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25/10/2020

Lecturas sobre Bolivia

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La derecha latinoamericana y boliviana, no acepta que el mundo indígena tiene derechos. Hasta la actualidad y a pesar de haber sido derrotados electoralmente en tres oportunidades, las elites conservadoras y sus aliados circunstanciales siguen subestimándolo.

María Beatriz Gentile *

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A un año de que Evo Morales fuera acusado de fraguar la elección presidencial, amenazado de muerte y obligado a renunciar por la determinación policial -militar de quebrar la institucionalidad, su fuerza política volvió a ganar con el 55 % de los votos. ¿Qué lecturas hacer de esto?

En las elecciones del 2019 Evo Morales obtuvo el 47, 08 % de los votos y Carlos Mesa el 36,51%. Según estos resultados, por cuarta vez consecutiva Morales sería presidente en primera vuelta ya que los 10,57 puntos de diferencia eximían de una nueva votación.

La oposición no aceptó el resultado, denunció fraude, agitó la rebelión callejera y de las fuerzas de seguridad y obtuvo el apoyo de la OEA, que a través de su secretario Luis Almagro, ratificó el fraude esgrimiendo manipulación de actas y datos de transferencia electrónica en 13 localidades que aseguraban la victoria de Morales

En esta elección (2020), en 11 de las 13 localidades señaladas en el informe de la OEA el MAS obtuvo un porcentaje mayor de votos que en el 2019. (ref:1) Lo difícil fue aceptar que en ámbitos rurales Evo obtuviera más del 90% de aprobación.  

Entonces, primera lectura: En el 2019 no hubo fraude. El MAS ganó democráticamente. La OEA actuó parcialmente a favor de la oposición y fue el respaldo internacional para el golpe de Estado

Segunda: Tal vez, no era el proyecto político del MAS el que estaba en cuestión, sino la permanencia de un mando único

En el referendo del 21 de febrero del 2016, la ciudadanía boliviana manifestó que Evo Morales no podía aspirar a una reelección. A pesar de ello, el oficialismo buscó la forma de que el Tribual Electoral le permitiese presentarse. 

Esta acción, por un lado, decepcionó a cierto sector interno que aspiraba al recambio; por el otro, profundizó el desgaste propio de trece años de gobierno y empujó a una porción del electorado -casi siempre volátil- hacia la oposición 

Luis Arce fue un candidato no-indígena, exitoso en su gestión como ministro y con perfil más profesional que político. Construyó una campaña con autocrítica, prometió un gobierno de nuevas figuras, descartó la continuidad del viejo ‘entorno’ gobernante y enfatizó no eternizarse en el poder ni asumir actos de revanchismo. Moderación política, recuperación económico-social y unidad por sobre todas las cosas, fue el mensaje.

Tercera: Esta elección demostró la refundación histórica en materia de derechos que significó el gobierno de Evo Morales y su impacto en el fortalecimiento de las organizaciones sociales que lograron articularse por fuera del control directo del Estado. 

Estos sectores fueron el blanco de la violencia desatada por el gobierno del golpe. Violencia simbólica y física. Desde la quema de la wiphala, denigración discursiva   y prácticas humillantes, hasta la represión y muerte como en las masacres de Sacaba y Senkata. A pesar de ello, el tejido integrado y solidez organizativa se hizo evidente al paralizar Bolivia en su economía e impedir al gobierno de Añez consolidarse.

Ante ello, también quedó de manifiesto la pedantería de cierta intelectualidad progresista latinoamericana que justificó el golpe al responsabilizar a Evo Morales por cooptar en términos populistas a las masas, vaticinando una derrota irrecuperable del movimiento popular boliviano. Otro fin de ciclo que afortunadamente no sucedió.

Cuarta: la derecha latinoamericana y boliviana, no acepta que el mundo indígena tiene derechos. Como escribió Fernando Molina, no entendieron que Bolivia dejó de ser censitaria 1952. Siguen sin aceptar su democratización.

Hasta la actualidad y a pesar de haber sido derrotados electoralmente en tres oportunidades, las elites conservadoras y sus aliados circunstanciales siguen subestimando a los sectores subalternos, considerándolos eco de la barbarie alentados desde el exterior: guevarismo, chavismo, narcoterrorismo, etcétera.

Carlos Meza fue incapaz de albergar propuesta alguna para el campesinado y/o para el mundo indígena. La mirada descalificadora pudo más y asumió la muerte definitiva de la experiencia fundadora de Evo Morales y el MAS. 

Fernando Calderón decía que en Bolivia, el Estado es muy débil y la sociedad muy fuerte. Posiblemente sea así. Lecciones del pueblo boliviano en una América que siembra. Lecciones de un pueblo que nunca se creyó ‘enfermo’ a pesar de sus denigrantes narradores.

 www.oas.org Informe Bolivia 2019


 

 1.  INFORME FINAL - Análisis de Integridad Electoral - Elecciones Generales en el Estado Plurinacional de Bolivia



(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.
29/07/2016

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