Columnistas
04/04/2021

Mariano Fragueiro, el economista argentino desconocido

Mariano Fragueiro, el economista argentino desconocido | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

En 1847 Fragueiro publicó su libro “Organización del crédito”. Entendía que el capitalismo para desarrollarse necesitaba del crédito y proponía monopolizarlo en manos del Estado para ponerlo al servicio del pueblo y del crecimiento.

Humberto Zambon

[email protected]

El cordobés Mariano Fragueiro (1795-1872), hoy prácticamente desconocido, fue el economista más importante que tuvo nuestro país en la segunda mitad del siglo XIX. Nombrado por Urquiza, fue el primer ministro de economía (en aquel tiempo denominado de Hacienda) desde la organización nacional, además de haber tenido una destacada actuación en la redacción de la Constitución Nacional y de ser constituyente en las dos primeras convenciones reformadoras de la misma. También fue gobernador de Córdoba y senador nacional por esa provincia.

Previamente, en 1825, había sido director del Banco de Buenos Aires creado por Rivadavia y, durante su exilio en Chile, fue autor del proyecto y firme impulsor del primer ferrocarril existente en América Latina, con el recorrido Copiapó-Caldera.

Fragueiro había leído y podía considerárselo un seguidor de Saint-Simon y de Leroux. El primero identificaba en una sola clase social a los productores, enfrentados a todos los demás sectores ociosos, incluyendo como tales a la nobleza y a todos los que podían vivir sin necesidad de trabajar. No pretendía abolir la propiedad sino que creía en la función social de la misma; tampoco pretendía la igualdad total sino que se debía asegurar trabajo a todos (lo que era, al mismo tiempo, un derecho y una obligación) y la retribución a cada uno según su esfuerzo y sus méritos; por su parte, Pierre Leroux constituyó un grupo que mediante la prensa divulgó las ideas sociales y tecnocráticas de Saint-Simon e influyó, con sus ideas de planificación, igualdad mediante abolición de la herencia y socialismo de estado, en el pensamiento político posterior. Ambos influyeron en Esteban Echevarría (“El dogma socialista”), en el viejo Sarmiento y en gran parte de los sectores progresistas latinoamericanos de esa época.

En 1847 Fragueiro publicó su libro “Organización del crédito”. Entendía que el capitalismo para desarrollarse necesitaba del crédito que, a su vez, era una herramienta esencial en la reforma social. Proponía monopolizar el crédito en manos del Estado para ponerlo al servicio del pueblo y del crecimiento.

En ese libro y durante toda su actuación pública fue defensor acérrimo de la intervención del estado en la economía, procurando desarrollar lo que hoy llamaríamos un capitalismo de estado. Mucho de lo que escribió tiene absoluta actualidad: “Todas las ventajas que la deuda pública puede procurar al Gobierno que la contrae, desaparece si las rentas se pagan en el exterior” o “El banco está destinado a la industria… Su fin no es servir a los ricos, que ya tienen bastante, sino a los que menos tienen”.

Fue un gran impulsor del establecimiento de un gobierno nacional fuerte y, fiel a sus principios, escribió que “Sin crédito la Organización Nacional es imposible. Y para que se respeten los intereses nacionales, el crédito debe ser público”. El congreso constituyente de 1853 dictó una ley escrita por Fragueiro y conocida como el “Estatuto de Hacienda y Crédito”, en el que se establece el papel central del Estado, que debe administrar los servicios públicos, construir ferrocarriles, caminos y puentes, correos y telégrafos. También influyó para que en la Constitución se declare la libre navegación de los ríos y en el asegurar los recursos del gobierno nacional, asignándole el monopolio aduanero.

En 1852 escribió “Cuestiones Argentinas” pensando en la organización nacional y que, junto con “Bases” de Alberdi, tuvo mucha influencia en la Constitución de 1853. Sobre esto hay una interesante comunicación de Alberto Dalla Vía a la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas (2009) titulado “Los aportes de Mariano Fragueiro, Pedro de Ángelis y Juan Bautista Alberdi a la Constitución de 1853” que se puede consultar por internet.

Entre los temas que trata “Cuestiones Argentinas” hay uno de absoluta actualidad, referido a la libertad de prensa. Consideraba que, además de las restricciones que puedan existir por razones legales, la principal es la que establece el capital, “porque el pobre, el que no puede pagar la impresión, no puede publicar”. Es “la restricción de los empresarios, editores y redactores, que no consentirán la impresión de ningún escrito contrario a sus doctrinas”. “En estos abusos no se ve sino la complicación criminal de la imprenta con el capital para lucrar más a costa de la libertad y del talento. La imprenta está a merced de quien más paga”.

Él pretendía proteger la libertad de prensa de estos abusos ya que “la imprenta, siendo un verdadero poder moral, una potencia social, no debe dejarse al interés personal. Este poder, como el del crédito, el de la justicia y demás, debe organizarse en sentido del interés general, que es el interés del pueblo”. Por eso proponía que, en paralelo a la prensa privada que podía publicar con absoluta libertad, establecer imprentas del estado, que se denominarían “nacionales”, que estarían organizadas con jurados, para que fueran los representantes del pueblo y no el capital el que decida qué publicar. “No nos propusimos coartar la libertad de imprenta, sino ensancharla, dando protección a las capacidades pobres, que no pueden luchar con el capital”.

Una pregunta que podemos hacernos es ¿Por qué Fragueiro es hoy un desconocido? Posiblemente la respuesta corresponda a tres razones; la primera es la estatura intelectual de Juan Bautista Alberdi, que opacó a los otros protagonistas de nuestra Constitución; la segunda razón puede ser el enfrentamiento de ideas con que tuvo con Mitre (por ejemplo, con el tema de la prensa), de forma tal que cuando éste conformó la jerarquía de prohombres de la historiografía oficial, lo relegó a un plano totalmente secundario, equivalente al olvido; la tercera es la enorme actualidad de sus ideas, como la nacionalización del crédito (estatización de la banca), la oposición a la toma de deuda externa y la denuncia de la manipulación de los medios de prensa por el gran capital, y por ende de la opinión pública, que las clases sociales dominantes y los medios de información que le responden no están dispuestos a admitir.

Por todo eso sus escritos, 150 años después, mantienen frescura y actualidad y merecen la mayor difusión.

29/07/2016

Sitios Sugeridos


Va con firma
| 2016 | Todos los derechos reservados

Director: Héctor Mauriño  |  

Neuquén, Argentina |Propiedad Intelectual: En trámite

[email protected]