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06/05/2021

La triste caída de Pablo Iglesias, el líder que perdió el carisma

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Pablo Iglesias, se echó la campaña a la espalda al renunciar a su cargo de vicepresidente segundo del gobierno de España, y presentarse como candidato a la presidencia del gobierno autónomo madrileño, logrando un ligero ascenso de 7 a 10 diputados, cuando las expectativas eran muy superiores.

José María Castro

Las elecciones autonómicas de este 4 de mayo en la Comunidad de Madrid, han dado como resultado una aplastante victoria del Partido Popular -partido de derechas en España- que podrá gobernar en solitario la Comunidad autónoma, al doblar sus resultados y quedarse a cuatro escaños de la mayoría absoluta, y que con la abstención de Vox-partido en alza, que agrupa a la extrema derecha-haría valer sus 65 diputados, frente a los 58, que sumarían el bloque de izquierdas( Partido Socialista, junto al partido Mas Madrid, liderado por Íñigo Errejón, y los 10 que consigue Podemos, que si bien mejora los resultados del último plebiscito madrileño, queda muy lejos de las expectativas que sus líderes pusieron en esta convocatoria.

Pablo Iglesias, se echó la campaña a la espalda al renunciar a su cargo de vicepresidente segundo del gobierno de España, y presentarse como candidato a la presidencia del gobierno autónomo madrileño, logrando un ligero ascenso de 7 a 10 diputados, cuando las expectativas eran muy superiores.

El PSOE (candidatura socialista) se deja 13 diputados al pasar de 37 a 24, pagando cara la abulia y falta de oposición a las políticas de Ayuso, candidata popular y gran triunfadora de estas elecciones. Mas Madrid, el partido del histórico lugarteniente de Iglesias, Iñigo Errejón,

Iguala los resultados socialistas, llevando a la Asamblea los mismos diputados que los socialistas con 24 escaños que le permiten consolidar su posición e iguala los resultados del PSOE.

En definitiva: pésimos resultados del bloque de izquierdas y extraordinarios para la dupla derechista (PP y Vox), que se nutren electoralmente de la desaparición de Ciudadanos, que pierde todos sus diputados y deja vacía una supuesta posición de centro. Centro que ha sido ocupado por las derechas, ya que, en el bloque progresista, solo se detecta un cambio interno de votos, y no se nutre de ese supuesto caladero de votos centristas.

Pero sin duda, resultados al margen, la noticia de estas elecciones, es la dimisión de Pablo Iglesias, como secretario general de Podemos, el partido surgido de las cenizas y esperanzas del 15M, en 2014, y que fue la gran esperanza de la izquierda europea durante algunos años.

Ese partido, que llegó a dar miedo a las altas esferas políticas y empresariales, y que llegó a disponer de 65 diputados nacionales en el conjunto del Estado.

Fue el mejor momento de la formación morada, cuando junto a Iglesias, se aglutinaron las cabezas mejor amuebladas de la joven izquierda salida de la Puerta Del Sol en aquel 15M del 2011. Desde entonces, todo fue en caída libre. La presión despiadada de los medios de comunicación, y la persecución a sus líderes, dio como resultado una importante caída de sus expectativas, aunque lo peor estaba aun por venir. La postura despótica de Iglesias, encumbrando a su mujer al cargo de portavoz del Congreso de los Diputados de España, en detrimento de Errejón, que había sido fiel escudero de Iglesias desde los tiempos del sindicato universitario, marcó el inicio de unos nuevos tiempos del líder izquierdista, que se hizo famoso por la compra de una residencia exageradamente grande y costosa, y abandonando sus cuarteles de invierno en el populoso barrio de Vallecas, símbolo de barrio obrero por excelencia. Este desliz fue hábilmente aprovechado por sus detractores que, desde ese momento, fomentaron un continuo escrache ante su mansión, que acabo convirtiéndose en un acoso permanente y permitido, y que dura hasta el día de hoy.

También sus nuevas formas de llevar la organización, trajeron consecuencias irreparables para el partido. Poco a poco, los siete fundadores de la formación, aparte de Iglesias y Monedero que fue su ideólogo, se retiraron de sus cargos y finalmente abandonaron el partido. Por un lado, la corriente Izquierda Anticapitalista, cuya existencia es anterior a Podemos, y que fueron los grandes promotores del proyecto, y por otro, la moderación de Errejón, que jamás suscitó la animadversión que despertó Iglesias en la política demócrata tradicional de España, unido al despegue de los movimientos nacionalistas de andaluces valencianos, y por supuesto, catalanes, vascos y gallegos, despojaron a Podemos de la posibilidad de ser una alternativa viable al tradicional bipartidismo.

La entrada en el gobierno de Sánchez, fue la puntilla al proyecto del nuevo Podemos. La falta de concreción a las líneas rojas que intentaron establecer, y el ninguneo al que se han visto sometidos por sus propios socios de gobierno, dejaron sin aire a quien estaba llamado a ser líder populista, en un país que jamás le consintió.

Hoy, Pablo Iglesias abandona la política. Quizás con el tiempo, se le agradezca el haber sabido remover el avispero de la dormida política española, pero hoy, nadie se ha extrañado de esa decisión.

Adiós Pablo Iglesias. Hoy, es sin duda, el día más triste de tú efímera historia.

29/07/2016

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