasan a integrar cadenas productivas que fijan sus condiciones de funcionamiento. Realizan esfuerzos para visibilizarse, para diversificarse y multiplicarse, pero sufren asimetrías de información, dificultades para acceder al financiamiento, y deben competir en mercados nacionales complejos y cada vez más exigentes en precio y calidad al tiempo que buscan insertarse en los mercados externos con marca y diferenciación de productos.

Vaya hoy un reconocimiento especial a tantos hombres y mujeres que han sido pioneros de las empresas micro y pymes en la Norpatagonia; que encararon su creación y el desafío de crecer como proyecto familiar y de vida para producir alimentos, en la ganadería de la lana y en la vitivinicultura, o que se plantearon producir insumos y bienes terminados en la industria, o prestar una diversa gama de servicios en las ciudades, en el comercio, la construcción, la ingeniería y la energía, la salud y la educación, y más recientemente en los desarrollos derivados de las nuevas tecnologías de información y comunicación.

Las micro y pymes en muchos casos dan cuenta de esfuerzos y éxitos de cooperación para funcionar en sus respectivas actividades de modo integrado horizontal y solidario, para encarar la construcción y el funcionamiento de infraestructura y servicios. Hay ejemplos regionales asociativos virtuosos que dan cuenta de la conformación de consorcios de exportación, de investigación y desarrollo tecnológico en nuevas variedades de frutas, y en la protección contra plagas a partir de tratamientos sanitarios compatibles con el medio ambiente. Ha habido a lo largo del siglo XX numerosas iniciativas regionales compartidas de empaque y comercialización de frutas, en el acopio, clasificación y venta de lanas, en el procesamiento de miel, de jugos, sidra y vinos. Hay antecedentes que han mostrado una coordinada gestión de demandas a las instancias de la formulación y ejecución de políticas públicas para obtener financiamiento en condiciones acordes a las actividades; para acceder a asistencia técnica, a mejoras de infraestructura, a beneficios impositivos y aduaneros, o para conseguir formas más eficientes y efectivas de llegada a los mercados. 

Pero también muchas veces los titulares de las micro y pymes actúan de modo excesivamente individualista, y ello perjudica sus posibilidades de inserción en circuitos comerciales y en cadenas globales de valor en condiciones razonables de contratación, de transparencia informativa y de operaciones, y de definición de precio y forma de pago. 

La inflación en la Argentina y la frecuente volatilidad macroeconómica también han dañado el tejido micro y pyme y se han perdido plantaciones, maquinarias, saberes, instalaciones y capitales invertidos, y con ello proyectos de vida de distintas generaciones. Las políticas desreguladoras neoliberales, y en particular las más recientes, afectaron los tejidos productivos de micro y pymes, los talleres en distintos rubros y las unidades recuperadas después de la convertibilidad, y la restricción monetaria. 

En la gestión de Cambiemos, las devaluaciones y las elevadas tarifas y tasas de interés, así como la apertura indiscriminada de la economía dejaron debilitadas y en muchos casos forzaron el cierre de las empresas del segmento micro y pyme, del agro, de la industria y los servicios. El ajuste fiscal, la especulación financiera y la asfixia salarial que afectó a un gran porcentaje de las familias en su capacidad de consumo devastaron distintas ramas de la actividad industrial y los servicios y con ello el empleo en las ciudades y regiones en todo el territorio.

La pandemia volvió a golpear al sector. En simultáneo, el Estado nacional puso en marcha la renegociación de la infinita deuda externa con bonistas y con organismos internacionales, y se hizo presente en forma inmediata y directa en el apoyo al sector micro y pyme a través del pago de salarios, en el financiamiento a tasas subsidiadas, en el congelamiento de tarifas y combustible, en la prórroga de la emergencia frutícola, y en las moratorias impositivas. La mayor afectación ha estado y está en las actividades identificadas como no esenciales, ligadas al turismo, tanto en hotelería, como gastronomía y servicios; como en la cultura y el deporte. Y en tiempos de dura cuarentena en la energía.

Guillermo Merediz, Secretario Pyme de la Nación ha afirmado que, cuando se hizo cargo del área, la encontró “devastada". Y señaló, que si algo debiera caracterizar a una secretaría pyme en una economía en desarrollo es, básicamente, el rol del Estado en el acompañamiento y promoción de ese grupo de empresas con alto grado de vulnerabilidad, pero, a la vez, estratégico en la construcción de un armado productivo inclusivo. Agregó en esa oportunidad: "Para que nuestra tarea sea efectiva, tiene que ser masiva, llegar a miles de empresas en todo el territorio nacional, defendiendo el trabajo local y generando nuevas posibilidades de empleo".

El funcionario ha admitido que no es sencilla la tarea después del fuerte quiebre que produjeron en el sector pyme los cuatro años de macrismo, e inmediatamente después del cambio de gobierno el inicio de la pandemia. "Tuvimos que reconstruir el área en medio de la emergencia sanitaria, en la que no todos fueron impactados en la misma medida", apuntó el funcionario. "Hemos desarrollado numerosos instrumentos de apoyo a las empresas y a sus proyectos, y hoy estamos mejor preparados para acompañar la agenda de la recuperación económica". 

Una de las mayores críticas de las pymes, ya en los inicios de la pandemia, era el maltrato que recibían de los bancos. Tasas abusivas, escasa predisposición a darles crédito, refinanciaciones abusivas. Eso fue una preocupación de la Secretaría desde el primer momento. Por ello, empezaron a instrumentar distintas líneas de financiamiento, subsidiando la tasa y en algunos casos con tasa 0. Había que defender la producción y el empleo, y se llevaron a cabo muchísimas iniciativas. Por caso pueden citarse el ATP para las empresas, el IFE para monotributistas, y durante el 2020 se produjo un proceso de inclusión financiera muy significativo, que trascendió a la pandemia. 

Las pymes tienen que tener las herramientas para poder producir y generar empleo, y el Estado tiene que estar ahí para acompañarlas con el financiamiento acorde a la actividad y el proyecto de inversión. El fondo de garantía del Estado, el Fogar, le dio respaldo a más de 56 mil pymes durante 2020. Se recuperaron programas de financiamiento de organismos internacionales que se habían abandonado por desidia, y hoy ya están siendo usados por las pymes. Además, se vienen desarrollando líneas de crédito no bancario, que están siendo muy demandadas. Para empresas mayores del sector existe una línea de crédito para inversión productiva con tasas subsidiadas que se opera a través de bancos públicos, privados y provinciales. Y si es un proyecto exportador o liderado por una mujer, cuenta con tres puntos más de subsidio. Existe una herramienta de crédito e impositiva especial para las micro y pyme que desarrollan actividades ligadas a la economía del conocimiento. Y líneas de crédito de mayor envergadura para proyectos de inversión con impacto en divisas o en generación de empleo. 

Además del financiamiento está la formación, capacitarse en nuevas tecnologías, y también en acceso a nuevos mercados. En eso debe estar el Estado para promover más pymes exportadoras, y a fin de que puedan certificar buenas prácticas manufactureras y agrícolas, de seguridad ambiental que exigen los mercados. 

El Estado presente es el socio de las micro y pymes a través de las compras públicas. Y la progresividad en materia de tributos y el subsidio de tasas de interés en los créditos son herramientas fundamentales. La recuperación de la obra pública y de los salarios y jubilaciones son estímulo a ese desafío de remontar la dura cuesta de las políticas neoliberales de Cambiemos, y la pandemia que azota al mundo y al país. Las políticas macro y las de construcción de infraestructura e instalaciones y equipamiento en salud, las de vacunación, ciencia y técnica, financieras, de estímulo a la construcción, de recomposición del salario y el consumo, junto a la renegociación de la deuda con el FMI son centrales para transitar el camino del renacimiento micro y pyme en el país y la región. Estamos recuperando la economía y los derechos y no hay tiempo que perder. 

*Economista y Especialista en Pymes y Desarrollo Regional. Diputada Nacional del Frente de Todos Río Negro. Miembro de la Comisión de Pymes y Vicepresidenta de la Comisión de Economías Regionales de la Cámara de Diputados.



(*) Diputada Nacional por el Frente de Todos Río Negro. Economista, docente/investigadora (UNCo/Conicet)
29/07/2016

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