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28/03/2021

De Lima al Rio de la Plata

De Lima al Rio de la Plata | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

La Argentina se fue del grupo Lima y retomó la línea de pensar en un Mercosur que mire primero a su gente. Tal vez, el intercambio de los presidentes rioplatenses, haya contribuido a dar contenido a un desdibujado organismo.

María Beatriz Gentile *

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La República Argentina acaba de formalizar su salida del Grupo de Lima. Un ámbito que nació por impulso de los gobiernos conservadores de la región, alineados con EE.UU., para condenar y bloquear al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

El Grupo comenzó por no reconocer a la Asamblea Nacional Constituyente de ese país. Intentó junto a la OEA activar la Carta Democrática Interamericana para intervenir en los asuntos de los venezolanos; algo que Luis Almagro -secretario de ese organismo y conspirador en Bolivia contra el gobierno de Evo Morales- había planteado un año antes sin éxito. Y por último terminó reconociendo la farsa de autoproclamación de Juan Guaidó como presidente en el 2019.

La política de aislamiento, bloqueo e intervención que la administración Trump instaló contra Venezuela -aplaudida y respalda por el Grupo- más el reconocimiento de la oposición política venezolana dentro del foro, fueron suficiente para que la cancillería argentina expresara su diferencia: ”un contexto en el que la pandemia ha hecho estragos en la región, las sanciones y bloqueos impuestos a Venezuela y a sus autoridades, así como los intentos de desestabilización ocurridos en 2020, no han hecho más que agravar la situación de su población…".

El abandono del foro reaccionario de Lima coincidió con la celebración de los 30 años del Mercosur. Un organismo que a distinto ritmo y cambiando al son de las administraciones locales, logró permanecer activo a pesar del boicot interno y externo.

Los objetivos de las iniciativas regionales han tendido a consolidar los procesos democráticos, garantizar la paz y la seguridad, promover el desarrollo e incrementar la acción internacional del bloque en su conjunto.

Las tres primeras gozan de bastante consenso, pero es en el último aspecto, donde los intereses geopolíticos imponen definiciones y diferencias. Como escribió Alejandro Frenkel, América Latina ha sido históricamente un receptor más que un hacedor de reglas. De allí que la elección de los aliados extrarregionales sea el núcleo de la discordia.

Si la nueva configuración global atraviesa una transición cada vez más evidente del occidente europeo y norteamericano a un este euroasiático con China y Rusia como referentes; definir esas alianzas será prioridad.

En ese sentido, la pandemia trajo un problema más. A los hidrocarburos, armas y energía atómica ahora se suman las vacunas como parte del repertorio de la disputa Este- Oeste.

Mientras China y Rusia optan por aumentar su influencia, a través de una diplomacia que pone sus vacunas a disposición del resto del mundo; EEUU, Canadá y la anciana OTAN optan por el egoísmo etnocéntrico adquiriendo más dosis de las que necesita su población, privando a los que menos tienen de sobrevivir.

Podría decirse que son conductas aprendidas del también histórico supremacismo occidental y cristiano.

Aunar los intereses comunes para negociar mejor es uno de los motivos para fortalecer al Mercosur. Y en esto la geopolítica de vacunas forma parte de la agenda internacional

La conmemoración de este aniversario, que no parecía despertar demasiadas expectativas en tiempos de crisis sanitaria, reavivó la clásica discusión acerca de la liberalización de aranceles, exigencia permanente de las elites empresariales de los países miembros.

En esta oportunidad, fue el presidente de Uruguay Luis Lacalle Pou, quien con tono amenazador dijo “el Mercosur no debe ser un lastre, no estamos dispuestos a que sea un corsé”. Y la respuesta no se hizo esperar “No somos lastres de nadie, es un honor ser parte del Mercosur. Si somos un lastre, que tomen otro barco” retrucó Alberto Fernández, presidente pro témpore del organismo.

La Argentina se fue del grupo Lima y retomó la línea de pensar en un Mercosur que mire primero a su gente. Tal vez, el intercambio de los presidentes rioplatenses, haya contribuido a dar contenido a un desdibujado organismo. Quizás sea el primer paso para recuperar algo de la agenda propia en este convulsionado escenario global



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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