Columnistas
21/10/2020

Covid 19: ¿podría haber sido peor?, ¿podrá ser mejor?

Covid 19: ¿podría haber sido peor?, ¿podrá ser mejor? | VA CON FIRMA. Un plus sobre la información.

Hace falta recrear el concepto de “comunidad organizada” que, con unidad de mando, convoca a distintas disciplinas, coordina acciones a la vez que monitoriza, ajusta y corrige el avance de la estrategia.

Daniel Esteban Manoukian *

Los albores del 2020 trajeron consigo una nueva enfermedad que conmocionó al mundo y también cambio nuestra vida. El impacto fue múltiple, complicó aún más una economía nacional maltrecha, no fue neutra para la esfera emocional, alteró los vínculos y obligó a modificar expectativas y planes. También, claro está, hizo mella en la salud en forma directa por la Covid-19, e indirecta, al aumentar la pobreza, afectar la alimentación y discontinuarse el proceso de cuidado, entre otros efectos. 

El coronavirus ya ha dejado más de un millón de muertes en todo el mundo, pero ha tenido un impacto desigual en cada territorio. Aunque Estados Unidos, Brasil e India son los tres países con más fallecidos en términos absolutos, la comparación entre las muertes en relación con su población, revela que Perú es el que presenta una tasa de mortalidad más elevada, con 105,53 decesos por cada 100.000 habitantes, seguido de Bélgica, con 91,08.

 Mortalidad por Covid-19 en el mundo al 19 de octubre de 2020


 

Llegando a finales del mes de octubre, Argentina se supera el millón de contagiados registrados y con casi 30.000 fallecidos tiene una tasa de mortalidad de 5,9 fallecidos por cada millón de habitantes. Esa tasa se ubica entre las más altas del mundo, pero con el agravante de que registra una curva en ascenso, mientras que otros países de ese mismo lote, muestran progresiva declinación.

¿Podría haber sido peor?

Ante situaciones como esta siempre aparece la tentación de apelar a un razonamiento contrafáctico que consuela y alivia al pensar que dentro de lo malo, no ha sido todo lo horrible que podría haber sido. Produce algo de bienestar y satisfacción  cargar de cierta emoción y valor lo realizado, que reconocemos objetivamente como algo que implicó esfuerzo. Esa lógica nos impulsa a contestar afirmativamente, o dicho de otra manera, de haber procedido de otra forma, todo hubiese sido peor.

"El aislamiento temprano y el haber aprovechado ese tiempo para fortalecer el sistema de salud que se encontraba muy deteriorado fueron dos aciertos clave de la estrategia sanitaria argentina", manifestó a Télam el químico e investigador del Conicet Roberto Etchenique, recientemente.

Coincidimos en sostener que si la cantidad de casos que se registran actualmente hubiese acaecido en abril o mayo, hubiese encontrado a un sistema de salud con menos recursos en los hospitales, sin suficientes elementos de protección personal y con menos conocimientos sobre el tratamiento de la nueva enfermedad. Todo ello hubiese redundado en más fallecidos. También el impacto en los sectores más postergados y previamente ya vulnerados, hubiese sido mayor sin medidas como el IFE, los ATP, el congelamiento de tarifas y alquileres, entre otras.

Sin embargo, esa mirada no debiera dejarnos tranquilos. "Argentina se encuentra bien en relación a muchos países de la región, pero vamos mal y podemos llegar a terminar peor si no se toman medidas urgentes para disminuir la circulación viral", advirtió el investigador del Conicet Rodrigo Quiroga, integrante de Iniciativa por el Resguardo de los Derechos Humanos Covid-19 (IRDH) –un colectivo conformado por referentes de derechos humanos, investigadores y científicos– que acercó hace pocos días una propuesta de intervención en la pandemia proponiendo al aislamiento selectivo, planificado e intermitente (ASPI). 

La estrategia del ASPO (aislamiento social preventivo y obligatorio) sirvió, pero está desgastada y devaluada y es imposible sostenerla con la intensidad lograda al comienzo de la pandemia. Por lo tanto, la pregunta que debemos hacernos es otra.

¿Podrá ser mejor?

Nuevamente la respuesta, desde nuestro punto de vista, es afirmativa, pero condicionada a verificar si somos capaces como colectivo de asumir, a partir de lo que ya sabemos de esta pandemia en general y del virus y sus debilidades en particular, nuevas y renovadas actitudes.

En el marco de la propuesta del ASPI, que no es otra cosa que ajustar las intervenciones considerando las realidades locales, tanto desde el punto de vista epidemiológico, como cultural, económico y de recursos sanitarios y comunitarios disponibles, entre otras variables, aparecen propuestas operativas concretas. 

Proponemos una serie de acciones poniendo el eje en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, con lo cual el escenario de actuación está claramente afuera de los hospitales, los que se descomprimirían en la medida que se afiancen conductas sociales de autocuidado individual y colectivo. 

El objetivo central es desde este punto de vista, afianzar cuatro premisas básicas: 

    • Uso correcto del barbijo cubriendo nariz, boca y mentón todo el tiempo, 

    • Distancia entre personas de 2 metros, especialmente en lugares de trabajo y espacios públicos (comercios, iglesias, bancos, etc.)

    • Lavado correcto y frecuente de manos con agua y jabón y de superficies con agua con lavandina.

    • Ventilación de lugares cerrados.

Para ello sugerimos este conjunto de acciones, sin desmerecer otras que son complementarios a fin de promover la salud colectiva: 

    1. Intensa campaña de difusión adecuando el medio (cartelería, radio, televisión, redes sociales) y el tipo de mensaje, a cada grupo social (por edad, afinidades culturales, religiosas, deportivas, etc.).

    2. Rastrillaje de los barrios. Recorrida casa por casa difundiendo información, explicando el sentido de las medidas y como deben aplicarse. Concretar estas visitas con personal de salud del primer nivel de atención (agentes sanitarios, enfermeras, médicos, odontólogos, trabajadores sociales, etc.) sumando otros actores sociales, entre ellos empleados públicos y voluntarios. 

Estas visitas casa por casa deben dejar información sobre pautas de cuidado y sobre lugares y teléfonos donde poder acudir en caso de detectar síntomas. Se apunta a que en estas visitas se detecten casos sospechosos o contactos de casos ya diagnosticados, para intervenciones específicas si correspondiere, como testeo o indicación de aislamiento. 

También que ese rastrillaje sea útil para insistir en la importancia de continuar con el proceso de cuidado de las personas, tanto las que ya tienen una enfermedad conocida (hipertensión, diabetes, trastornos de salud mental, etc.), que requieren controles periódicos en salud (vacunas o prevención de cáncer por ejemplo) o que necesitan sostener un tratamiento con medicamentos.

Cada grupo barrial requiere contar con un centro de salud que actúe como coordinador y punto de consultas ante dudas del equipo de terreno o de los vecinos y como punto de referencia de los equipos asignados para esta función

    3. Testeo masivo para detección oportuna de portadores del virus, procediendo al aislamiento selectivo del caso positivo y sus contactos estrechos. Uso de los recursos disponibles como el test rápido de antígenos y PCR si fuese necesario.

    4. Cumplimiento estricto del aislamiento de los casos sospechosos y confirmados conjuntamente con todo el grupo familiar y de las personas que han sido contacto estrecho de casos confirmados, propiciando el autoaislamiento, 

    5. Seguimiento y acompañamiento activo hasta superar la etapa de aislamiento, especialmente de familias vulneradas a cargo de personal de salud (activos y jubilados voluntarios), prestando atención a las distintas necesidades que surgen en ese contexto.

    6. Dispositivos (albergues, hoteles) para aislar a quienes no pueden hacer el aislamiento donde viven o no llegaban a entender las consignas de protección.

    7. Asistencia cercana con acompañamiento desde el Estado, movilizando personal para provisión de agua potable, alimentos y elementos de limpieza e higiene.

    8. Mecanismos de control efectivo y no represivo. Se requiere disponer de personal y dispositivos de control efectivos de las medidas dispuestas, evitando apelar a amenazas de sanciones inaplicables, con actitudes que aporten en favor de corregir conductas para consolidar un comportamiento social responsable y solidario.

Todo esto requiere recrear el concepto de “comunidad organizada” que con unidad de mando convoca a distintas disciplinas, coordina acciones a la vez que monitoriza, ajusta y corrige el avance de la estrategia. 

Si construimos conciencia colectiva en favor de la Vida, seguramente en poco tiempo más podremos decir que pudimos hacer bien las cosas.

 

Ranking de tasa de mortalidad en el mundo al 19 de octubre de 2020




(*) CUESEB (Centro Universitario de Estudios Sobre Salud Economía y Bienestar - Universidad Nacional del Comahue) y Centro de Estudios de la Sociedad de Medicina Rural de Neuquén.
29/07/2016

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