Columnistas
14/05/2021

La crisis de liderazgo de Keir Starmer

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La falta de una estrategia clara le pasa factura al líder del Partido Laborista inglés que enfrenta una dura derrota en un bastión electoral de esa fuerza política.

Gonzalo Mases *

A más de un año de su asunción como líder de la oposición, Keir Starmer enfrenta una de las peores derrotas en la historia del partido. Hartlepool, pueblo portuario del noroeste inglés y bastión del laborismo desde hace cincuenta años, eligió por primera vez a una representante conservadora para ocupar la banca en el parlamento.

El jueves 7 de mayo, la candidata del oficialismo Jill Mortimer venció a su oponente laborista Paul Williams por más de 23 puntos de diferencia. La ignota granjera de cincuenta años ganó cómodamente prometiendo atraer inversiones y crear más puestos de trabajo bajo las prédicas del “Build Back Better”, algo así como un “reconstruir mejor”, el slogan que el gobierno nacional pregona en la nueva era post Brexit. Mortimer supo interpretar un electorado que en el referéndum del 2016 respaldó masivamente el abandono de la Unión Europea y que hoy espera impaciente los beneficios de aquél divorcio.

La primera prueba de fuego para la gestión Starmer resultó en una humillante lección acerca del quehacer político: sin una visión clara no se llega a ningún lado. “Nuestro objetivo es terminar con las injusticias y desigualdades en el Reino Unido”, esbozó Kier en una entrevista que ofició de mea culpapost elecciones. La preguntas y repreguntas de la periodista para indagar sobre ese “plan audaz” del que tanto se jactaba el laborista, no hicieron más que evidenciar el no-plan de la nueva dirigencia y dejar a su máximo exponente deseando la paz mundial cual concursante de Miss Mundo.

A diferencia de Starmer, su predecesor Jeremy Corbyn, tenía una agenda específica. Para las elecciones presidenciales del 2019, Corbyn propuso la renacionalización de industrias claves, el aumento del salario mínimo, el incremento de impuestos a la riqueza y a las grandes corporaciones, la construcción de 100.000 viviendas al año y el desarrollo de una revolución industrial verde. Medidas que Sir Starmer, más alineado al sector moderado, perdió de vista para concentrarse en la lavada de cara del partido tras la renuncia de Corbyn. Pero en el afán enceguecedor por despegarse del corbynismo, Kier olvidó diseñar una propuesta concreta y subestimó a su electorado al creer que solo bastaba con postularse como el nuevo laborismo.

En su discurso de asunción en Marzo del 2020, Starmer se presentó como el gran pacificador que terminaría con las internas dentro del partido. Lejos de apaciguar las escaramuzas entre el ala izquierda y derecha, el nuevo líder decidió suspender del partido al propio Corbyn y echar a varios funcionarios que respondían al sector más radical. Algo similar sucedió el día siguiente de las elecciones en Hartlepool, cuando Kier procuró asumir toda la responsabilidad del fracaso y luego terminó despidiendo a Angela Rayner, la presidenta del partido. Decisión que tuvo que ser suspendida ante el amplio repudio de los laboristas. Angela fue efectivamente removida de su cargo, pero horas más tarde Starmer le inventó un puesto placebo para tranquilizar a las fieras y evitar cualquier coupa su liderazgo.

Los detractores de Starmer lo acusan no solo de no haber logrado unificar el partido, sino también de no haber mantenido su promesa de seguir con la plataforma radical de Jeremy Corbyn. Otros van más allá y lo definen como políticamente apático, carente de tradición de lucha y sin ningún tipo de lazos con el sector sindical. Lo cierto es que Kier Starmer desarrolló gran parte de su carrera profesional en el ámbito legal, primero como abogado defensor especializado en derechos humanos y luego como Director del Servicio de Enjuiciamiento de la Corona Británica, puesto que le valió el nombramiento de Caballero de la Orden de Bath. Fue en el año 2015 cuando Starmer saltó a la escena política tras ser elegido como Miembro del Parlamento (MP) para representar a la comuna de Holborn y St. Pancras. A partir de allí, obtuvo varios cargos dentro del partido hasta asumir el liderazgo el año pasado.

Sus primeras intervenciones en el Parlamento fueron muy prometedoras. Corrian los primeros meses de la pandemia y el premier británico Boris Johnson se adentraba en un frenesí de medidas erráticas que fueron ferozmente criticadas por Starmer. El flamante líder laborista estaba en su salsa; con el dedo acusador en alto, señalaba una por una las impericias de Johnson que terminaron dejando 128.000 muertos en el Reino Unido. Pero con el tiempo, Boris logró salirse del banquillo de los acusados y Starmer quedó desorientado sin poder avanzar en una propuesta alternativa signé laborista. Kier se conformó con el tono denunciante y en ningún momento atinó a decir qué medidas hubiese tomado él durante la pandemia si el Partido Laborista hubiese estado gobernando. Ni siquiera musita hoy cuál sería su plan de recuperación post pandemia.

El marketing y los focus group son herramientas demasiado Londres-centrista y poco efectivas para ganar el voto de la clase obrera del norte. Sobre todo, frente a un partido conservador con el pecho inflado tras la salida de la Unión Europea y un exitoso programa de vacunación contra el Covid-19. Tan efectivo ha sido éste último, que la imagen positiva de Boris Johnson parece no verse afectada por las recientes acusaciones que lo implican de forma directa en varios casos de corrupción.

El Partido Laborista lleva más de 120 años defendiendo los intereses de la clase obrera. Si Kier Starmer quiere romper con el hechizo de 11 años consecutivos de gobiernos conservadores, va a tener que dejar de culpar a Corbyn por todos los males sufridos, enfocarse en recuperar los lazos con su electorado de base y proponer un plan no solo para salir de la crisis post pandemia, sino también para solucionar problemas que hace tiempo agobian al Reino Unido, como la precarización laboral, el déficit habitacional y el deterioro del sistema de salud público.



(*) Periodista, vive en Londres
29/07/2016

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